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Cinco cosas que debes considerar antes de construir otra plataforma de lectura

El sector editorial siempre ha tenido un sesgo muy femenino

Marta Peirano

La Fundación Germán Sánchez Ruipérez, dedicada durante más de tres décadas a fomentar la literatura, acaba de lanzar su propia plataforma destinada a los amantes de esta disciplina, Lectyo. Una red social más que se suma al boom que está inundando el ámbito literario de los úlimos tiempos y que se suma a otras más conocidas como Anobii, Shelfari, Lecturalia y Goodreads. Sin embargo, muchas de estas propuestas que empezaron con espíritu romántico han sido devoradas por mastodontes bursátiles. El ejemplo más ilustrativo es el de Goodreads, con más de 25 millones de usuarios registrados, que empezó de una forma modesta hasta que fue comprada por el mercader de EE.UU, Amazon. En ese sentido ya entran en juego los intereses editoriales y no se esfuerzan en disimular su ánimo de lucro.

Lectyo ha querido alejarse de esta lacra, pero aún le queda mucho camino por recorrer. Leer, opinar, compartir y valorar son los pilares principales de toda buena plataforma online. Como en cada nuevo movimiento mainstream, el remedio radica en la diferenciación. Por eso te resumimos las cinco claves para impulsar una nueva biblioteca interactiva.

Piensa en pequeño. Amazon ha comprado Shelfari y Goodreads, Google tiene Google Books, las grandes editoriales tienen Bookish. El capital de los grandes jugadores es el catálogo; si compites con ellos en volúmen, perderás. Piensa en libros independientes, en libros hiperlocales, en libros especializados, en géneros. Busca el camino menos transitado, hay miles de nichos por explotar. Hay que intentar mantener el romanticismo de los círculos de lectores.

Piensa en horizontal. Google ha construído un imperio ofreciendo al usuario herramientas para hacer lo que el usuario quiere hacer. Bookish, la plataforma que Hachette, Penguin y Simon & Schuster pusieron en marcha para competir con Amazon y Goodreads, no funcionará porque no es una plataforma de lectura sino una tienda y su formato piramidal y no horizontal. La experiencia no es comprar los libros y vendérselos a otros usuarios sino leerlos.

Intégrate. iTunes no se comió (brevemente) el mercado de música digital por bonito sino por integrarse con el iPod y OSX como si fueran órganos del mismo cuerpo. Las plataformas que requieren mucho trabajo del usuario morirán de aburrimiento. Las que se introducen en sus gadgets como si siempre hubieran estado ahí, prevalecerán.

Fomenta la competitividad. El Fitbit te invita a superarte a tí mismo contando los pasos que das durante el día. Las estadísticas sobre cuántas páginas lees al día y cuántos libros has leído al año motivan al lector. Así mismo, plataformas como Kobo tienen su propia versión de propósitos de nuevo año. Tú te impones la meta y la red se encargará de informarte el progreso.

Usa bien los highlights. Las apps que te distraen mientras lees como Readmill no son para leer sino para recopilar datos de usuarios que se cotizan bien entre las editoriales. Mucho mejor las que esperan a que hayas acabado de leer (como findings.com, un Pinterest de citas), que complementan y afianzan la lectura. En este sentido resultan imprescindibles las redes sociales al uso, como Facebook o Twitter, que darán promoción y reclutarán simpatizantes para tu plataforma.

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