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El ‘Gran Hermano’ que vigila las Aguas de Alicante

Amador Roja en la sala de control de aguas de Alicante

Emilio J. Salazar

Alicante —

Cuando uno entra en la sala que alberga el sistema de telecontrol y telemando, lo primero que le llama la atención es su espectacularidad, propia de esos centros operativos que según las películas americanas emplea la CIA. En cierto modo, lo que hacen aquí los siete operadores y dos técnicos las 24 horas del día, los 365 días del año, es espiar. Vigilan la red al completo de agua potable y de saneamiento en todas las etapas, desde el momento en que la captan hasta que la sirven en los hogares.

Una especie de ‘Gran Hermano’ presidido por una pantalla de enormes dimensiones conectada a su vez a ocho ordenadores. Desde esta habitación, ubicada en las oficinas de Aguas Municipalizadas de Alicante, se puede controlar “a tiempo real” la regulación de presión, la medición del caudal o del cloro, o la estimación de fugas “para adelantarte a ellas”, entre otras funciones

El que habla es Amador Roja, responsable del Centro de Control. De esta forma, por ejemplo, detectaron un problema de turbidez la semana pasada, en la noche 5 al 6 de diciembre, gracias a los medidores detectados a los 15 minutos de haberse producido. “En una hora ya se había intervenido”, dice con orgullo.

En total, rigen el abastecimiento y distribución de agua de Alicante ciudad, Sant Joan d'Alacant, San Vicente del Raspeig, Monforte del Cid, Petrer, El Campello y parte de la localidad de Mutxamel. O lo que es lo mismo, examinan el control de calidad del agua de 475.000 personas en invierno y 780.000 en verano, aproximadamente.

Así, con un solo ‘click’ se puede comprobar cómo zonas de playa tipo Cabo de las Huertas o San Juan registran un consumo de agua en invierno muy reducido comparado con la etapa estival, “cuando se triplica”, un comportamiento similar al que ocurre los fines de semana cuando los alicantinos acuden a sus viviendas situadas en zonas de campo.

El control que realizan de los pozos les permite hacer previsiones diarias del consumo que tienen las distintas poblaciones. Amador muestra en la gran pantalla el estado actual del pozo más alejado, situado a 80 kilómetros de Alicante y a 269 metros bajo tierra. El de Los Santos está elevando en el momento de la visita 219 metros cúbicos hora. “Al estar el pozo tan alejado, debemos prever con tiempo cuándo hace falta agua porque tarda desde la orden 11 horas en llegar hasta aquí”, avisa el técnico.

Al final, lo que hacen es ir actuando en función del comportamiento del consumidor. Saben, por ejemplo, que el día de menos consumo del año suele ser el 1 de enero. ¿El motivo? “Trasnochamos y nos levantamos pasado el mediodía cuando se empieza a notar que la gente suele ducharse o poner el lavavajillas”, señala Roja. También tienen comprobado que durante la retransmisión de un evento deportivo, el consumo cae en picado. “Recuerdo la final del mundial que ganó España, cuando el árbitro pitó el inicio del partido, la curva de consumo descendió a límites históricos y se disparó en el descanso hasta que volvió a bajar en la segunda parte”, explica.

Aunque hay días que no se pueden vaticinar, como el 11 de septiembre de 2001. Las retransmisiones que hicieron la mayoría de cadenas de los atentados contra las Torres Gemelas mantuvieron en vilo a todo el mundo y los alicantinos en concreto registraron el menor consumo de agua que Amador Roja recuerda. “Los diferentes depósitos de agua con los que contamos nunca los llenamos más del 80% por si se produce una reducción de consumo, y ese día por primera vez se rebasó ese 80% porque no contamos con que ese comportamiento de la población”. Depósitos como el del Fenollar, con una capacidad máxima de 8.000 metros cúbicos, constituye uno de los más importantes junto con el de Taibilla, de los 32 contabilizados.

Riadas

Desde el sistema de telecontrol y telemando también fiscalizan algunas instalaciones especiales como es el Depósito Anticontaminación, que consiste en unos tanques con una capacidad de 60.000 metros cúbicos situados en los bajos del campo de fútbol del barrio de San Gabriel. Su misión, recoger las primeras aguas de las lluvias antes de que lleguen al barranco de las Ovejas, cuyo cauce venía experimentando espectaculares crecidas a causa de las lluvias torrenciales.

Dicha agua la almacenan en la depuradora Rincón de León, próxima a las instalaciones, donde recibe tratamiento terciario para usos que van de riego, baldeo de las calles, jardines… “y así se aprovecha más en una zona de sequía como es esta”. Todo esto sin olvidarnos de otro depósito que también recoge agua de lluvias como es el del parque La Marjal, que ofrece una solución técnica innovadora a las inundaciones

Precisamente el centro de telecontrol se ideó tras las traumáticas riadas de 1982, cuando Alicante registró 217 litros por metro cuadrado, una cifra que en 1997 quedó superada con 270 litros, dejando cuatro fallecidos y la ciudad anegada. Desde entonces, se ha venido modernizando hasta llegar a la actualidad cuando cuenta con una innovadora aplicación más ágil y con un entorno gráfico que recuerda a las películas de espías.

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