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Diez razones para amar a Neil Young (y diez razones para odiarle)

Neil Young, inconfundible

Patricia Godes

La intensidad de sus interpretaciones y su desprecio a los presupuestos comúnmente aceptados sobre cómo debe comportarse una estrella de rock definen la trayectoria de una de las leyendas vivas de la era del rock. Neil Young puede estar orgulloso de sus 50 años de carrera discográfica pero, sobre todo, del cariño y devoción que inspira en sus fans. A diferencia de los de otras figuras, los seguidores de un artista tan atípico como él saben aceptar sin rechistar sus contradicciones y sus ocurrencias.

Para celebrar su próxima visita a España, vamos y recorrer su carrera a través de una selección de sus aciertos y sus errores.

10 razones para adorar a Neil Young

1. Neil es fiel a sí mismo en todo momento, a su pasado y a su personal estilo. Sabe mantener contentos a sus fans y, sobre todo, a los críticos que saben siempre a qué carta quedarse con sus discos y conciertos.

2. También sabe evitar encasillarse con sus frecuentes ejercicios de estilo, algunos magistrales y en todo caso sorprendentes, concienciados y motivados: tecno (Trans, 1982), rockabilly (Everybody's Rockin', 1983), country (Old Ways, 1985), R&B (This note’s for you, 1989), ruido (Arc, 1991), etc.

3. Neil es un señor mayor, grandullón (1.83) y poco ágil (sufrió polio de niño y tiene la espalda lesionada), que lleva camisas de cuadros y que aparentemente nunca se ha esforzado en cultivar una imagen, pero es obsesivamente fiel a su estilo. Él fue el primero que llevó los vaqueros apedazados y el primero que llevó las camisas por fuera.

4. Es un gran especialista del sonido que le basta escuchar su guitarra para adivinar el voltaje del local donde actúa. Neil fue el primero que condenó el sonido digital cuando todo el mundo se chupaba el dedo y llegó a publicar artículos en contra. Nunca ha caído en la trampa de las superproducciones, llegando al extremo de editar un álbum (A Letter Home, 2014) grabado en una cabina de grabación como la que había antiguamente en la Estación de Atocha.

5. Una parte importante de su sonido cálido y aplastante se debe a su cuidadosa selección de guitarras, sobre todo eléctricas: su Gibson Les Paul negra de 1953, la famosa Old Black y su inconfundible Gretsch White Falcon de finales de los 50. Neil es un gran partidario de las guitarras y amplificadores antiguos desde mucho antes de que se pusiese de moda.

6. Entre otros proyectos solidarios, Neil es uno de los fundadores de Farm Aid, campaña anual para recoger fondos para los campesinos necesitados. También es el principal mecenas de The Bridge School -que fundó su segunda esposa, Pegi, en 1987- para niños con parálisis cerebral como sus dos hijos mayores.

7. Su compromiso con el medio ambiente le motiva a financiar la investigación de coches eléctricos, y ha transformado su Lincoln Continental de 1959 para la utilización más provechosa del combustible. Dicho proceso constituyó la inspiración del álbum Fork in the Road (2009) y todo el proyecto será objeto de un futuro documental.

8. Políticamente, Neil no se anda por las ramas y en 2006 grabó un álbum de canciones contra la Administración de Bush (Living With War) incluyendo un tema tan explícito como Let’s Impeach the President. Y, aunque se ha utilizado con diversos objetivos más o menos perversos, su canción Rockin' in the Free World de 1989 era una crítica contra el Gobierno del primer Bush.

9. Al contrario que otras estrellas del rock, Neil no elige el repertorio de sus directos para promocionar su último álbum y su selección solo obedece a lo que le apetece tocar en cada momento. Los asistentes a sus conciertos suelen recibir agradables sorpresas.

10. Las canciones de Neil tienen vida propia y no son meras producciones de estudio que acaban y terminan en el disco. Cambia letras, cambia títulos, hace versiones acústicas, versiones eléctricas, añade solos interminables, publica sus maquetas y todas las versiones en vivo que le vienen en gana.

10 razones para cogerle manía

O simplemente para conocer otra cara de una figura fascinante y nada convencional.

