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Madres y padres, amor, abandono y sueños en el día dos del Festival de Málaga

Madres y padres, amor, abandono y sueños en el día dos del Festival de Málaga
Málaga —

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Málaga, 4 jun (EFE).- Dos jóvenes talentos, un argentino y una catalana, han presentado hoy en el Festival de Málaga dos de las cintas más prometedoras que optan a las Biznagas: “Ama”, de Julia de Paz, y “Karnawal”, de Juan Pablo Félix, ambas hilvanadas por la familia, el abandono y la huella que dejan padres y madres en los hijos.

Julia de Paz, catalana, 25 años, ha venido a Málaga para defender “Ama”, su primer largometraje, una película dura, directa, emotiva y sincera, que pelea con el concepto de la maternidad y la necesidad o no de las mujeres de tener que sacrificarlo todo por los hijos.

En una entrevista con Efe, De Paz ha contado que antes de rodar “Ama” hubo un corto que presentó como trabajo de final de carrera en la ESCAC -la escuela catalana de cine que el Festival de Málaga sigue con devoción-. En esa época, Julia “no estaba muy bien” y en esos días difíciles, su madre no la dejó sola un momento.

“Creamos un vínculo superfuerte. Pero ella siempre me decía: 'qué he hecho mal para que estés así', y yo le respondía que ella no había hecho nada mal. La cosa es que ese peso ella nunca se lo ha quitado de encima”.

Así, confiesa con cierta emoción, “'Ama' es mi forma de decirle: 'mamá, eres perfecta, lo haces lo mejor que sabes y ya está'; es que no hay una maternidad, hay mil maternidades”.

La película hace un seguimiento a una mujer muy joven a partir de una noche de juerga en la que, después de bailar y consumir todo tipo de sustancias en una discoteca, vuelve a su casa ya entrado el día para ser recibida por una niña pequeña (Leire Martín) que le da los buenos días sin inmutarse.

En medio, un salpicado de imágenes antiguas, tristes, casi violentas, que dejan un rictus serio a Pepa (impresionante trabajo de Tamara Casellas). Su amiga y compañera de piso ya no aguanta más el abandono de esa hija y las manda a las dos a la calle, a buscarse la vida.

EL “KARNAWAL” DEL ARGENTINO JUAN PABLO FÉLIX

De buscarse la vida entiende mucho el padre de Cabra (Martín López Lacci), un presidiario (Alfredo Castro) que lleva siete años sin ver a su familia y que justo el fin de semana que el chico va a competir en la final de un festival de malambo -un baile de gauchos de origen precolombino que simula el trote de los caballos-, aparece para llevar de viaje a él y a su madre.

Es el arranque de “Karnawal”.

“Este hombre es increíblemente duro y machista y, sin embargo, luchamos mucho porque fuera también un ser amoroso. El final me emocionó hasta las lágrimas”, ha dicho el chileno Alfredo Castro, que veía la cinta por primera vez en una rueda de prensa en el teatro Cervantes de Málaga, celebrada tras un pase de la película que el público aplaudió con ganas.

El bonaerense Juan Pablo Félix debuta también con esta cinta que se desarrolla en el límite entre Bolivia y Argentina donde la cámara busca las imágenes casi como si fuera un documental, siguiendo al chaval que trapichea para lograr unas botas con las que bailar y el pasaje del autobús que cruza la frontera.

“Yo, como Cabra -dice López Lacci, desplazado a Málaga desde el norte de Argentina, donde lo encontró el director- también haría lo que fuera por el baile”.

López Lacci es bailarín profesional, campeón nacional de malambo, pero no es actor; “donde yo vivo -cuenta el joven con una gran sonrisa en la cara- plata y vergüenza nunca hubo. Bailamos y ya, allá no existen los pijos, somos compañeros y sea como sea, después de tanto sacrificio, damos el espectáculo bien”.

Se metió en el proyecto con 14 años y ahora, con 18, señala Félix, “es lo contrario de lo que se ve en la película”.

Un chico metido para adentro, que apenas habla con nadie, probablemente, dice Félix, porque tiene poco que decir. El director desvela que esa misma disciplina del baile fue lo que le salvó a él cuando era un adolescente “igual de perdido que Cabra”.

Igual, se recrea en un maravilloso y colorido paisaje desértico donde los lugareños bailan disfrazados y celebran el carnaval; en medio, la historia de ese padre que tiene abandonado al hijo, de un novio de la madre al que sobra el chaval pero lo quiere, y una mujer que cruza esa línea de la vida en la que es joven y no.

En “Karnawal” (la voz en 'quechuañol' de carnaval), Félix se ha empeñado en “no ser moralista, ni juzgar”, pero reconoce que tiene mucho de autobiográfica.

Castro ha resaltado también la conmovedora mirada femenina de la cinta: “Son ellas las que trabajan, trafican, venden, los hombres ni existen”.

Cuenta el chileno el durísimo rodaje, “bajando 4.000 metros de altura, eso sí, rodando en lugares maravillosos, pero qué duro, para el equipo fue tremendo, con condiciones climáticas muy desfavorables, y complicado de comer y dormir”, recuerda entre risas.

Por Alicia García Arribas

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