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“La vaca”, una singular “road movie” sobre la multiculturalidad en Francia

"La vaca", una singular "road movie" sobre la multiculturalidad en Francia

EFE

Madrid —

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Un viaje a pie sirve a Fatah y a su res para visualizar la multiculturalidad en Francia “desde los ojos de alguien de fuera” en “La vaca”, una película de Mohamed Hamidi que cuenta“lo contrario de lo que se ve en las noticias”, una comedia para “reconciliarse” con la realidad.

“Es una 'road movie' sobre lo que nos une más que sobre lo que nos separa”, explica el director francés en una entrevista con Efe sobre esta cinta “centrada en la convivencia”, que se estrena mañana en España y con la que ya se han “reconciliado” un millón de espectadores en las salas francesas.

Desde un pueblo argelino donde prácticamente todos sus habitantes se llaman Mohamed hasta el país “en el que la depresión está de moda”, es decir, Francia, “La vaca” es la epopeya de Fatah Bouyahmed, un granjero ingenuo y cabezota que cumple su sueño al viajar a la Feria Agrícola de París, a la que ha sido invitado por primera vez con su bovino, Jacqueline.

Tras conseguir el apoyo de sus vecinos, desembarca en Marsella y cruza el país a pie durante 20 días, en un viaje que se vuelve viral tras ser grabado en una protesta sindical a la que llega por accidente y en el que seguirá adelante gracias a su antipático cuñado, Hassan (Jamel Debbouze), y a la ayuda de un noble arruinado. “Los personajes, de distintos orígenes sociales, económicos y religiosos, tienen más en común de lo que imaginan”, cuenta Hamidi, guionista también de esta trama, inspirada en “La vaca y el prisionero” (1959), que comenzó a escribir cuando todavía “no se veía venir” la “tensa situación” que se vive en Europa actualmente.

“Tienen las mismas dificultades y recurren a los mismos valores, como la dignidad”, analiza el director, pues tanto el conde, Philippe (Lambert Wilson), como el protagonista tienen problemas maritales, aunque el primero sufre una “depresión” que, a ojos de Fatah, “es la moda” en Europa.

La relación entre ambos cuando “se encuentran y conviven”, distante al comienzo, acaba en una amistad que refleja “lo contrario a lo que se ve todos los días en las noticias”: que es posible “coexistir a pesar de las diferencias”, apunta el realizador.

La vaca, Jacqueline, funciona como “un medio para explicar lo que sucede a su alrededor”, asegura el realizador también de “Mi tierra”, que rememora las dificultades de rodar con un animal de 800 kilos que acabó por convertirse “en el centro de atención” de todo el equipo.

Las nuevas tecnologías juegan otro papel importante en el filme, como medio de comunicación “para transmitir emociones” cuando Fatah quiere hablar con su familia y vecinos o enviarles fotos, a través de Skype o el teléfono.

“La comunicación es la necesidad más natural que nos atañe a todos, da igual de donde seamos”, reflexiona el cineasta sobre estas herramientas, que en su cinta sirven también para hacer “viral” en Francia la historia de este agricultor que se vuelve tendencia en todos los medios.

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