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La moda infantil española viste al mundo

La moda infantil española viste al mundo

EFE

Madrid —

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¿Por qué los pequeños príncipes europeos visten moda española? Porque tiene “calidad, diseño y tradición”, pilares de una industria que goza de prestigio, y hoy es referente mundial, a pesar de las nuevas exigencias del mercado, el cambio en los hábitos de consumo o el aumento de las colecciones anuales.

Desde Leonor de Borbón, Princesa de Asturias, hasta Amalia de Holanda, pasando por Jorge y Carlota de Cambrigde, muchos futuros herederos al trono lucen sello español en sus vestimentas, prueba de que la moda infantil española abandera el prestigio y el buen hacer.

“La ropa de niños está valorada, tiene calidad, diseño y una larga tradición”, asegura Eduardo Zamácola, CEO de Neck&Neck y presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (ACOTEX) durante el desayuno “60 minutos de moda con EFE Estilo” en colaboración con la Asociación de Creadores Moda de España (ACME).

“Su prestigio y presencia fuera de nuestras fronteras es mayor que la de adulto”. La moda infantil es “sinónimo de calidad” en el mercado exterior, puntualiza el diseñador Fernando Lemoniez, alma máter de la firma “Señorita Lemoniez”, que cuenta con tres años de vida y siete colecciones.

Este mérito se traduce en un incremento de ventas en España y en el mercado internacional. “La industria española de moda infantil ha registrado durante el 2015 un incremento de ventas de un 5 por ciento”, desvela Zamácola, que asegura que con la crisis se ha evolucionado en la rapidez de la distribución, en la relación calidad-precio o en la venta online. “Hemos abierto los ojos”.

El aumento de las ventas va ligado a las redes sociales. “Si tienes un éxito viral, aunque la marca no sea conocida, te posiciona en el mercado, pero evidentemente, lo ideal es tener detrás una marca consolidada”, explica Tristán Ramírez, consejero delegado de Agatha Ruiz de la Prada, quien durante el desayuno informativo ha defendido la estrategia online como “imprescindible”.

Aunque internet ofrece grandes facilidades, el consumidor, debido a la crisis, ejerce una compra más racional, más contenida, pero, a la vez, exigente. “Los clientes piden más de dos colecciones anuales, quieren prendas de calidad y que les sirva para cualquier época del año”, opinan los tres empresarios.

Entre esas exigencias, también están presentes las tendencias, que han cambiado. Si antes se llevaba al pequeño igual que la madre o el padre, ahora se impone vestir a los niños “de niños”, no como adultos, “la infancia, en materia de moda, son ocho años”, puntualiza Zamácola, quien asegura que “las madres son quienes eligen las prendas”.

Para Ramírez, hijo de la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, pionera en exportar la moda española por el mundo, muchas madres visten a sus hijos con la intención de decir “algo”, con prendas que ellas “no se atreverían” a lucir.

Salvo firmas muy especializadas, que trabajan piezas exclusivas, destinadas a ceremonias, el gusto por los detalles artesanos en el diseño infantil se ha reducido, tanto por tendencia como por carestía.

Según Lemoniez, “la artesanía encarece las prendas y su valor se ha depreciado en prendas con un periodo de vida corto”, a veces maltratada por los juegos y la inconsciencia de los más pequeños.

La moda española se consume y se exporta. La firma Señorita Lemoniez se vende en tiendas multimarca de Estados Unidos, Europa, Israel, Kuwait, Australia o Corea del Sur. “Exportamos el 90 por ciento de nuestra producción”, asegura Soledad Romero, ejecutiva de cuentas de la marca.

Neck&Neck, que ha reducido sus franquicias de 68 a 14, apuesta por asentar su marca en el exterior con socios locales en Portugal, Italia, Reino Unido, Emiratos Árabes, Tailandia, Guatemala o México, entre otros países. “Nuestro próximo reto está en ampliar negocio en Latinoamérica, pero vamos con cautela”.

Latinoamérica precisamente es un mercado donde Agatha Ruiz de la Prada está afianzada y sigue creciendo con tiendas propias y alianzas locales, igual que en Japón.

Su próximo objetivo es mejorar la experiencia de compra online: “Adaptar la web al teléfono móvil para vender sin tanto intermediario”, explica Ramírez, quien asegura que el futuro pasa por “comprar a base de clic”.

La moda infantil española tiene un ADN “arraigado”, asegura Zamácola, aunque reconoce que aún hay retos a los que enfrentarse, como la integración de los pequeños talleres en el tejido industrial.

Una de las principales fórmulas sería revitalizar oficios olvidados como costureras, patronistas o cortadoras que, bien por ausencia de relevo generacional o a consecuencia de la crisis, se han visto mermados.

Estos tres empresarios apuestan, entre otras cosas, por crear continuidad en la producción de moda, fuera de ciclos estacionales y colecciones puntuales, como han venido imponiendo las grandes cadenas “fast fashion”, causantes también de los cambios en los hábitos del consumidor.

“Lo ideal sería alargar la producción durante todo el año, sin picos puntuales, nutrir las épocas valle”, explica el presidente de ACOTEX, en esa idea de fomentar el empleo y consolidar industria.

Carmen Martín e Inmaculada Tapia.

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