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Del bosque a la caldera: economía circular para prevenir incendios

Vista de Todolella (Castellón).

Belén Toledo

Para el turista procedente de la ciudad, los montes del interior de Castellón son un precioso paisaje de frondosa vegetación. Pero para muchos de quienes habitan ese paisaje y también para gran parte de los ingenieros forestales, esa misma espesura convierte los bosques en un polvorín. “No tenemos ningún tipo de gestión y el riesgo de incendios se multiplica”, explica José Vicente Oliver, presidente de la Plataforma Forestal Valenciana y profesor de Ingeniería Forestal en la Universidad Politécnica de Valencia.

Todolella, un pueblo de 147 habitantes en el interior de Castellón, es un ejemplo de este problema. Parte de los bosques que lo rodean se quemaron en un incendio forestal que tuvo lugar en la década de los 90. En estos años, la vegetación se ha recuperado “pero sin tratarla”, explica Laura Segura, la ingeniera forestal encargada de redactar el plan de ordenación forestal del municipio. Por eso, “el monte se encuentra en muy mal estado. En caso de incendio, el peligro aumentaría porque la masa tiene demasiada espesura”.

Conservación o intervención: el dilema 

La falta de gestión de los bosques es un problema común a todo el territorio valenciano, según denuncia Oliver. En la raíz del problema está la “visión urbanita” de los sucesivos gobiernos valencianos “desde el de Joan Lerma [presidente socialista de la Comunidad Valenciana en los años 89], pasando por todos los del PP e incluyendo al actual”, lamenta. “Se hacen parque naturales para la conservación pasiva. Esto ha llevado a que no tengamos ningún tipo de intervención y a que el riesgo de incendios se multiplique”.

Las consecuencias de esta pasividad se agravan cuando se trata de una zona forestal que ha sufrido un incendio. La regeneración natural incluye el nacimiento de numerosos árboles, de los que sólo una parte consiguen prosperar. Si el resto no se retira, acaba convertido en un excelente y peligroso combustible. “Hay que intervenir y dejar unos mil arbolillos por hectárea para conseguir un ecosistema más resiliente”, explica.

Las directrices que llegan de las ciudades se combinan con el otro gran problema del bosque, según Oliver: la despoblación del mundo rural. Hasta hace pocas décadas, “el monte estaba trabajado, y esto es así desde hace milenios”, explica. Había cultivos de secano “enclavados” en el bosque que cortaban la evolución de los fuegos y, además, los propietarios eliminaban los árboles más débiles y rebajaban la espesura de los montes para aprovechar la madera. “Allí donde da valor y beneficio, el monte no se quema”, resume.

Calefacción para edificios públicos y particulares

Siguiendo esta máxima, el Ayuntamiento de la Todolella ha decidido ponerse manos a la obra. El pueblo tiene una red de calefacción urbana que abastece a los edificios públicos. Además, es el único municipio en la comunidad autónoma que ofrece este servicio a los particulares. El siguiente paso es abastecer la caldera con combustible extraído de su propio monte. Durante el próximo año, Segura redactará el plan de ordenación del monte público, que dispondrá qué zonas habrá que limpiar de matorral y ramas sobrantes cada año.

Después, el Ayuntamiento construirá una pequeña instalación para tratar la biomasa y convertirla en la astilla que alimentará la caldera. Según explica Àngel Guardiola, teniente de alcalde, cuando la iniciativa se consolide existirá la posibilidad de “mancomunarla, de forma que podamos compartir la maquinaria y la experiencia con los pueblos de alrededor”. Todo esto, explica, es posible gracias a los impuestos y compensaciones que la central eólica que corona los montes del pueblo paga al Ayuntamiento.

La idea es “hacer una economía circular. El parque eólico genera un beneficio que se acaba transformando en una red de calor y en la prevención de incendios”. Guardiola espera poder sacar todo esto adelante gracias a subvenciones y ayudas de la administración, cuya necesidad está justificada, según el edil: “Todos tenemos claro que tenemos que invertir en sanidad porque nos tenemos que cuidar. No sé si tenemos tan claro que el dinero que se gasta en cuidar el medio ambiente también está bien empleado. Hay muchos beneficios detrás de tener un monte limpio”.

La importancia de acotar la extracción 

Iniciativas parecidas van poco a poco salpicando el territorio valenciano. Destaca el caso de Serra, en Valencia, y también el de los municipios de Bocairent y Banyeres, en Alicante. Los beneficios van desde la prevención de incendios a la creación de empleo en las zonas rurales que puede contribuir a la fijación de la población. Es la “sostenibilidad económica y social, que debe ir unida a la medioambiental”, explica Oliver.

Hay, sin embargo, otros expertos en la materia que señalan la necesidad de acotar estas iniciativas para no terminar dañando el bosque. Andreu Escrivà, ambientólogo, doctor en Biodiversidad y técnico de proyectos ambientales en la Fundación Observatorio del Cambio Climático reconoce que “es positivo que haya proyectos que rentabilicen la gestión de los montes, y ejemplos como el de Todolella son inspiradores”.

Pero añade que  “el peligro es que se acabe viendo el monte sólo como un sitio productor de bienes, cuando es mucho más. Con su sola existencia, el bosque aporta servicios como proteger de la erosión, recargar acuíferos y mitigar el cambio climático”. Escrivà concluye que la extracción de biomasa es deseable pero siempre “de manera racional y zonificada. Habrá que acotar parajes que no se puedan tocar, donde se permita al bosque regenerarse de forma natural”.

Desde la administración autonómica se apoya este tipo de iniciativas. “Llevamos  un año trabajando en el aprovechamiento de residuos forestales y agrícolas”, explica Delia Álvarez, directora general de Prevención de Incendios Forestales de la Generalitat Valenciana. “Esto disminuiría la necesidad de las quemas por parte de los agricultores, que son una importante causa de incendios”, añade.

Ante las críticas de pasividad y de falta de intervención en los montes valencianos, Álvarez responde que “estamos en la línea de gestión activa del monte”. Entre sus proyectos, está la intervención preventiva en las zonas arrasadas por los dos grandes incendios de 2012, en Cortes de Pallás y Andilla. “También está a punto de salir una convocatoria de ayudas para que los propietarios de zonas forestales puedan hacer estos tratamientos silvícolas”, añade.

Mientras, en Todolella se sigue trabajando. Guardiola espera que en 2019 la caldera pueda ya abastecerse de biomasa salida de las montañas que rodean el pueblo. Si todo sale bien, la próxima vez que el fuego prenda, las llamas encontrarán menos combustible con el que alimentarse. Con suerte, el único fuego será el de la caldera que calentará las casas de los habitantes del pueblo. 

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