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El socialista Rodríguez emula al popular Cotino al dimitir: “hemos podido meter la pata, pero no la mano”

Rodríguez deja la Diputación para demostrar mejor su inocencia "fuera": "Podemos haber sido torpes, pero nunca ladrones"

Laura Martínez

Hace cuatro años, al salir de la Ciudad de la Justicia, el entonces presidente de les Corts Valencianes por el PP pronunció una frase que se hizo viral: “Puedo haber metido la mano, lo he dicho mil veces, pero nunca la pata”. Juan Cotino acababa de declarar por la visita del Papa, una de tantas piezas del puzzle de la Gürtel, cuando unas cuantas cámaras le esperaban a la salida. Cotino quiso decir ante las cámaras lo que había declarado ante el juez, que era un colaborador voluntario, uno más que pasaba por allí y que no sabía nada. Pero su error le valió cientos de gags en televisiones, redes sociales y comentarios de la prensa. Cotino había reiterado hasta la saciedad en declaraciones anteriores que podía “haber metido la pata, pero nunca la mano”. Y ese día se enredó con la frase.

En un trance parecido, pero en otro contexto, se encontraba este lunes el presidente de la Diputación de Valencia detenido el pasado miércoles e imputado por prevaricación y malversación. Jorge Rodríguez, una de las promesas de los socialistas valencianos, convocaba a las 12.00 a la prensa para anunciar algo que todos los asistentes intuían: iba a apartarse de la institución provincial, de nuevo ocupando la actualidad por una investigación por corrupción. En su discurso, pronunció la frase que Cotino sí quiso decir: “Estoy seguro de que a lo largo de estos tres años de trabajo nos hemos podido equivocar, podemos haber cometido alguna irregularidad de carácter administrativo, podemos haber metido la pata, pero de lo que estoy absolutamente seguro es de que ni yo ni mi equipo ni cualquier de mis compañeros en la Diputación ha metido la mano”.

La joven promesa, apartada provisionalmente del PSPV por orden de Ferraz, adaptó en su comparecencia exprés el manual del PP para cuando estalla un caso de corrupción. Una comparecencia sin preguntas, con un discurso preelaborado -que se puede consultar en la web de la institución- y una entrada entre aplausos de los suyos al estilo de una recepción de veteranos de guerra. Pero él no venía de Vietnam, sino de acogerse a su derecho a no declarar en el juzgado, acompañado de su entorno más próximo en la Diputación y en Divalterra, la empresa -otra vez- en el foco de la UDEF.

En apenas cinco minutos de discurso ventiló a las decenas de periodistas que le estaban esperando. “La investigación está bajo secreto de sumario”, fue la excusa para no admitir preguntas. Ni sobre la detención, la operación, su situación en el partido o si seguiría siendo alcalde de Ontinyent, desafiando claramente el mandato del PSOE. 

Aquí el socialista volvió a tomar nota del manual de los populares al adaptar el concepto del despido en diferrido a su dimisión. Rodríguez no abandonará la alcaldía del municipio de La Vall d'Albaida, pero cederá la vara de mando a Rebeca Torró, teniente de alcalde, que a partir de este lunes será alcaldesa en funciones. Costumbres políticas que fueron tan criticadas al PP parecen no haber desaparecido. Rodríguez no habló a través de una pantalla de plasma, pero poco le faltó. 

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