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Las silenciosas historias del “tren de los huérfanos”, a la luz en una novela

Las silenciosas historias del "tren de los huérfanos", a la luz en una novela

EFE

Madrid —

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Doscientos cincuenta mil niños fueron trasladados entre 1854 y 1929 desde Nueva York al Medio Oeste de EE.UU. en el conocido como el “tren de los huérfanos”, unos menores cuyas silenciosas historias ha recuperado Christina Baker en una novela en la que aborda la vulnerabilidad de los abandonados.

“Muchos de ellos no contaron que eran niños de aquel tren y murieron sin desvelar su secreto. Era un estigma”, asegura a Efe la autora norteamericana Christina Baker Kline, que se encontró casi por casualidad con esta historia a partir de unos recortes de periódicos de un familiar.

Un millón y medio de lectores en Estados Unidos preceden a la edición en castellano de “El tren de los huérfanos”, publicada por Ediciones B, obra que ya ha sido traducida a 20 idiomas.

Fue a mediados del siglo XIX cuando un reformista protestante de Nueva York creó la Sociedad de Ayuda a la Infancia, el primer gran orfanato de la ciudad que Baker Kline compara con el Londres de Dickens.

El creador del orfanato ideó el traslado de estos huérfanos, muchos de ellos irlandeses, al despoblado Medio Oeste, adonde los niños llegaban precedidos de anuncios en los periódicos.

Los menores eran seleccionados cuidadosamente, ya que debían estar sanos, explica la escritora, que recuerda cómo los bebés y los niños capaces de trabajar eran los más solicitados. Los pelirrojos y con pecas no eran bien vistos, y las más difíciles de colocar eran las niñas adolescentes.

Por ello, con retazos de historias y personajes reales, Christian Baker construyó a sus personajes tras una labor de documentación que la ha llevado a asociaciones de antiguos niños del tren, a Irlanda y a conocer y entrevistar a los supervivientes que quedan.

“He sido muy afortunada de poder escribir el libro cuando aún quedaban vivas personas que fueron huérfanos de aquellos trenes”, indica la autora.

De 150 supervivientes que había cuando comenzó su novela, sólo quedan ahora 10, de entre 95 y 105 años: “Qué suerte he tenido de poder formar parte de su historia”, recalca.

De sus historias surge su protagonista, Niamh, una niña irlandesa de 9 años, pelirroja y con pecas, a la que sus familias adoptivas cambiarán el nombre dos veces y que en primera persona relata su vida de huérfana.

Y de la actualidad nace su otra protagonista, Molly Ayer, una joven de 17 años también educada por desconocidos en casas de acogida y que en un servicio a la comunidad ayuda a una anciana, Vivian, con la que descubrirá que tiene mucho en común.

“Quería escribir sobre qué se siente siendo tan vulnerable, cómo es estar totalmente abandonado, que nadie se ocupe de ti y tengas que desarrollar mecanismos de defensa para sobrevivir”, dice la autora, la cual cree que las historias sobre estos niños han sido desconocidas, porque “la historia en Estados Unidos no es la de los pobres o la de los desposeídos”.

El “tren de los huérfanos” hacía varias paradas en ciudades y localidades del Medio Oeste, donde los niños eran colocados por altura en fila para ser escogidos por familias. “Algunos tuvieron mucha suerte, pero otros tenían el riesgo de acabar siendo casi esclavos”, recuerda Baker.

Y es que no hubo ningún control de la administración norteamericana sobre estos niños, que hasta 1960 no entraron en contacto entre ellos, después de que una mujer le confesara a su mejor amiga su pasado, y ésta le contara que conocía a otra que había sido también pasajera del tren en su infancia.

Conscientes de que eran muchos, ambas mujeres pusieron un anuncio en los periódicos del Medio Oeste y lograron convocar una primera reunión en 1961, encuentros que se fueron sucediendo los años posteriores con cada vez más asistentes.

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