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El primer “gasto” de Ribó en comedores escolares y otros asuntos sociales

El alcalde de Valencia, Joan Ribó (Compromís)

EFE

Valencia —

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, ha firmado en el primer día en su nuevo cargo las ayudas para los comedores escolares, ha ordenado abrir la puerta principal del consistorio (que normalmente permanecía cerrada) y ha anunciado que habilitará un día a la semana para abrir “líneas de conexión” con la ciudadanía.

En una entrevista con la Agencia Efe, Ribó (Manresa -Barcelona-, 1947) ha contado que ha madrugado y leído la prensa en casa como cada día y ha llegado al consistorio en su bicicleta, aunque algo más pronto de lo habitual.

Una de sus primeras medidas ha sido que, a partir de mañana, la puerta principal del Ayuntamiento quede abierta de 8 a 15 horas para que cualquier ciudadano pueda ver el consistorio, un gesto al que añadirá habilitar un día a la semana para que cualquier persona o asociación le plantee sus quejas en persona.

Como alcalde ha asegurado que responderá a quien le interpele en los plenos e intervendrá en los debates del estado de la ciudad, ya que el no haber podido debatir “ni una sola vez” con la anterior alcaldesa era “una anormalidad” que tienen que corregir.

“Líneas de conexión” con los ciudadanos

Tras asegurar que quiere “mantener unas líneas de conexión con las personas que viven y trabajan en esta ciudad”, ha admitido que no sabe dónde está guardada la vara de mando que rechazó por no simbolizar su forma de gobernar y ha argumentado que los nuevos tiempos exigen “colaboración y diálogo” para llegar a acuerdos y no ordenar ni mandar.

Las dos primeras medidas que han firmado han sido para comedores escolares y otros asuntos sociales, “me he gastado algún dinero ya”, ha bromeado, “pero las he firmado con gusto” y ha asegurado que son las primeras de una “cascada” de medidas para solventar la urgencia social en Valencia.

“No se va a prolongar” Blasco Ibáñez

A nivel económico ya trabajan en “planteamientos radicalmente nuevos” en el Plan General de Ordenación Urbana y el Pepri del Cabanyal, en el que ya “no se va a prolongar” la avenida Blasco Ibáñez y ha apostado por buscar “rápidamente” ayuda en planes europeos para la rehabilitación de viviendas.

Su equipo ya trabaja en modificar el anillo ciclista del centro de la ciudad para circular “cómodamente” y en conseguir que las calles tengan “espacio suficiente para las personas”, además de llenar plazas, como la del Ayuntamiento, de cultura.

Contra la corrupción su receta son “las paredes de cristal” y la transparencia, como en Londres donde anotan cada gasto que hacen los políticos para que lo vea quien tengan interés a través de la página web.

Ribó, que se bajará el sueldo aunque no ha precisado cuánto, ha propuesto un observatorio de los contratos y una oficina anticorrupción donde de forma anónima se puedan hacer denuncias y ha resumido: “la Alcaldía será fiscal, no será defensa”.

Ha apostado por un modelo de ciudad que “respete y ponga en valor” la huerta de donde nació y ha hablado de “generar mecanismos para que Valencia sea mercado natural de esos productos.

Gobierno “estructurado” esta semana

Se ha mostrado convencido de que esta semana no solo podrán decir que han llegado a un acuerdo de gobierno, sino tenerlo estructurado y, aunque ve “pronto” definir las áreas, ha adelantado que la idea inicial es “la reducción”.

Ribó cree que en temas municipales se pondrá “entender bastante” con Ciudadanos, mientras que del PP ha dicho que necesitarán un tiempo para “reorganizarse” y, aunque confía en poder establecer “líneas de diálogo, dependerá de ellos”.

Se ha defendido de los que le acusan de nacionalismo al asegurar que si avanzar en la idea de hablar en valenciano, ser capital de la cultura mediterránea y pelear la financiación es ser nacionalista “que venga los dioses de donde sea y lo vean, yo creo que no”.

Joan Ribó es consciente de la situación económica “poco boyante” de la Generalitat pero cree que se van a “entender” y ha apuntado que tienen que hablar de temas comunes como la dársena o el Parque Central, sobre los que pende “una espada de Damocles” en forma de deuda de 420 y 200 millones, respectivamente.

Respecto al Gobierno central, ha centrado sus exigencias en un contrato programa de transporte, condonar la deuda del Consorcio por la Copa del América de vela y exigir su aportación para el Parque Central “como en todas las ciudades donde ha llegado el AVE”.

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