1. Neil fue el introductor de la figura del cantautor self-pity. Junto con el monopolio de la sensibilidad y el privilegio de la sinceridad, la autocompasión es uno de los trazos que caracterizan al cantautor contemporáneo. Neil definió muy bien el rango de acción de la autocompasión musical en su primer e inconmensurable álbum de 1969 y lo perfeccionó en Time Fades Away de 1973: “I wore white bucks on my feet when I learned the golden rule. The punches came fast and hard lying on my back in the school yard” (Don't Be Denied, 1973).

2. Sus letras han sido muchas veces cuestionadas desde distintos puntos de vista. El arreglista, productor y pianista Jack Nitzsche declaró a Crawdaddy en una célebre entrevista de 1974 que sus letras eras pretenciosas y bobas: “¿Cómo se atreve nadie a escribir: ”Someone and someone were down by the pond looking for something to plant in the lawn“ (Words, 1972).

3. Neil dijo sobre sí mismo a la revista Guitar World: “Me he oído tocar y doy asco”. Los que le admiramos pensamos que su pasión descontrolada le hace olvidar la técnica y perder la compostura. En cambio, los que le odian le llaman rey de una cuerda y maestro de una sola nota. Pero todos los que cogen por primera vez una guitarra tienen que agradecerle el incomparable estímulo de poder imitar instantáneamente el histórico solo de Down by the River.

4. Neil intenta periódicamente reproducir su inolvidable Harvest (1972) y para muchos de nosotros nunca lo logra: Comes a Time (1978), Old Ways (1985) Harvest Moon (1992) y Prairie Wind (2005) tienen su gracia pero no se pueden comparar con el original. Por algún extraño motivo, es incapaz de volver conseguir la mágica mezcla funky y lastimera de su único número 1.

5. Después de reconocerse a sí mismo y a los de su generación como dinosaurios demasiado grandes, en 1979, Neil quiso confraternizar con el punk con las dos versiones -Hey Hey, My My (Into the Black) y My My, Hey Hey (Out of the Blue)- de un tema equívoco y escurridizo. En ambas nombra a Johnny Rotten. Las carcajadas del aludido debieron oírse hasta el mismísimo Broken Arrow Ranch.

6. La autocomplacencia de Neil es evidente. Ha cambiado letras y títulos, se olvida de interpretar en directo sus mayores hits, edita álbumes comercialmente incomibles, publica valientemente todo lo que encuentra en su garaje. Ejemplos: la banda sonora de Journey Through the Past (1973), el álbum Living with War: In the Beginning (2006) o los interminables Archives que empezó a editar en los 2000.

7. Como consecuencia, Neil ha sido objeto de denuncias judiciales como la que le puso en 1983 su propio manager, David Geffen, por editar discos poco representativos de su estilo como Trans y Everybody's Rockin'. En 1988, Neil bautizó con toda frescura su nuevo proyecto como The Bluenotes, variación del nombre de un conocido grupo de soul. Inevitable que el líder de los originales Harold Melvin & The Blue Notes le llevase a los tribunales.

8. Otra consecuencia es su prolífica discografía, tan excesiva como la de Prince aunque más expandida en el tiempo: 41 álbumes más tres bandas sonoras y una indeterminada colección de discos grabados pero no editados que parece que verán la luz en algún momento dentro de las distintas series de sus Archives.

9. Después de décadas en primera línea, Neil parece haber perdido el contacto con la realidad de la música. Su Pono Player, anunciado como el mejor reproductor de música digital de alta resolución, es simplemente un reproductor de FLAC con forma de Toblerone. Neil estaba tan entusiasmado que incluso llegó a hacer entrevistas promocionales en televisión, lo que no hace por sus discos. Pero el Pono no ha podido competir con la nueva generación de lectores de audio digital de alta resolución made in China, baratos y minúsculos, y ha sido un pequeño fracaso.

10. A pesar de su primera reacción de disgusto, Neil ha permitido que Donald Trump utilice Rocking in the Free World como sinfonía de algunos actos de su campaña. “No me gusta la idea por su misoginia y su racismo”. Pero, “una vez editas la música, todo el mundo puede utilizarla para lo que quiera”, ha tenido que reconocer el músico.

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