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ENTREVISTA | Maria Arnal

“Las fosas comunes están doblemente silenciadas porque la muerte ya de por sí es un tabú”

Maria Arnal i Marcel Bagés

Luis J. Menéndez

Maria Arnal responde a esta entrevista en un punto indeterminado de la meseta, en pleno trayecto de tren. El nomadismo en su caso se ha convertido en una constante desde la publicación el pasado mes de abril de 45 cerebros y 1 corazón, primer disco de un proyecto al que dan nombre sus dos protagonistas: María, por supuesto, y también el guitarrista Marcel Bagés.

Perseguimos esta entrevista durante varias semanas, pero hasta este momento resultó imposible encajar las piezas para que se llevase a cabo. Tal es la vorágine en la que el dúo se ha visto inmerso, consecuencia de la repercusión de un debut emocionante en el que tradición y modernidad, ética y estética se dan la mano.

Situémonos para empezar. ¿Cuál es el bagaje y de dónde surgen Maria Arnal y Marcel Bagés?

Marcel y yo nos conocimos hace poco menos de tres años porque nos presentó Marc Sempere Moya del colectivo Compartir Dona Gustet, con el que yo estaba trabajando. En ese momento yo empezaba a tener un poco de repertorio, que ya se basaba en la idea de trabajar con grabaciones de campo y textos populares a los que modificar la letra, y necesitaba a un guitarrista con un rango muy amplio de sonoridad.

Marcel por su parte tenía un grupo de rumba en su pueblo, pero ha escuchado muchísimo indie, mucho rock... Es curioso porque yo no venía del mundo de la música, estudié traducción y literatura y trabajé en un teatro durante muchos años. Cantar he cantado, pero nunca pensé que me dedicaría a esto.

Pero ¿se había subido a un escenario antes de este proyecto?

No, no. En mi familia mis hermanos y mi padre también tienen muy buena voz. Mi teoría es que las personas tenemos todos muchísimo potencial, y lo único que nos falta es confianza para salirnos de la idea preconcebida que tenemos sobre cómo deben ser las cosas. El caso es que yo estaba haciendo una serie de colaboraciones con el Compartir Dona Gustet, que trabaja las ideas de la tradición oral, las licencias libres, etc. y a partir de ahí empecé a trabajar con Marcel en una serie de archivos de Alan Lomax y la Fonoteca de Materials que había descubierto. Ahí había ya mucho de lo que contiene el proyecto ahora.

¿Están sorprendidos de la acogida que está teniendo el disco?

Claro. Hemos tenido suerte desde el primer concierto que hicimos en la calle Pescadors, en unas fiestas que organiza un grupo de mujeres muy luchadoras, muy potentes, que llevan haciendo esto de forma autogestionada desde hace un montón de años. Poco a poco hemos ido creciendo, siempre apoyados por nuestro círculo cercano de gente en Barcelona. Pero ahora lo que estamos viendo es que agotamos las entradas y viene gente que no conocemos. Es un momento muy especial porque vemos que el proyecto va creciendo, se entiende la propuesta y la gente aprecia todo el contenido y las capas que proponemos. Y se agradece, claro, porque le estamos poniendo mucho esfuerzo y mucha pasión.

El disco está teniendo una gran acogida fuera de Cataluña. ¿Cree que 45 cerebros y 1 corazón tiene un ADN netamente catalán, más allá del puntual uso del idioma en determinadas canciones?45 cerebros y 1 corazón

Es que, más allá de la lengua, lo que el disco expresa es una manera de relacionarse con el mundo. El título por ejemplo necesariamente debía estar en castellano, porque hace referencia a las fosas comunes del franquismo y eso nos toca a todos. Nuestra lengua es el catalán, pero mis abuelos era de Murcia y de Aragón, mis bisabuelos de Granada, de Almería, Extremadura... Y trabajamos con grabaciones de campo de todo el territorio nacional.

El álbum está cargado de textos ajenos: de Héctor Arnau, Ovidi Montllor, Joan Brossa, Vicent Andrés Estellé y vuestro amigo Marc Sempere Moya. ¿Cuál es la línea invisible que los conecta a todos ellos?

Lo principal es que todos son temas que nos gustan y nos interesan por lo que comunican. Además son textos que nos permiten adaptarlos desde nuestro propio código. También hay una visión de conjunto: mientras unos son muy crudos y vitalistas otros expresan el deseo y la pasión, pero en global todos reflejan el momento que estamos viviendo Marcel y yo.

