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Alberto Fabra sufre el 'síndrome de Camps'

Fabra converge cada día más con el estilo y gestión de Camps

Toni Cuquerella

València —

Pese a que uno de los principales retos de la presidencia de Alberto Fabra era marcar una línea en la gestión y el estilo que lo separara de Francisco Camps, el rumbo que lleva el actual inquilino del Palau converge cada día más con su predecesor.

La última ha sido la alergia que ha demostrado a someterse al control de las Corts, ya que estará casi 100 días sin contestar en el parlamento valenciano a la fiscalización de la oposición. Además las posibilidades de que Fabra de la cara en el próximo periodo parlamentario todavía serán menores, porque habrá 10 sesiones, 2 menos que el año pasado (para que los diputados puedan ir a las fiestas, según el PP). Así emula Fabra a Camps que con sus reiteradas ausencias en la cámara llevaron a que se creara la célebre camiseta de la diputada de Compromís, Mónica Oltra, con la imagen del entonces presidente y la inscripción “Wanted. Only alive” (Se busca. Sólo vivo).

Otro episodio reciente es la mutación repentina que ha sufrido Alberto Fabra con sus criterios sobre la unidad de la lengua. Como alcalde castellonense explicó en su momento que entendía que no había diferencias entre el valenciano que se hablaba en el norte de la provincia y el catalán del sur del Ebro. No sólo esto, sino que también defendía que TV3 pudiera emitir, en contraposición a la política de Camps que en uno de los capítulos más tristes de la libertad de información obligó a cerrar las emisiones.

Pues ahora Fabra ha permitido que se reavive la ‘Batalla de València’ por la lengua a raíz de la publicación del Diccionari normatiu, y el President se desentiende de la unidad de la lengua; es más, después de rechazar el cierre de emisiones de TV3, su gobierno ha sido el que ha reclamado el cierre de emisiones de Catalunya Ràdio.

Las actitudes también han tomado rumbos similares, así Camps llegó a identificar su persona como el cuerpo de la ciudadanía valenciana, y que cualquier ataque a él era un ataque a la Comunitat Valenciana. Similar actitud tuvo Fabra cuando el ‘topo’ de la Generalitat aireó facturas de gastos del ámbito personal pagadas por las partidas de Presidencia, y se afirmó que las filtraciones buscaban el “descrédito de la institución”.

Y relacionado con las filtraciones, con su investigación, también hay una persona que marca un antes y un después de las similitudes de Fabra con Camps: Lola Johnson. La que fue la mujer fuerte de Camps en Canal 9 y sometió a RTVV a los más altos niveles de control institucional, y posteriormente premiada con el cargo de consellera de Cultura y hasta portavoz del Consell, fue una de las primeras cabezas que hizo rodar Fabra meses después de que fuese colocado como President. No obstante los bajos niveles de popularidad de Fabra, especialmente después del cierre de Canal 9, hicieron que el Presient volviera a poner en manos de Johnson la política comunicativa de su gobierno.

La recuperación de Johnson también es significativa respecto de la redistribución del peso específico que cobran los dirigentes del PP, así tanto Johnson como Serafín Castellano (conseller de Gobernación y secretario general del PPCV), dos insignes de la etapa Camps. Estos recuperan terreno respecto a dos de las promesas 'populares' que no pasan por su mejor momento dentro del gobierno como son el vicepresidente y portavoz del Consell, José Císcar, y de la consellera de Cultura, María José Catalá, precisamente ambos sucesores de Johnson en sus últimas responsabilidades en el Consell como portavoz y consellera.

Por último la política de “líneas rojas” contra la corrupción de los cargos institucionales se ve cada vez más diluida, puesto que la herencia de los más de 100 imputados en el PP provienen de la era Camps, y pocas son las medidas disciplinarias tomadas internamente contra ellos.

Preguntado este martes en una entrevista en la SER sobre la “herencia recibida” del gobierno de Camps, Alberto Fabra sólo quiso contestar que él mira hacia el “futuro”, huyendo así de las responsabilidades que le ha cargado su antecesor, pero también huyendo del espíritu de regeneración de la política del PP en la Comunitat Valenciana con el que se les ungió en su cargo.

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