Trágica, precoz y teatral: la fotografía de Francesca Woodman llega a Madrid

Pequeñas imágenes en blanco y negro protagonizadas por mujeres jóvenes que, desnudas, invitan a reflexionar sobre el cuerpo femenino. Así es gran parte de la fotografía de Francesca Woodman, precoz artista estadounidense que se suicidó a los 22 años y cuya obra llega este jueves a Madrid.

La exposición “Francesca Woodman. Ser un ángel”, que estará en Fundación Canal hasta el 5 de enero, llega a España comisionada por la conservadora del Moderna Museet de Estocolmo, Anna Tellgren, que ha presentado este miércoles la muestra a la prensa.

En su opinión, la fotografía de Woodman es “poética y profundamente personal”, como muestran las 102 imágenes y 6 vídeos que conforman la exposición.

La obra de Woodman (EE.UU., 1958- EE.UU., 1981) es, ante todo, provocadora. Sus fotografías invitan a reflexionar sobre la idea de feminidad a través de los cuerpos desnudos de mujeres jóvenes -en muchas ocasiones, el de la propia Woodman-, que se muestran frágiles, decadentes o tétricos. En su obra, la fotógrafa estudia el movimiento, los espacios y a sí misma.

La trayectoria de esta joven está inducida por sus padres, ambos artistas plásticos, que le regalaron una cámara de fotos a los 13 años. Con ella realizó sus primeras obras, enmarcadas en la muestra como la primera etapa de la fotógrafa, entre los que destacan sus primeros autorretratos.

“Su obra sigue siendo muy fuerte. ¿Cómo pudo alguien tan joven crear un corpus artístico tan maduro?”, ha planteado la comisaria de la exposición, a cuyo museo llegó la obra de Woodman hace doce años.

La muestra que llegó entonces fue cedida, como lo ha sido en esta ocasión, por la fundación The Estate of Francesca Woodman, que gestiona desde hace décadas los más de 10.000 negativos y 800 fotografías impresas que conforman el patrimonio de la artista.

Para Woodman, su formación académica fue determinante. Sus años como estudiante en la escuela de diseño de Rhode Island, que se presuponían un período de desarrollo, terminaron siendo su época de madurez artística. En esta etapa coincidió con jóvenes con inquietudes similares a las suyas, que protagonizaron muchas de sus instantáneas.

Tras sus primeras fotografías y su paso por la escuela de diseño, la exposición de Canal muestra otras tres etapas de la artista: el año que pasó en Roma como becaria de una residencia artística, en la que experimentó con el surrealismo y el futurismo; una breve estancia en la Colonia MacDowell y sus últimos años, en Nueva York.

Fue en la Gran Manzana donde la fotógrafa se suicidó, dejándose caer por la ventana de su piso en el Lower East. Sin embargo, tal y como señala la comisaria de la exposición, su muerte solo sirve para agrandar el halo de misterio que, tras su desaparición, surgió sobre su figura, ya que la obra de Woodman es “profundamente divertida y está llena de alegría”.

La muestra se complementa con un catálogo editado por La Fábrica, en el que se recogen las fotografías de la artista y los textos con los Woodman las acompañó, así como anexos y comentarios a cargo de la comisaria de la exposición y la familia de la fotógrafa.