La muerte está muy presente en el disco.

Sí, porque hablar de la muerte es hacerlo de la vida, siempre va de la mano. Ball Del Vetlatori es la primera canción que Marcel y yo interpretamos juntos, y es una canción que habla del duelo a partir de un ritual que se solía celebrar cuando fallecía un niño. Es un fandango tradicional que canta Pep Gimeno “Botifarra”, un cantaor valenciano al que admiro mucho, y posteriormente yo le he añadido letra. La canción se refiere a un velatorio que se hacía con canciones y bailes, que demuestra que el paso de la vida a la muerte puede plantearse de forma muy distinta a aquello en lo que se ha convertido hoy día, que casi puede decirse que es un negocio.

Además, la muerte es algo que nunca pasa de moda [risas], todos tenemos que pasar por ella. Es curioso que ésta fuera la primera canción que nos unió a Marcel y a mí, porque tanto él como yo hemos vivido durante nuestra adolescencia experiencias muy bestias de familiares muy cercanos que murieron inesperadamente, cuando 'no tocaba'. Y es algo que ha estado muy presente en el disco.

Por ejemplo, siempre cantamos Ball Del Vetlator y a continuación A la vida, porque creemos que son canciones que hablan de lo mismo, de una manera de apostar por la vida a pesar de la muerte. Por otro lado uno de los temas principales de nuestro trabajo es el pasado, y ¿qué pasado no es a la vez muerte?

Lo que ocurre es que nosotros no nos quedamos con esta idea estética y romántica del pasado y de la muerte. Para nosotros el presente puede ser mucho más potente si somos capaces de enfrentarnos cara a cara a lo que ha ocurrido en el pasado. Cosas tan bestias como lo de las fosas comunes, que es como si estuvieran doblemente silenciadas, porque la muerte ya de por sí es un tema tabú... Por eso quisimos titular así el disco, para que en cada entrevista nos lo tuvieran que preguntar.

¿Es una decisión, la de titular así el disco, que surge antes o después de terminarlo?

Al terminarlo. Aunque las canciones hablan de cosas distintas había un tema que lo hilaba todo, que es el tema de la memoria. No memoria histórica, que la gente se piensa que es un disco sobre la memoria histórica. Teníamos esta canción, 45 cerebros Y 1 corazón, y al final se impuso este título por esos motivos que te explicaba, aunque barajamos también otros que hacían referencia a otras canciones.

Me llama la atención eso que dice sobre el riesgo de que se malinterpretara el título y hasta el disco al completo como una referencia a la memoria histórica, una de las cuestiones que más debate genera en la sociedad española actual.

Sí, pero el debate no es un problema. Simplemente que cuando hablamos con la prensa sobre el disco nos parece importante dejar claro que el tema de esta canción en concreto no lo comparten el resto de canciones del disco.

En los últimos tiempos se está produciendo un intenso debate sobre la música popular, un debate cargado de componentes ideológicos. Niño de Elche habla también de ello en el texto que ha escrito para el libreto del disco. Por eso querría preguntarle qué significado tiene para usted lo popular y, más concretamente, la música popular.

Para eso tengo una respuesta muy divertida [risas]. Con Compartir Dona Gustet hemos hecho muchas entrevistas, sobre todo Marc, y uno de esos encuentros sale en el libro de Niño de Elche No comparto los postres. En esa reunión un amigo nuestro, Fernando Paniagua (programador del Ateneu Popular 9 Barris de Barcelona), decía que para él la música popular es música... 'copular'. Me parece muy divertido ante la complejidad de definirlo, con todas las capas políticas que le puedes añadir. Por nuestra parte sí que tenemos la intención de proponer un vínculo con los temas que tratamos y la manera que tenemos de entender la música.

¿Y cómo se resuelve el conflicto entre la exposición de lo íntimo -que también está muy presente en vuestra música- y la apelación al “nosotros” comunitario a la hora de hacer canciones?

Es que yo no vivo un conflicto en ese sentido. Para mí esas dos posiciones pueden estar juntas al servicio de algo, para contar algo que contenga esas dos cosas. Porque la intimidad es un valor que compartimos todas las personas y en el “nosotros” también existe una intimidad. Sería esta idea de que lo personal es político. El duelo, sin ir más lejos puede ser político.

¿La música es interacción?

Sí, claro

¿Y cómo rompen Maria Arnal y Marcel Bagés ese muro con el público que les observa pasivamente?

