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Sobre este blog

Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.

'Whiskey Cavalier', cuando la mezcla de géneros hace explosión

Scott Foley y Lauren Cohan son Will y Frankie, los dos agentes protagonistas de 'Whiskey Cavalier'

Belén Gómez

¿Se sentía alguna vez solo el James Bond de Sean Connery? ¿Cómo superaría una ruptura amorosa el Jason Bourne de Matt Damon? ¿Y si el inteligente Harry Palmer de Michael Caine metiese la pata y tuviese que afrontar emocionalmente el fracaso?

Acostumbrados a impertérritos hombres de acción, conocer a Will Chase -Scott Foley-, es todo un soplo de aire fresco. Su nombre en clave es Whiskey Cavalier y es uno de los mejores agentes del FBI de su generación. En horario laboral es un tipo duro que no tiene miedo a jugarse la piel por hacer lo correcto, ensuciarse el traje y sacar a pasear al tipo duro y decidido a tiro o puñetazo limpio. Pero cuando no está metido en el más peligroso de los escenarios del espionaje internacional, resulta ser un hombre sensible y romántico. Alguien con el corazón partido por una ruptura romántica que no consigue superar.

Haciendo de la mezcla de géneros y tópicos su principal seña, Whiskey Cavalier llega a nuestras pantallas como una estimulante y equilibrada combinación de referentes del cine de acción, espionaje clásico y thriller moderno, con un omnipresente ambiente de comedia romántica. Una serie sin miedo a romper esquemas con simpatía y arrojo.

Romance entre balas y espionaje

Will Chase -un siempre eficaz Scott Foley a quien siempre recordaremos como el Noel Crane de Felicity- lidia emocionalmente con más de lo que aparenta. Su pasado como piloto en el ejército le dejó no pocas heridas, pero durante un tiempo fue feliz con su pareja. Sin embargo, tras prometerse, ella le dejó. Y ahora vive a merced de una resaca emocional que tiene que sobrellevar entre investigaciones y persecuciones. Ser un agente del FBI no es fácil. Pero ser un héroe de acción y mostrarse humano, tampoco.

Todo cambiará cuando acepte una misión de rescate en la que conocerá a una agente de la CIA que pondrá su vida patas arriba: Francesca 'Frankie' Trowbridge -interpretada por una brillante Lauren Cohan a quien venimos de ver en The Walking Dead-. Una mujer de acción con algún problema que otro para establecer lazos personales, un pasado oculto y un dominio letal de las artes marciales. Poco más sabemos de ella tras su salida de Langley: su nombre en clave es Fiery Tribune y sustenta el mayor récord de capturas de cualquier espía de la CIA.

Por avatares del destino, ambos se verán forzados a entenderse y trabajar juntos. Más cuando resultará que Will y Frankie habrán de liderar un peculiar equipo: Susan -Ana Ortiz-, la mejor amiga de Will y una de las mejores mentes del FBI; Jai Datta -Vir Data-, buen amigo de Frankie con talento para los detalles que a los demás se les pasan desapercibidos, y Edgar Sandish -Tyler James Williams-, un cobarde, pero brillante analista de la Agencia Nacional de Seguridad secuestrado por los rusos por robar datos.

Un buen cóctel de personajes que, tratado con humor y sensibilidad, maneja el lenguaje de la acción y el cine de espías clásico, combinado con los tropos narrativos y de situación de una ocurrente comedia romántica.

Un vehículo de entretenimiento fresco y desacomplejado que recurre a referentes muy diversos para narrar aventuras que van desde desactivar misiles escondidos en un maletín en el metro a desenmascarar a un agente encubierto pasando por la recuperación de valiosos documentos.

También, un trepidante viaje de localizaciones reales y situaciones reconocibles que pretenden ofrecer una divertida vuelta de tuerca a muchos de los clichés de sus dos géneros principales. Incluso, formalmente, jugando con una puesta en escena que no tiene miedo a transgredir.

Juego de géneros sobre un tablero cambiante, Whiskey Cavalier es una serie que narra, en el fondo, la otra cara de la acción trepidante: lo complicado -y divertido si se desarrolla con creatividad-, que es salvar el mundo y sobrevivir a uno mismo.

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