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So.cl: autopsia de una red social a la que nadie quiso ir

So.cl

David Sarabia

Muchos no la conocían y otros nunca llegarán a conocerla. So.cl, la red social que Microsoft lanzó como un experimento en 2012 echa el cierre. Nunca fue muy popular: ni los usuarios eran muy activos ni su publicidad muy contundente. El próximo 15 de marzo se irá definitivamente, de forma tan silenciosa como llegó. Bill Gates tuvo un sueño, quiso integrar servicios como Bing (el buscador), Blink (su app para fotos y capturas) y contenido multimedia en la red social y se encontró con un golpe de realidad. El mercado ya estaba cerrado.

So.cl no es la primera ni será la última en fracasar. Se une al club de MySpace, Yahoo 360, Diaspora, Foursquare o Eskup. Todas nacieron con los mejores propósitos pero acabaron enterradas por sus propios usuarios. “Si una aplicación no tiene masa crítica, es muy complicado que se abra camino”, explica a eldiario.es Carlos Molina, experto en Comunicación y Redes Sociales y director de Best Relations.

La red social de Microsoft estaba orientada al mundo académico, intentando unir a gente con intereses similares o con ansias de aprendizaje sobre un tema específico. “Tenía una página tipo Quora que iba más por el lado de la resolución de dudas. Si la gente tiene dudas, en Facebook también se crean grupos privados y públicos, y al final terminas conectando con la gente porque está ahí. Solo hay que encontrarla”, explica Molina, que relaciona la existencia de otras redes sociales más potentes con la caída del experimento de Bill Gates.

Desde Microsoft Insider, blog no oficial de la compañía, explican que “esto no es una noticia que pueda cogernos por sorpresa”, que So.cl “nunca llegó a salir de los laboratorios de Microsoft Research” y que “tampoco destacó por número de usuarios”.

La red social cogía cosas de Facebook y Twitter, aunque su funcionamiento se parece más al de Pinterest, como un muro en el que colgar fotografías o vídeos. Su característica diferenciadora era que lo usuarios podían publicar “riffs”, fotos o comentarios sobre un tema que a su vez conectaban a otros usuarios interesados en el mismo tema. Además, los post se traducían de forma automática desde otros idiomas.

La triple entente domina

Microsoft no es la única gran compañía que se ha estrellado en el intento de lanzar una red social. Google tiene experiencia en esto. En octubre de 2009, Google lanzó Wave. Al principio solo enviaron 100.000 invitaciones, que se dirigieron en su mayoría a programadores para que probasen la beta. La aplicación social fue definida como “la revolución del correo electrónico” al integrar una especie de hoja en blanco donde se podían compartir documentos, conversaciones y realizar actividades de forma colaborativa en línea.

Menos de un año después, la compañía de Sergéi Brinn y Larry Page cerró el servicio al no tener la aceptación esperada. “Indiferencia” fue la palabra que usó Google para definir la acogida del producto por el público. Otros intentos como Google Buzz también fracasaron, y Google+ no termina de morir gracias a que la empresa se empeña en mantenerlo con vida.

“Tenemos que pensar que si tu red social no está planteando cubrir una demanda determinada que nadie aportaba antes que tú, es muy difícil que puedas construir una comunidad realmente sólida y que arrastre al resto de la gente”, continúa Molina.

El director de Best Relations lo tiene claro: “Al final, una red social te demanda un esfuerzo por construir una personalidad, por crear un entorno, una comunidad de gente a la que seguir o que te siga, pero también te demanda un tiempo”. Tendemos a ahorrar tiempo y a reducir las plataformas en las que publicamos, por eso tras el paso de los años solo sobreviven tres a gran escala: “¿Cuál es la red social para conectar con tus amigos? Facebook. ¿Y para generar un entorno privado de mensajería? WhatsApp. ¿Que lo que te interesa es generar contenidos de forma espontánea, inmediata y muy emocional? Instagram”, afirma Molina.

El futuro de las redes sociales

Y cuando parecía que todo el mercado estaba cerrado, en 2011 aparece Snapchat. Empezó como un proyecto para una clase de la universidad pero ha terminado en Wall Street. La aplicación que Mark Zuckerberg intentó comprar en noviembre del 2013 por 3.000 millones de dólares hoy vale diez veces más gracias, en parte, a un formato que ni el padre de Facebook se ha resistido a copiar: las historias cortas que se borran 24 horas después.

Primero fue Instagram, después Facebook y luego WhatsApp. Las tres compañías propiedad de Zuckerberg han ido incorporando las Stories progresivamente, coincidiendo con la salida a bolsa de Snapchat, el pasado 2 de marzo.

“Dicen que había que torpedearla quitándole valor a la plataforma de esa forma. También, que era una venganza de Zuckerberg por la compra frustrada de hace años”, continúa Molina, que coincide en que la red social del fantasma ha traído varias cosas que la hacen diferente: “El contenido efímero y la manera de usarla, radicalmente distinta a cualquier otra”.

Aunque las proyecciones de los expertos auguran que la burbuja de Snapchat se pinchará pronto, de momento, la compañía vale 33.000 millones de dólares. El único que por el momento no deja de crecer, según Molina, es Facebook: “Es quien tiene una masa crítica más grande, aunque también tocará techo”.

Dos palabras, tocar techo, que no se encuentran de momento entre el vocabulario de Emmet Shear, el CEO de Twitch. La red social está dedicada a la retransmisión de eventos en directo, un nicho que ha sabido explotar perfectamente con el afloramiento de los esports. “Twitch entendió muy bien que faltaba el diálogo entre gamers. Genera un entorno completamente distinto, muy vertical, que por el crecimiento exponencial que está teniendo esa comunidad cobra todo el sentido”, concluye Molina.

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