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Desahuciado por error un hombre en Ondara

Carlos Fornés, acompañado por la PAH-Dénia y la Acampada Safor-Valldigna.

Sergi García

Carlos Fornés pensaba que había podido salir de una pesadilla que se inició hace cuatro años y medio, cuando dejó de pagar la hipoteca tras quedarse sin ingresos. Carillo, como es conocido en Ondara, es uno de los muchos ciudadanos que, en los últimos años, han visto peligrar su vivienda por las deudas con los bancos.

El pasado mes de octubre, gracias a la mediación de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca PAH-Dénia, logró alcanzar un acuerdo con el BBVA por el que podría seguir viviendo en su casa con el pago de un alquiler social. Sin embargo, este lunes, cuando regresaba precisamente del banco de pagar recibos pendientes de luz y agua, un vecino le ha avisado en plena calle de que le estaban “tirando la puerta abajo”.

Efectivamente, al subir al primer piso del edificio donde está la vivienda se ha encontrado con la comitiva judicial que llegaba para proceder al desahucio. No han tirado la puerta, pero le han cambiado la cerradura y han dejado a Carrillo en la calle. Lógicamente, el afectado contactó con la PAH para trasmitirle lo sucedido, y representantes de esta organización, así como de su homóloga en la comarca vecina del norte, la Acampada Safor-Valldigna, han acudido en su auxilio.

Finalmente se ha desecho el entuerto. Puestos en contacto con el BBVA los representantes de ambas plataformas, la entidad bancaria ha reconocido que todo se ha debido a un error. Efectivamente, desde octubre, el banco había aprobado el acuerdo de alquiler social para permitir a Carrillo seguir ocupando la vivienda. Sin embargo, no había comunicado ese acuerdo al juzgado, que, por tanto, no paralizó el proceso ya iniciado de desahucio.

El afectado no ocultaba su nerviosismo. En la calle, confiaba en que se resolviera el entuerto, puesto que el banco había asegurado que enviaría un cerrajero para reabrir la vivienda. Finalmente, a las 12.12 horas el cerrajero ha llamado a las representantes de las PAH que hacían de intermediarias para avisarles que estaba en Alicante y no sabía si podría ir hoy. Las miembros de la plataforma le han hecho ver que se trataba de un caso de extrema necesidad, de una persona a la que el banco había dejado en la calle por error. Finalmente, ante la insistencia ha vuelto a llamar -cabe pensar que tras consultar con el banco- para confirmar que en una hora llegaría. Y a las 13.35h estaba allí.

Sin ingresos

La de Carlos Fornés Carrillo es una de tantas historias de vidas rotas por las hipotecas que ha dejado la crisis. Después de toda la vida trabajando en el mantenimiento de placas fotovoltaicas en Beniarbeig o en los supermercados MasyMas, perdió su empleo y se le acabaron los ingresos. Con ello, toda posibilidad de poder hacer frente a la hipoteca tras agotar también todo el paro. “Ahora no tengo ningún ingreso, y estoy esperando a que llegue el 28 de diciembre, que cumplo 55 años”, cuando podrá cobrar la ayuda de 426 euros al mes.

En los últimos tiempos solo encontró un trabajo: fue contratado durante seis meses por el Ayuntamiento de Ondara. Pero cuando dejó de pagar la hipoteca, todavía adeudaba 128.000 euros del piso que, sin ingresos en los últimos años, era una quimera pagar cuando no tenía ni qué comer.

Estuvo cuatro años sin agua ni luz. Durante seis meses se enganchó ilegalmente al suministro eléctrico “por necesidad” y, por ello, Iberdrola le denunció y ahora también le reclama 1.500 euros. Tiene luz gracias a que la ha contratado a nombre de un amigo.

Para poder pagar las facturas de electricidad y agua, los Servicios Sociales municipales le ingresaron la semana pasada 200 euros. Este lunes a primera hora iba a saldar esa deuda y a su regreso se encontró con la comitiva judicial en la puerta de casa.

“No es cierto que se hayan acabado los desahucios”

El de Carrillo, por cierto, no era el único desahucio este lunes en Ondara. Otros, de hecho, sí que se han consumado sin vuelta atrás. Sólo dos casas más arriba de la suya, la comitiva judicial notificaba otro a una familia marroquí con un menor. Y les daba 10 días para abandonar la casa. Fornés señalaba además que la comitiva había comentado que tenía que ejecutar un total de cuatro desahucios esa mañana en el municipio.

“Y luego dicen que se han acabado los desahucios; es mentira, nosotros vamos de cabeza”. La frase es de María José Juárez, de la PAH de Dénia, quien constata que el fenómeno que saltó a los noticieros con la crisis continúa en pleno apogeo.

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