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Sin siquiera turismo doméstico por la pandemia, la bloqueada Gaza agoniza

Sin siquiera turismo doméstico por la pandemia, la bloqueada Gaza agoniza
Gaza —

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Gaza, 17 oct. (EFE).- Casi un mes de confinamiento y otro más de toque de queda en la costera Gaza para contener la pandemia han deprimido aún más el castigado sector hostelero que, a falta de poder recibir visitantes extranjeros por el bloqueo israelí, se nutre habitualmente del turismo interno, ahora paralizado.

Sentado solo en su restaurante de Al Maldives de Gaza capital junto a algunos de sus camareros, Ahmed al Faseih asegura a Efe que “no ha ganado un duro” desde el inicio del cierre en lo que califica como el “peor verano”.

Gaza escapó de la pandemia hasta agosto, controlando los casos que entraban en centros de cuarentena en las zonas fronterizas, pero tras detectar el primer caso en el interior el día 24 de ese mes todo se clausuró.

Su deficiente sistema sanitario y alta densidad de población le hacían demasiado vulnerable para afrontar una expansión del virus. Sin pocas alternativas, el estricto confinamiento ha impedido un agravamiento sanitario -26 personas han muerto desde marzo- pero está lastrando aún más su castigada economía.

TURISMO DOMÉSTICO

Bañada por el Mar Mediterráneo, sin aeropuerto ni control sobre su espacio aéreo y bloqueada por tierra y por mar, unos 500 establecimientos turísticos -incluidos salones de boda- que emplean a 7.000 gazatíes han quedado afectados por el cierre, según la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Gaza.

Primero con una clausura total, que duró del 24 de agosto al 20 de septiembre, y en los últimos días algunos han comenzado a abrir pero con el toque de queda vigente, que restringe el movimiento de vehículos y de personas desde las ocho de la tarde hasta las seis de la mañana.

“Mi establecimiento siempre estuvo lleno de clientes, pero se detuvo de repente con las medidas restrictivas por el coronavirus”, explica Al Faseih, y remarca que ahora que intenta reactivarlo “no hay vida nocturna y la vida cotidiana está al mínimo”.

Este empresario de 34 años alquila su local por 3.000 dólares al año a la Municipalidad de Gaza y, durante la clausura, no ha recibido ningún tipo de compensación o apoyo institucional, demanda. Todavía no sabe cuándo podrá volver a operar con normalidad.

“El negocio interno debería reanudarse, y tomaremos todas las medidas preventivas y de seguridad necesarias, como en cualquier parte del mundo”, propone para recuperar la actividad económica ante la falta de instrucciones del movimiento islamista Hamás, que controla el enclave.

Al Faseih ayuda ahora a sus 25 empleados, a los que no ha podido pagar el salario, a acceder a algunas de las organizaciones no gubernamentales que operan en el enclave para recibir ayuda y alimentos de primera necesidad.

HACIA EL COLAPSO ECONÓMICO

El de la hostelería es otro de los sectores económicos de la franja que se encamina hacia el “colapso y la bancarrota”, alerta Iman Awad, vicepresidenta de la Asociación de Hoteles y Restaurantes.

“El 98% de los hoteles, restaurantes, resorts turísticos y salones de boda están cerrados por la pandemia, solo unos pocos trabajan para servir comida a quienes están en cuarentena”, explica Awad a Efe.

El sector turístico de Gaza tuvo un próspero pasado como demuestran los establecimientos, hoy decadentes, diseminados en su costa, pero quedó tocado de muerte en 2007 con el inicio del bloqueo israelí, impuesto tras la toma de poder por la fuerza de Hamás en el enclave. Las restricciones de la pandemia, que impiden ahora el turismo local, están suponiendo pérdidas de millones de dólares, estima Awad.

La falta de apoyo institucional tanto de Hamás como de la Autoridad Nacional Palestina (que gobierna en Cisjordania) tampoco aporta esperanzas para revertir la situación.

“Los trabajadores que viven de la renta diaria no tienen ingresos económicos para el día a día. Hay que apoyarlos”, urge esta representante del sector.

Como Ali al Minawi, de 20 años, que ya no puede vender mazorcas de maíz en la playa, muy consumidas entre los locales, como hacía antes del cierre.

Es una de las salidas para gran parte de los jóvenes de los dos millones de habitantes, que antes de la pandemia sufrían más de 60% de desempleo entre los menores de 30 años, y aprovechaban los calurosos periodos estivales para trabajar.

“El cierre de la playa ha hecho que decenas de jóvenes vendedores pierdan su modo de ingresos, espero que la pandemia termine pronto”, implora al Minawi a Efe.

Según, la Oficina Central Palestina de Estadística (PCBS, por sus siglas en inglés), el desempleo aumentó del 25% durante el primer cuatrimestre del año al 27% en el segundo en los territorios palestinos. En Gaza, alcanzó el 49%, con un sector turístico y hostelero completamente paralizado.

Saud Abu Ramadán

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