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Luces y sombras del primer año del tripartito de Ribó en Valencia

Joan Ribó, de Compromís, nuevo alcalde de Valencia

Carlos Navarro Castelló

“La vara de mando no es mi forma de gobernar, no me hace falta, prefiero el diálogo con mis vecinos y vecinas”. Estas fueron las primeras palabras de Joan Ribó (Compromís) como alcalde de Valencia durante el pleno de investidura que tuvo lugar hace justo un año.

En un gesto cargado de gran simbolismo, Ribó renunció a la mencionada vara con el objetivo de escenificar la apertura del Ayuntamiento a la ciudadanía, con la transparencia y la participación por bandera tras 24 años de Gobierno del PP de Rita Barberá que perdió la mitad de sus concejales (cayó de 20 a 10), entre otras cosas, por el asedio de los presuntos casos de corrupción (Emarsa, Nóos, Ritaleaks, etc...).

Compromís, que se convirtió en la segunda fuerza más votada subiendo de tres a nueve ediles, inició así la legislatura del cambio con el apoyo del PSPV (cinco ediles) y de València en Comú (tres concejales). El PP pasó a la oposición junto a Ciudadanos, que logró seis.

Así, en la misma línea de su discurso de investidura, Ribó inició la legislatura con varios gestos mediáticos, como la apertura del balcón del Ayuntamiento a la ciudadanía, la renuncia al vehículo oficial para algunos actos (pasará a la historia la imagen de su llegada al Consistorio en bici) o la publicación en la web municipal de todos sus gastos de representación.

Pero, más allá de estos gestos, el primer año del tripartito ha estado marcado por el impulso en algunas iniciativas sociales y de participación por un lado, por el retraso en varios importantes proyectos por otro, y por polémicas a cuenta de los símbolos religiosos, los festejos taurinos o las medidas de pacificación del tráfico.

Algunas medidas estrella

Sin duda, una de las medidas más importantes aprobadas ha sido la puesta en marcha del Bono Social 'Amb tú' de la EMT que permite viajes ilimitados a personas desocupadas con rentas bajas y a sus familias por 10 euros al año. También la creación del bono infantil que permite viajar gratis a menores de 11 años.

Por otra parte, en materia de bienestar social el Ayuntamiento ha incrementado su presupuesto un 47%, lo que se ha traducido en un aumento de las ayudas de emergencia para el pago de suministros (luz, agua, gas) y de alimentación.

Además, se han creado nuevas subvenciones para el pago de alquileres (hasta un 40% del coste mensual), se han habilitado 1,2 millones para aumentar el parque de vivienda social y se ha creado un servicio gratuito para mediar en caso de desahucios.

En materia de participación, por primera vez los vecinos han podido decidir a qué proyectos destina el Ayuntamiento un total de 7 millones de euros.

La firma del convenio con la Generalitat para desbloquear el aparcamiento de la plaza Ciudad de Brujas que llevaba años paralizado ha sido otros los tantos que se ha apuntado el tripartito en su primer año de gestión.

En el aspecto económico, el tripartito ha presumido en este primer año de rebajar la deuda municipal a 709 millones de euros (la más baja en 11 años), de reducir el plazo de pago a proveedores de 60 a 14 días y de lograr un gran pacto sobre las aperturas comerciales en festivos.

Lentitud en nuevos proyectos

Todos estos logros contrastan con la lentitud que ha exhibido el Ayuntamiento a la hora de iniciar proyectos importantes como son el anillo de ciclista. La modificación del proyecto para ampliar la anchura del carril bici ha sido una de las causas del retraso. Si no hay nuevos inconvenientes, las obras arrancarán en agosto.

El parque lineal de Benimàmet que debe convertir el actual solar por donde pasaban las vías de la línea 1 de Metro en una gran zona verde es otra de las infraestructuras que se han retresado más de lo previsto.

En el caso del Cabanyal, uno de las grandes apuestas del tripartito, se derogó el plan aprobado por Barberá que preveía la la prolongación de Blasco Ibáñez a través del barrio y la demolición de 1.600 viviendas.

El equipo que lidera Ribó ha apostado por rehabilitar el barrio, pero la lentitud en la llegada de las primeras actuaciones obligó a los vecinos a protestar.

Así, el convenido con la Generalitat para subvencionar obras de rehabilitación junto al inicio de las primeras obras de reurbanización para mejorar el barrio han llegado sobre la bocina del primer aniversario del cambio.

Iniciativas polémicas

Algunas de las iniciativas llevadas a cabo durante este primer año no han estado exentas de polémica, especialmente las relacionadas con la religión.

En este sentido, algunos ejemplos han sido la eliminación de la entrada de la Senyera al Te Deum el 9 del Octubre. Después, se anunció la posibilidad de eliminar símbolos católicos de las capillas del tanatorio municipal, a lo que se sumó el apoyo al desfile republicano de las 'reinas magas' el pasado 3 de enero.

También ha provocado una fuerte controversia, incluso entre algunos integrantes del tripartito, la reciente prohibición del 'bou embolat' y del 'bou en corda'.

Los procesos de pacificación del tráfico tanto en el entorno de las Torres de Serranos como en el de la Lonja han creado también malestar e incluso protestas entre un sector de los vecinos y sobre todo, entre los vendedores del Mercado Central.

También la remodelación de líneas prevista por la EMT está generando polémica con la Federación de Vecinos por la eliminación de paradas en algunos centros de mayores y ambulatorios, y entre la empresa y sus trabajadores.

En materia de impuestos, el Consistorio ha recibido quejas también por el incremento del IBI aplicado a los comercios con mayor valor catastral, lo que le ha obligado a replantearse un ajuste de cara al año que viene.

Limpieza, botellón, ruido...

Otros aspectos importanes que generan un alud de quejas vecinales como son la falta de limpieza, el botellón o el ruido derivado de las terrazas de los bares, no se han acabado de solucionar, aunque sí se han abordado y se han tomado medidas.

En el caso de la limpieza, se ha recuperado en baldeo en todos los barrios, aunque las quejas siguen llegando tanto al propio Ayuntamiento como a las diferentes asociaciones de vecinos.

En cuanto al botellón, un problema difícil de erradicar, la Policía Local está llevando a cabo un plan de acción específico para tratar de disuadirlo. También se está realizando un proceso de regulación y control de las 3.300 terrazas de bares que tiene Valencia.

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