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Desmadre en la Ópera de Valencia

Helga Schmidt, a la izquierda, con Rita Barberá, Plácido Domingo y Francisco Camps.

Voro Maroto

El Palau de les Arts como resumen del tremendo fracaso de la política de grandes eventos impulsada por el PP en la Comunidad Valenciana: un edificio con sobrecostes del 500%, con su fachada destrozada con apenas 8 años de vida, parcialmente cerrado por la asfixia financiera de la Generalitat, deficitario y, ahora, bajo lupa por las irregularidades en la gestión.

De hecho, el Tribunal de Cuentas, el organismo encargado de fiscalizar las cuentas de las empresas públicas, acaba de abrir una investigación sobre la gestión en la ópera de Valencia, trufada de negligencia, ineficiencia y desorden, como han denunciado reiteradamente la Sindicatura de Comptes o los contables de la Generalitat. El calibre del desmadre ha llevado al gobierno valenciano a nombrar un director financiero que controle a la responsable del recinto, Helga Schmidt.

Antes, la Generalitat ya había abierto una investigación sobre los gastos ordinarios, dietas, sueldos de los directivos o los pagos a proveedores, que se han llegado a hacer hasta con 5 años de retraso. Schmidt, contratada con plenos poderes por Francisco Camps, sigue en su puesto, pese a que fue denunciada por humillar a sus secretarias –el caso se cerró con un acuerdo entre las partes- y su lujosa vida con cargo al contribuyente: sólo en 2012 cargó gastos por viajes de 34.000 euros.

La austriaca (Viena, 1941) es tolerada por su aportación artística al Palau de les Arts. Es una profesional de reputación mundial en la ópera y, en la profesión, se asegura que sin sus contactos, experiencia y conocimiento el nivel de una plaza como Valencia se hundiría. Schmidt, sin embargo, no ha conseguido hacer del Palau de les Arts una empresa rentable. En 2012, último ejercicio auditado, perdió 3,6 millones de euros. Es verdad, que el espectacular complejo donde se inserta la ópera, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, también preveía cerrar 2013 con números rojos de 53 millones.

En un notable esfuerzo para contener el gasto tras la reducción de aportaciones de la Generalitat, la pérdida de patrocinios privados y la dificultad de rentabilizar las óperas programadas, el Palau de les Arts ha despedido a parte de su plantilla con un ERE. Además, el edificio, uno de los íconos de la Valencia moderna, cierra 4 meses al año.

Calatrava: sobrecostes y defectos de construcción

La gestión del Palau de les Arts está tan en entredicho como su contenedor, el edificio obra de Santiago Calatrava. Inaugurado en 2005, quintuplicó su presupuesto inicial para costar 500 millones. A pesar de ello, desde diciembre está de actualidad: su fachada, hecha de céramica, trencadís, concretamente, será totalmente cambiada después de que empezara a caer a trozos, forzando el cierre del edificio y la suspensión de una ópera, Manon Lescaut.

Calatrava y las empresas constructoras se harán cargo gratuitamente de la reparación después de que la Generalitat amenazara con denunciarle. El arquitecto valenciano, que reside en Zurich, cobró 11 millones por su trabajo en el Palau de les Arts. Y 94 por por su labor en la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

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