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El camino del peregrino nuclear

La nube en forma de hongo desplegada por una prueba nuclear

Pablo G. Bejerano

Madrid —

Hiroshima y Nagasaki son los dos nombres que todo el mundo relaciona al instante con la bomba atómica. Las únicas dos veces en que esta arma se ha empleado en un conflicto bélico, pero hay otros muchos nombres, como Semipalátinsk, Lop Nor o Bikini,  asociados a la carrera por el armamento nuclear.

Ya que el Proyecto Manhattan, en el que se cocinaron las bombas de  y Nagasaki, junto con la prueba en el desierto de Los Alamos, va a tener su propio Parque Nacional Histórico, conviene hacer un repaso a otros de los lugares ligados a la investigación de la bomba nuclear.

Preludio atómico

Antes de sumergirse de lleno en los estallidos atómicos, el peregrino nuclear –caso de que haya alguien quiera autoproclamarse así– puede empezar su recorrido en la localidad alemana de Peenumunde. Un pueblo costero en el noreste del país, cerca de la frontera con Polonia, que albergó durante el régimen nazi un centro de investigación militar. En este agradable pueblo pomerano se desarrollaron las bombas V1 y V2, los primeros cohetes, un tipo de armamento que más tarde se integraría con las bombas atómicas para dar lugar a los misiles nucleares.

Sin salir de Alemania, y también visitable, está la isla de Heligoland. Siguiendo por barco y en línea recta la desembocadura del río Elba damos con este par de islotes habitados, que una vez terminada la Segunda Guerra Mundial sirvieron al Imperio Británico de cementerio militar (pero no de personas sino de armas). En 1947 tuvo lugar allí la explosión no nuclear más potente de la historia hasta la fecha (solo superada cuatro décadas más tarde por una prueba de Estados Unidos). Reino Unido trató de hundir la isla haciendo explotar miles de toneladas de munición sobrante de la guerra. No lo consiguió. Poco después la isla volvió a manos alemanas y sus antiguos habitantes pudieron regresar para reconstruirla.

Tras el humo de los primeros ensayos

A la detonación de la primera bomba atómica siguieron las dos que cayeron sobre Japón. Y después las pruebas se han sucedido durante todo el siglo XX. Ni que decir tiene muchos de estos sitios no están accesibles y mucho menos se han convertido en imanes turísticos. Pero si el peregrino nuclear pudiera viajar donde quisiera la primera parada tal vez serían las Islas Marshall. Allí, en el atolón Bikini, se arrojaron algunas bombas como la que se usó en Nagasaki.

A la primera de ellas la llamaron Gilda, como el conocido personaje de Rita Hayworth, cuya película homónima se estrenó el mismo año, 1946. Iniciaría una sucesión de pruebas en las Islas Marshall que convertirían el lugar en uno de los campos de experimentación nuclear más gastados del planeta.

El próximo destino está al otro lado del mundo. Del Océano Pacífico volamos hasta el actual Kazajistán. En la estepa kazaja, cruzada por un río, se encuentra la población de Semipalátinsk. En 1949, en las cercanías funcionaban unas instalaciones dedicadas a las pruebas nucleares. En esta fecha se realizó el primer ensayo soviético, de forma que Estados Unidos dejaba de ser el único país con armamento nuclear. En aquel mismo sitio la URSS llevaría a cabo muchas otras pruebas, así como el lanzamiento de su primera bomba termonuclear o de hidrógeno, en 1953.

El siguiente país en explotar una bomba atómica fue Reino Unido. Tardó apenas tres años más. En octubre de 1952, cerca de la isla de Trimouille, perteneciente al archipiélago Montebello, las mansas aguas de la costa noroeste de Australia se conmocionaron debido a la primera prueba nuclear británica. El estallido tuvo lugar sobre un buque de guerra para comprobar qué consecuencias tendría la detonación de un arma enemiga escondida en un navío amigo.

Tras su paso por Oceanía, el peregrino nuclear podría volver al océano Pacífico. Relativamente cerca de Hawái se llevaron a cabo una serie de pruebas subterráneas pioneras. La primera de ellas en 1958. El lugar escogido fue el atolón Johnston, cuyas cualidades naturales se vieron seriamente afectadas por las explosiones, especialmente a partir de un fallo que desembocó en el vertido de plutonio.

Desde el aeródromo que hay en el atolón Johnston podría cogerse un vuelo –imaginario– a la por entonces Argelia francesa.  Reggane se llama la región situada en la mitad del país que sirvió de experimentación atómica a Francia. En 1960 el ejército francés detonó su primera bomba, que le daba independencia nuclear frente a sus colegas de la OTAM.

A continuación le tocaba el turno al último de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: China. Hay que viajar hasta la región de Xinjiang, en el noroeste del país asiático, para encontrar los lagos estacionales de Lop Nor, un conjunto natural que antes formaba una gran extensión de agua, vaciada por el intensivo uso agrícola. En este paraje entre dos desiertos explotó la primera bomba atómica de manufactura china en el año 1964. La población de lugares cercanos ha denunciado que estas pruebas han tenido consecuencias nefastas para la salud de los habitantes de la zona.

Mirando hacia el sur se pueden encontrar otros dos destinos nucleares: la región india de Rajastán y el distrito de Chagai, en el noroeste de Pakistán. En el primer lugar India demostró al mundo que tenía la bomba atómica. Era el año 1974 y habría que esperar hasta 1998 para que su rival geopolítico confirmara que también es una potencia nuclear.

Las bombas de hidrógeno

Las bombas de hidrógeno, bombas H o bombas termonucleares son otro tipo de armas nucleares más destructivas. Si las primeras explosiones, como las de Japón, se medían en kilotones, estas otras se miden en megatones (1.000 kilotones). Para rastrear el comienzo de estas explosiones el peregrino nuclear tiene que volver a las Islas Marshall, concretamente al atolón Eniwetok, donde en 1952 se hizo estallar la primera bomba de esta clase.

La temperatura en el epicentro ascendió a más de 15 millones de grados durante unas fracciones de segundo, lo que equivale al calor que desprende el núcleo del Sol. Sin embargo, el título de explosión nuclear más potente de la historia corresponde a una prueba soviética. Se llamó la Bomba del Zar y el lugar de peregrinaje en este caso es Nueva Zembla un archipiélago en la zona ártica rusa. Sus pobladores se marcharon de allí antes de que empezaran los ensayos nucleares.

La Bomba del Zar estalló en 1961, con una potencia de 50 megatones (la segunda más potente de la historia, lanzada por Estados Unidos, tuvo una potencia de 15 megatones). Esto supera a la capacidad destructiva desplegada durante toda la Segunda Guerra Mundial, incluyendo a Hiroshima y Nagasaki.

Después se puede volver a los destinos insulares. La primera bomba de hidrógeno de Reino Unido (1957) se detonó cerca de Kiritimati, una bella isla que abraza una laguna, situada al sur de Hawái. Bajando un poco más, encuadrado en la Polineasia Francesa, está el atolón Fangataufa, campo de experimentos atómicos franceses que en 1968 sufrió la primera explosión termonuclear realizada por Francia. El estreno de China con este armamento se produjo un año antes, pero ya habíamos parado en los lagos de Lop Nor.

Imagen: The Official CTBO Photostream

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