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Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.

'The Fix': venganza por vía judicial

Imagen promocional de 'The Fix'.

Belén Gómez

Existe un atractivo inexplicable en los dramas judiciales. Sus tramas suelen recluirse en salas cerradas, con los asistentes suponiendo un reflejo del espectador, y cada uno de sus abundantes giros está construido exclusivamente en torno al testimonio y al diálogo. En su mayor parte se ofrecerían como obras de teatro hipervitaminadas, si no fuera porque muchas veces la exposición de estos procesos es sumamente realista, o incluso sus referentes pueden llegar a superar la ficción a la que inspiran.

El momento de O.J. Simpson probándose los guantes encontrados en la escena del crimen del que se le acusaba (el asesinato de su ex mujer Nicole Brown Simpson y Ronald Goldman) superó, un 15 de junio de 1995, cualquier escena impactante que los estadounidenses hubieran podido ver antes en películas tan celebradas como Doce hombres sin piedad, Veredicto final o Algunos hombres buenos. Nunca había habido nada parecido. Nunca ninguna ficción podría superarlo.

Ryan Murphy solo pudo tratar de recrearlo en su serie The People v. O.J. Simpson: American Crime Story, donde repasaba toda la historia, y utilizar el incidente de los guantes como catalizador de una derrota inevitable: la de la fiscal de Los Ángeles Marcia Clark, interpretada en la ficción por Sarah Paulson, frente a un O.J. Simpson que conseguía salir indemne.

Es una derrota similar a la que sufre Maya Travis (Robin Tunney) en los primeros compases de The Fix. Sevyy Johnson (Adewale Akinnuoye-Agbaje), actor de enorme fama y carisma que tiene en su bolsillo a media ciudadanía de Los Ángeles, ha sido acusado de un doble homicidio, pero ni las pruebas más contundentes con las que contaba la protagonista consiguen sobreponerse a la marabunta mediática, e impedir que sea declarado inocente.

Ocho años después, sin embargo, la figura de Johnson vuelve a estar en el punto de mira. Ha habido un asesinato, y nuevamente existen pruebas fehacientes de que él ha estado involucrado. Para hacer frente a su agresivo equipo de defensa y al cariño popular que aún despierta su figura, las autoridades de la ciudad californiana recurren a la misma Travis cuyo prestigio quedó hecho trizas cuando Johnson escapó la primera vez.

En estos años, Maya ha intentado dejar atrás su pasado y seguir avanzando en su carrera, empezando una nueva vida en Washington, pero meter entre rejas a Johnson se ha convertido en un asunto pendiente para ella. Incluso en una obsesión particular. Y ahora que todo parece indicar que ha vuelto a matar, quizá haya llegado el momento de la revancha.

El drama judicial que retrata The Fix, por tanto, no se limita a ser un proceso rutinario, sino que coquetea con el thriller policíaco y deja que confluyan a través de él sentimientos muy fuertes y humanos como son la venganza, la redención o el sentido de supervivencia. No es una cuestión de inocencia o culpabilidad, sino de ganar o perder.

Y, por todo esto, que quien escribe esta serie sea Marcia Clark (la misma fiscal que tuvo que asistir impotente en 1995 a cómo O.J. Simpson se marchaba en libertad), no deja de tener una terrible lógica.

“¿Me echabas de menos?”

Después de ese juicio, apartada ya de la Fiscalía, Marcia Clark publicó, en 1997 junto a Teresa Carpenter: Without a Doubt, donde repasaba el caso desde su perspectiva, y este libro fue el inicio de una provechosa carrera literaria que pronto llegó a la ficción, desarrollando las series de Rachel Knight y Samantha Brinkman. En dichas obras manufacturó elaborados dramas judiciales inspirados en los casos que había afrontado durante su carrera como fiscal, y es en el marco de esta actividad donde hay que localizar su trabajo en The Fix.

La serie producida por ABC tiene a Clark como guionista principal, siendo desarrollada por Elizabeth Craft y Sarah Fain (responsables de la ficción El club contra el crimen), y contando con la habilidad para la puesta en escena de alguien como Larysa Kondracki, realizadora que ya se ha hecho un nombre en series como Better Call Saul o Legión.

Sin embargo, la principal impulsora del proyecto es esta exfiscal que en los últimos años no solo ha sabido reciclarse como exitosa novelista, sino que también ha trabajado en la CNN y participado en numerosos programas de televisión dando su opinión sobre temas jurídicos. Su omnipresencia ha llegado al punto de convertirla en prácticamente una figura de la cultura popular; incluso antes de que Paulson le prestara sus rasgos en la citada serie de Ryan Murphy.

No es descabellado decir, teniendo en cuenta su argumento y los derroteros de la carrera de Clark, que The Fix es un proyecto personal. Terriblemente personal. Una serie donde Clark no ha dudado en erigir a la protagonista Maya Travis como un reflejo especular suyo, y ha resuelto darle a ella la oportunidad de revancha que la vida real nunca le llegó a dar.

Pero el caso es que Travis, ahora, puede hacer justicia. Una justicia que tiene mucho de venganza y un deseo kamikaze de retribución (enunciado en forma de ese lapidario “¿Me echabas de menos?” con el que saluda a Johnson ocho años después), pero justicia, al fin y al cabo. Y ahora va a hacer todo lo que pueda para que esta persona pague su deuda con la sociedad. Pese a quien pese.

Antes comentábamos que había un atractivo inexplicable en los dramas judiciales, pero puede que, tras pensarlo un poco y asistir a una serie tan adictiva como The Fix, la explicación sea algo más sencilla de lo que parece. Los dramas judiciales nunca son solo dramas judiciales, sino que también son, en todo caso, tragedias humanas. Y por eso no podemos despegar la vista de la pantalla.

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