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La provocación de Kapoor, “enfant” terrible de la forma, llega a Portugal

La provocación de Kapoor, "enfant" terrible de la forma, llega a Portugal

EFE

Oporto (Portugal) —

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Considerado como el “enfant” terrible de las formas y colores del arte contemporáneo, el indo-británico Anish Kapoor presenta ahora sus provocativas propuestas para repensar el mundo en el Parque Serralves de Oporto, que acoge su primera exposición en Portugal.

Kapoor (Bombay, 1954) presenta en tierras lusas un tema tan clave para él que se ha convertido en su marca ante el mundo: la obsesión con dar la vuelta a la perspectiva y explorar espacio y las formas hasta deconstruirlas, si es posible causando en el proceso polémica estética.

“Estoy interesado en la idea de los objetos raros, no agradables”, admite el artista, inesperadamente tímido a la hora de describir sus obras.

Para tentar por primera vez a Portugal ha seleccionado cuatro esculturas que Serralves distribuye por sus imponentes jardines, 18 hectáreas catalogadas como monumento nacional luso, que se completan con más de 50 maquetas ya dentro del edificio, todo realizado con colaboración de la Fundación La Caixa.

La muestra integra obras ya expuestas en Londres y Nueva York, como el enorme espejo cóncavo “Sky Mirror” que pone la tierra abajo y el cielo arriba, o nunca antes vistas, como “The Bird Caller”, una enorme base en forma de espiral desde la cual una vez por semana se llamará a las aves.

“Es algo fútil, pero creo que es muy bonito, llamar a las aves es un proceso muy bonito. Puede que nada pase, que las aves no vengan, pero amo precisamente la idea de que no haya respuesta y no lleguen”, comentó el artista durante la presentación de la exposición.

Se trata entonces de representar el intento de comunicación con los representantes del cielo, y a través de ellos a los dioses, una idea tan monumental como sus propias estructuras.

“La escala es parte del lenguaje de las esculturas, y creo que necesitan ser tan grandes como sea posible, sin remordimientos ante lo monumental”, justifica Kapoor, que admite, entre risas, que no sabe cómo hacer sus obras más pequeñas.

Tampoco cómo rehuir la relación entre el cielo y la profundidad de la tierra, que no solo explora con su “Sky Mirror”, sino con “Descent into Limbo”, un cubo en cuyo interior el visitante encuentra un “agujero negro”, pero porque así se le indica, ya que no existe sensación de profundidad en este hoyo azul oscuro.

Se trata de una técnica que explora desde hace años con el “vantablack”, el tono de negro más oscuro del mundo, que elimina las formas ante el ojo humano, y cuyos derechos compró Kapoor para usar en exclusiva.

El episodio le consagró entre sus colegas como “enfant” terrible, una circunstancia que esquiva en esta muestra en los jardines de Serralves, donde además proyecta construir una obra permanente, que asemeja una ola gigante a punto de atrapar al visitante.

El proyecto estará concluido este mismo otoño, según avanzaron los responsables de la institución, pero se puede ver ya entre el medio centenar de maquetas que ha trasladado desde su estudio a Oporto, elaboradas en barro, plástico y madera.

La ruta portuguesa de Kapoor en los jardines se completa con la pieza “Sectional body preparing for monadic singularity”, otro cubo, este en rojo, atravesado por tubos para asemejar la piel y la membrana entre el cuerpo y el mundo; la enésima prueba de que en el universo del indo-británico no se puede “esquivar” al cuerpo.

Serralves repasa así, entre esculturas y maquetas, cuarenta años de profusa producción del artista, residente en Londres y conocido mundialmente desde los ochenta, cuando dejó claro que lo preestablecido en cuanto a forma y color se puede echar por tierra.

Prueba de esta reflexión son sus conocidas piezas “Cloud Gate”, realizada en 2004 para el Millennium Park de Chicago, en Estados Unidos, o Leviathan, hecha en 2011 para el Grand Palais de Paris.

La exposición en Serralves se inaugura oficialmente hoy y podrá verse hasta el próximo enero.

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