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La memoria de las dictaduras en Bolivia pervive en el cementerio de La Paz

Fotografía del 1 de octubre de 2019 que muestra a estudiantes mientras realizan una representación junto al memorial dedicado al jesuita español Luis Espinal, en el Cementerio General de La Paz (Bolivia).

EFE

La Paz —

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El patrimonial Cementerio General de La Paz, con callejuelas atestadas de nichos, mausoleos, esculturas, murales y memoriales, resguarda una parte importante de la memoria boliviana sobre el nefasto periodo de las dictaduras militares en ese país entre 1964 y 1982.

Estas memorias son transmitidas a estudiantes de secundaria de colegios paceños en recorridos guiados por ese camposanto dentro de la iniciativa “Un día en el cementerio”, organizada por la Alcaldía de La Paz.

El objetivo es mostrar al cementerio “como un museo a cielo abierto, proponiéndoles a los profesores que sea un espacio didáctico alternativo”, explicó a Efe Ely Arana, una analista de la Unidad de Patrimonio Cultural municipal.

“Este año hemos decidido trabajar las dictaduras, porque hay espacios en los cuales se recuerda o se rememora a aquellas personas caídas durante la época de la dictadura”, comentó.

Según Arana, muchos jóvenes “desconocen este periodo de la historia de Bolivia”, por lo que se busca “sensibilizarles” sobre esa época, o que pregunten a sus padres si han vivido en esa etapa, si recuerdan “qué era un toque de queda, un estado de sitio o a los presidentes” de entonces.

El recorrido comienza detrás de la capilla del cementerio, donde los guías explican a los muchachos el contexto histórico de la época de las dictaduras militares en América Latina.

Les hablan, por ejemplo, del Plan Cóndor, que coordinó la represión a la oposición en las décadas de 1970 y 1980 por parte de los Gobiernos militares de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.

La siguiente parada es el mausoleo del exvicepresidente Federico Suazo, quien no fue parte del periodo de las dictaduras, pero el sitio es importante por las cuatro esculturas que le rodean y que representan la fe, la caridad, la esperanza y la justicia.

Virtudes que caracterizaron a los luchadores por la recuperación de la democracia en Bolivia, según destacan los guías municipales.

A medida que las delegaciones avanzan en medio de los mausoleos y nichos, los guías van explicando otros detalles de las dictaduras en Bolivia.

Como el periodo de Hugo Bánzer entre 1971 y 1978, “notorio por la violencia ejercida y su prolongado tiempo en el poder”, según recuerda un impreso repartido a los estudiantes por los guías.

Una huelga de hambre encabezada por la emblemática líder Domitila Chungara y otras esposas de mineros forzó la salida de Bánzer, pero aquello no bastó para restituir la democracia en el país.

Tras el de Bánzer sobrevinieron otros tres gobiernos militares de facto, uno de ellos el de Alberto Natush Busch, que aunque duró apenas 16 días, fue uno de los más cruentos en la historia boliviana con al menos un centenar de muertos y medio millar de heridos.

Fue sucedido por Lidia Gueiler, la primera mujer que gobernó Bolivia, pero que fue derrocada el 17 de julio 1980 por el militar Luis García Meza.

Aquel fue otro periodo oscuro por las numerosas muertes y desapariciones, sobre todo de líderes de izquierda como Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuyos restos aún no han sido hallados.

Uno de los episodios más violentos fue la llamada “masacre de la calle Harrington”, una operación de paramilitares que asesinaron en 1981 a ocho dirigentes del extinto Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Las víctimas de aquel suceso son recordadas en el Cementerio General en un memorial con dos enormes piedras, una con los nombres de los ocho fallecidos y la segunda con la leyenda “Morir antes que esclavos vivir”.

El lugar resalta, además, por un mural de unos 80 metros cuadrados, “Tiempo-memoria-muerte”, que muestra a tres personas sosteniendo velas en un fondo negro, pintado en 2018 por el uruguayo Theic en el encuentro de arte urbano que anualmente se realiza en ese camposanto por iniciativa municipal.

El recorrido continúa en otro memorial, el dedicado al jesuita español Luis Espinal, torturado y asesinado a tiros por paramilitares después de ser secuestrado en marzo de 1980 en La Paz.

Este suceso se inscribe en una ola de violencia perpetrada por allegados a los militares golpistas en ciernes del golpe de García Meza.

En el sitio aguardan estudiantes del colegio Hugo Dávila para poner en escena una obra teatral dedicada a Espinal y a otros luchadores por la democracia.

La visita termina en las tumbas de Espinal y de otro sacerdote, el oblato canadiense Mauricio Lefebvre, que murió acribillado en agosto de 1971 al ir a socorrer a las víctimas del golpe de Estado de Bánzer.

Las visitas guiadas al Cementerio General concluyen este viernes, en la quinta versión de esta iniciativa, que esta dedicada al pasado oscuro de la dictadura.

Gina Baldivieso

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