De la pionera de la electrónica a la nueva generación del trap, en Sónar Día

El trap femenino y provocador de la catalana Bad Gyal ha compartido franja horaria con la atmósfera envolvente de la veterana Suzanne Ciani en la segunda jornada de Sónar Día, que empezó el miércoles con Björk reivindicando el papel de la mujer en la electrónica y ha seguido hoy en la misma línea.

Mientras los entendidos y el público más exigente seguían con atención las evoluciones sonoras de la pionera italiana y su magistral uso del sintetizador Buchla sin teclado, los más jóvenes entraban en masa en el escenario de Bad Gyal, donde lo de menos era el sonido.

De hecho, el concierto de esta joven de 20 años ha sonado bastante mal, a pesar de que la cosa no tenía mucha complicación, porque se trataba de lanzar frase provocativas con la voz distorsionada sobre bases rítmicas sencillas.

Pero la calidad sonora no es lo más importante en los conciertos de esta cantante, que se ha convertido en el fenómeno más comentado de la tarde del Sónar, con la sala llena hasta arriba de un público entusiasta, que se sabía las canciones, bailaba sonriente y agradecía con silbidos los movimientos de caderas de la intérprete.

Bad Gyal ha aparecido sobre el escenario con un pantalón que dejaba totalmente al descubierto el tanga que llevaba debajo y que le ha permitido ilustrar con movimientos la letra de su canción “Despacio” en la que dice que “sólo tengo que mover la cola”.

En esta misma canción canta “házmelo despacio, dale hasta abajo, soy independiente, yo tengo trabajo”, en una nueva forma de empoderamiento femenino que cuesta de entender a las feministas de la antigua escuela porque va acompañado de una estética cercana a los vídeos latinos o afroamericanos más machistas.

La diferencia es que Bad Gyal está en el medio del escenario, no es la corista de nadie y ha subido como la espuma por méritos propios, tras colgar sus vídeos en youtube.

El éxito le ha llegado en apenas un año y ella misma parece que no se lo acaba de creer: “¿Qué pasa peña?. Esto está petao. ¡Esto es muy heavy tío!”, ha dicho tras cantar su 'hit' “Independiente”.

Mientras, en el SonarVillage, el público intentaba bailar bajo el sol abrasador al ritmo de Roosevelt, una banda de pop que, curiosamente, resultaba más convencional que su público.

Ser convencional no es una virtud en el Sónar, donde los visitantes lucen imaginativos tatuajes, pelos de colores y buen rollo, y no tienen reparos en ponerse un sombrero con forma de sombrilla si hace calor o dormir en cualquier esquina si tienen sueño, y la combinación de cerveza y calor provoca mucho sueño.