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No hay prisa para el Botànic II: los tres partidos se toman tiempo para decidir qué, quién y cuándo

Ximo Puig, Rubén Martínez Dalmau y Mónica Oltra

Laura Martínez

Valencia —

“Ya no hay prisa, no hay que echar a corruptos de las instituciones”. La frase, pronunciada por Mónica Oltra tras el primer encuentro formal con Ximo Puig y Rubén Martínez Dalmau, ha dejado bien claro que el acuerdo de Gobierno entre el PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem-Esquerra Unida irá con calma. Y por si quedaban dudas, añadía: “Tomaremos el tiempo justamente necesario, no más del que se necesite”. Si antes era primero el qué y después el quién, en la negociación del Botànic II habrá incluso “una previa del qué”. 

La previa del qué no es sino la auditoría, valoración, evaluación, o llámese cómo sea, que lleva pidiendo Podemos durante dos semanas. Al final, de aquí a las elecciones municipales, se reunirá una comisión con miembros de los tres partidos para hacer un análisis de la pasada legislatura, cuyas conclusiones servirán de borrador para el próximo acuerdo de Gobierno. Las tres formaciones quieren que quede claro cuáles son las prioridades, los decretos que desarrollen las leyes ya aprobadas y la forma de “profundizar” el cambio iniciado en 2015.

La primera reunión del Botánico II ha satisfecho las expectativas de Unides Podem-Esquerra Unida y ha comenzado a escribir el prólogo del pacto. El primer acuerdo del segundo gobierno de progreso, aún por constituir, empieza desde la Cámara que regulará la investidura de Ximo Puig. La composición de las Corts Valencianes se mantendrá como hasta ahora, con el dirigente de Compromís, Enric Morera, de nuevo al frente. La decisión ha sido consensuada por PSPV, Compromís y Podemos, que creen que no es momento de hacer el tonto con estas decisiones.

Ahora que no hay que echar a nadie del Palau de la Generalitat, ni tampoco pelear por la presidencia, los socialistas querían evitar un paripé como el de la pasada legislatura, con un presidente parlamentario, Francesc Colomer, que duró apenas unas semanas, mientras se negociaba la composición del Ejecutivo. Ahora los números no dan otra opción porque la jugada del presidente salió bien. La jefatura del Consell está clara y la batalla es otra. 

Ceder la presidencia de las Corts Valencianes a Compromís deja a los socialistas con la sartén por el mango, a priori. Una parte del Bloc, quienes se oponían a esta decisión, cree que el PSPV podría pensar que es una moneda de cambio por alguna consellería. ¿Cuántos altos cargos vale la segunda autoridad valenciana? ¿Y las diputaciones y las capitales de provincia? ¿Se puede negociar igual con 17 diputados frente a 27? 

Otros valencianistas creen que la jugada les puede ser favorable. El presidente de las Corts es quien convoca el pleno de investidura para el presidente de la Generalitat y podría esperar el tiempo máximo hasta que la formación a la que pertenece estuviera conforme con el diseño del Ejecutivo. En otras palabras: que Puig no sea presidente hasta que Compromís quiera mover la votación. No obstante, este concepto siempre se topa con unos límites legales.

Sin grandes decisiones hasta después del 26M

La primera reunión ha pactado un calendario para el acuerdo, que incluye que la investidura de Puig será entre el día 6 y el 12 de junio. También que no habrá negociaciones de composición del Ejecutivo autonómico hasta que se conozcan los resultados de las elecciones municipales y cada partido evalúe sus pesos y contrapesos. 

El mensaje que quieren trasladar los tres partidos es de estabilidad, un factor fundamental en tiempos de populismos y neofascismos que se alimentan del miedo. La izquierda valenciana garantiza la estabilidad; sin sobresaltos, sin numeritos. “Sin payasadas”, se añadía desde el entorno del Palau. “Es un día trascendente para nuestro autogobierno”, señalaba Ximo Puig al terminar la reunión, satisfactoria para ambas partes. “La valentía de 2015 tendrá continuidad”, añadía Oltra.

La elección de Morera se interpreta como un mazazo sobre la mesa de Oltra en su formación. Un sector del Bloc, presente en el grupo parlamentario, cuestionaba que el presidente repitiera en el cargo y se barajaba una Mesa provisional hasta tener cerrado todo el acuerdo de Gobierno. En esa provisionalidad deberían pasar también los comicios municipales, que evidenciarán, en clave interna, qué pata tiene más peso. Oltra, preguntada por la provisionalidad, ha negado que desde Compromís se haya considerado en público esa opción: “Los dimes y diretes son dimes y diretes. La gente tiene sensaciones, pero eso no establece una línea oficial de partido”, ha sentenciado.

El tiempo que se han dado las formaciones también servirá para marcar objetivos comunes y llegar con las ideas claras. ¿Mestizaje sí, mestizaje no?, ¿Cuántas consellerías vale la presidencia de la Generalitat, que puede disolver las Corts y adelantar las elecciones? ¿Cuántas consellerías dirigirá Podemos, con un tercio de los diputados que el PSPV?

Compromís, Podemos y el PSPV han chocado esta legislatura en cuestiones clave que figuraban en el pacto o que fueron introducidas en debates posteriores, como la tasa turística o el SDDR. La primera tensó el Botànic hasta hacerlo temblar -Podemos amenazó con no aprobar los presupuestos- y la segunda terminó con un secretario autonómico haciendo las maletas. Y reapareciendo en la formación morada. Los tres dirigentes tienen mucho que hablar todavía. Perfiles, programas, acciones. El qué, el quién, el cómo. Las tres W. Y quizá alguna más.

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