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María Rodés: “En el siglo XV hubiese sido una bruja”

María Rodés: "En el siglo XV hubiese sido una bruja"
Madrid —

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Madrid, 3 nov. (EFE).- Nómada, curiosa, entregada “al embrujo de la música” y sin pareja ni hijos al llegar a la madurez. “En el siglo XVI hubiese sido una bruja”, pensó María Rodés cuando empezó a investigar sobre aquellas féminas del pasado silenciadas por su libertad e inquietud y a las que ha querido restituir en su nuevo disco.

“Quería quitarle a esa palabra la connotación negativa y darle la de mujer mágica o liberada, como en la historia ha pasado con los magos, que eran los sabios”, apunta la artista catalana en una charla con Efe a propósito de “Lilith” (Satélite K), su quinto álbum, ya en el mercado.

Su desarrollo no deja de tener algo de alquimia: empezó siendo un directo, después un sencillo, se iba a convertir en un EP y, a causa de la pandemia, que sobrevino cuando justo iba a grabarse, terminó con sus hechuras actuales de LP de 9 cortes “aprovechando esos meses de más”.

Todo partió de una publicación en el perfil de Instagram de Rodés (Barcelona, 1986) en el que sugería la posibilidad de hacer un trabajo a partir de las historias de brujas de su pueblo, Cabrera de Mar (Barcelona), en el Maresme, donde abundan este tipo de relatos.

“Había algo de introspectivo en ello”, dice al plantear las similitudes entre ella y aquellas mujeres sobre las que investigó ampliamente entre documentos históricos y otros más fantasiosos.

La idea pronto encontró eco en el programador del Festival de Arte Sacro, Pepe Mompeán, que le ofreció un marco privilegiado y muy apropiado para un concierto en 2019 en la sala de las Pinturas Negras de Goya en el museo del Prado y en la sala negra de los Teatros del Canal de Madrid.

El directo funcionó. Pronto empezaron a surgir más citas, lo que llevó a su responsable a grabar uno de los temas como sencillo para promocionarlas, y posteriormente el resto del álbum, que funciona con el aval de lo que ya ha sido probado en vivo.

“Siempre he pensado que los discos se tendrían que grabar después del directo, porque es cuando las canciones están mucho más rodadas y sabes lo que funciona y lo que no”, señala al respecto esta artista, que venía de publicar “Eclíptica” en 2018.

Frente a un concierto en el que todo sonaba un poco “más crudo” respecto a lo folclórico, en la grabación ha aprovechado para incorporar otros elementos de producción, “con pequeños y sutiles” detalles de electrónica, algo que quizá lleva a hablar de ella como artista “neo-folk”.

“Me gusta mucho esa etiqueta. Cuando empecé, sin saber muy bien qué era eso, de repente fui catalogada como cantautora 'indie'. No empecé con el folk hasta 'María canta copla' (2014) y abrí mi curiosidad hacia esa música por la ausencia de producción, que hace que suene más puro”, cuenta.

Su interés fue creciendo en una línea en la que ahora fusiona sus referencias anteriores con “esta nueva pasión” por lo folclórico que en “Lilith” se manifiesta por ejemplo en la aparición de una jota como “Seguramente fui yo”, uno de los grandes temas junto a otros como “Carta al diablo”.

“Habla de tu relación con tu propio lado oscuro, que suele estar muy reprimido, pero es sano tenerlo presente cuánto de diablo tienes tú también”, dice con sonrisa pícara.

La mezcla de pasado y presente es especialmente interesante en el cierre con “Les bruixes tornen”, la “más cinematográfica” de las canciones, construida a partir de un libro “muy misógino”, “Espill o Llibre de les Dones” de Jaume Roig, del siglo XV, “en el que habla de una cueva en la que se reúnen mujeres para hacer pactos con el diablo”.

“Utilicé parte de ese texto para darle la vuelta y presentarlas como mujeres libres; su título para mí significa además que aunque durante mucho tiempo nos han acallado, incluso nos han quemado, seguimos aquí”, explica.

De sus pequeños viajes por América (“Tierras que despiertan en mí también esa cosa mística”, apunta), Rodés incorpora al repertorio cortes como la cumbia “La extraña”, un rito chamánico de una curandera mexicana, María Sabina, que usaba en viajes alucinógenos con gente como los Beatles, Alejandro Jodorowsky y Aldous Huxley, o un poema de la argentina Alfonsina Stormi.

También “Recuerdos de Ypacaraí”, que ella conoció en la versión de Caetano Veloso. “Habla del embrujo de la música, que es lo que ha hecho que me dedique toda la vida a esto, el poder del canto para llegar al corazón de la gente”, suscribe.

Rodés tiene dos fechas (17 de noviembre en el Monkey Week de Sevilla y el 17 de febrero en el Auditorio Nacional de Madrid) para volver a presentar “Lilith” junto a su “aquelarre”: Isabelle Laudenbach (guitarra), Marta Roma (chelo), Marina Tomás (guitarra eléctrica) y Pep Pascual (percusión).

Javier Herrero.

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