Aquí hay varios factores. Por un lado nuestro formato de directo es un dueto, un formato muy crudo que nos permite acercarnos a la gente, porque todo es inmediato, sencillo. Luego hay que tener en cuenta el tipo de conciertos que hacemos: normalmente buscamos lugares más recogidos con los que nos sentimos muy próximos a la persona que tenemos delante. Además entre canción y canción interpelamos al público, a veces les hacemos cantar o incluso me pongo a bromear con ellos. En la medida en que el disfrute del público depende de mí yo intento trabajar eso.

Supongo que estará también de acuerdo con la idea de que la música es o puede ser un arma política.

Todo puede ser un arma política.

¿Tiene la sensación de que la ha utilizado como arma política en este disco?

Sí, como una herramienta que nos permite hablar de una manera de vivir y estar en el mundo, de tratar cuestiones incómodas e interpelar a la gente para que vayamos juntos hacia otro lugar.

¿Están conectados usted o Arnal con el activismo político?

Sí, yo sí, claro, claro. Compartir Dona Gustet para mí es activismo. Y en mi barrio, Poble Sec, he estado muy vinculada al movimiento okupa. También soy muy amiga de gente de la PAH, tengo amigas en Barcelona En Comú también y en general con la gente que está moviéndose. Y sobre todo el trabajo en los barrios: lo que te decía antes de la Barceloneta...

Casi todos los músicos con los que hablo coinciden en que la música ha perdido la posición transformadora y central que tenía hace décadas. ¿Está de acuerdo?

Creo que eso es algo que está ocurriendo en general con todo. Cada vez las cosas se vuelven más superficiales, pero depende de nosotros que no sea así ¿no? Para mí, al mismo tiempo, suceden cosas increíbles como que Ada Colau sea alcaldesa de Barcelona. Creo que esa percepción depende mucho de tu propia capacidad para poner en valor cada cosa.

Yo te puedo hablar por ejemplo de la primera vez que vi a Niño de Elche y directamente flipé, me encantó. O la primera vez que vi a Kate Tempest: para mí hay un antes y un después de ese concierto, una propuesta muy política y que musicalmente me fascina.

Vamos a ver, es innegable que hay una inercia y una deriva en este mundo que nos lleva hacia cosas superficiales, a la estética vacía de contenido. Pero si la propia persona que lleva a cabo el discurso artístico te dice que el pasado fue mejor... vaya mierda, ¿no? Eso es tanto como limitar tu propia capacidad y la de la gente que te rodea.

En alguna entrevista han asegurado también que “todo está creado por todos”.

Nosotros partimos de esa idea del Creative Commons, creemos en las contribuciones particulares al saber colectivo. Y nos gusta poner en valor eso que desde hace unos siglos parece que ha perdido la batalla frente a la publicación original.

Por eso quería saber, ¿en que creaciones clásicas se reconocen María i Marcel?

Nosotros entendemos la tradición casi como si fuera una práctica, la posibilidad de que cada cual añada su propia aportación. Por ejemplo, lo que nosotros hacemos lleva haciéndose desde siempre. Cuando yo escucho a un hombre hacer su particular canto de trabajo yo desconozco si se lo ha inventado sobre la marcha, si se lo cantaba su madre o su bisabuelo. Lo único que es seguro es que igual no lo va a cantar.

Esas canciones son las que nos han servido de referencia, porque además tienen una autoría colectiva. Esto es algo que ha hecho Ovidi Montllor y toda la gente que durante la Transición trabajaba con materiales de tradición oral. Y por otra parte en lo musical dentro del disco hay muchas referencias que tal vez no son evidentes. Por ejemplo, en el disco un referente clave que soy consciente que desde fuera no se entiende es el disco de Kate Tempest. O Arca, Niño de Elche,...

¿Cómo se presenta el futuro inmediato para Maria Arnal i Marcel Bagés?

Tenemos un montón de conciertos, y me hace mucha ilusión ir a tocar a Portugal, porque yo estuve viviendo en Lisboa de los 20 a los 23 y asistía como público a este festival, el Festival Musicas do Mundo de Sines. Tocaremos mucho en pueblos pequeños. Y nuestra idea es al mismo tiempo que vamos haciendo estos conciertos, adaptando el concierto al lugar en el que tocamos, continuar con nuestra dinámica de ir componiendo canciones e incorporándolas al repertorio.

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