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“En la actualidad se critica la Transición como los males de la democracia pero al menos fueron capaces de llegar a consensos”

Virgilio Candela

Emilio J. Salazar

Alicante —

En una semana en la que los actos conmemorativos por el 40 aniversario de la Constitución Española han quedado deslucidos por la preocupante irrupción de Vox en el ya de por si inestable panorama político, recurrimos al profesor Virgilio Francisco Candela, para echar la vista atrás y adivinar lo que está por venir. Autor de la tesis ‘La transición política a la democracia en la provincia de Alicante: Historia de la Unión de Centro Democrático (1973-1983)’, este docente lleva años investigando sobre la UCD, el partido de Adolfo Suárez que, paradójicamente, no fue un partido.

En la provincia de Alicante, donde se centra el estudio, “su estructura tuvo una naturaleza similar a la nacional”. Es decir, se configuró en torno a “una coalición de distintos partidos políticos y distintas sensibilidades” que se crearon muy poco antes de las elecciones de junio de 1977. Las diferencias principales con el movimiento nacional, auspiciado por un Suárez cuyo pasado franquista era innegable, es que en Alicante se recurrieron a referentes de la sociedad “sin lazos con la dictadura para no deslegitimar esa voluntad de cambio que existía”.

Entre las figuras que ha analizado Candela destaca la de Luís Gámir Casares, proveniente de la vertiente socialdemócrata “y uno de los ideólogos de UCD” que tras ser elegido consecutivamente en los comicios de 1977 y 1979 diputado por la circunscripción de Alicante, acabó después de ministro de Comercio y Turismo con Adolfo Suárez y también de Transportes y Comunicaciones con Calvo-Sotelo. La sensibilidad demócrata cristiana la trajo en la provincia el abogado Joaquín Galant, de Almoradí; y la liberal vino de la mano del también abogado ilicitano Josep Lluis Barceló, convertido en la etapa preautonómica en el primer conseller de Educación; sin olvidar otro ilicitano como el empresario Manuel Martínez Valero, quien no logró representación en el Senado.

El caso del que fuera presidente del Elche Club de Fútbol –y cuyo estadio lleva su nombre- resume quizás lo que fue UCD. Valero se autodefinía en aquella etapa “como un joven socialista a quien la vida hizo liberal”, según recoge la cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández. Una amalgama de ideologías que hoy en día nos podría recordar a Ciudadanos. Sin embargo, ese paralelismo lo rechaza de pleno Virgilio Francisco Candela, “ni Albert Rivera se puede comparar con Adolfo Suárez porque ni las procedencias ni trayectorias son idénticas”. Y todo pese a que entienda que “desde Cs se quiera relacionar la figura de Rivera con Suárez por la gran popularidad que tuvo el presidente”.

Para este licenciado en Historia, “el partido que más se podría asemejar a la UCD es el PP”. “Gran parte de su ideario democratacristiano y liberal está integrado a día de hoy en el PP. Lo que ocurre es que el PP supo interpretar lo que ocurrió con la UCD que se vino abajo por la ambición de los grandes barones de esas corrientes ideológicas. El PP aprendió la lección y con la renovación en 1989 han sabido trabajar de una forma unida pese a las distintas sensibilidades que aglutina”.

Sensibilidades de una formación heredera de UCD que transcurre desde posiciones de centro hasta extremas “porque hoy en día vemos que Pablo Casado se está alejando del centro y escorando más a la extrema derecha”, una conversión que también está afectando al partido de Rivera, “otro que está coqueteando con esa derecha extrema”.

Esta deriva se está dejando notar en Andalucía donde el doctor por la Universidad de Alicante considera que PP y Cs “deberían plantearse” si les interesa la negociación con Vox, un partido que “quiere expulsar a los inmigrantes, derogar las leyes contra la violencia de género, la discriminación de género, o acabar con las comunidades autónomas”. Por un lado, el partido de Casado “tendrá que hacerse ver si se va a dejar apoyar por Vox cuando Vox no deja de ser una escisión de su propia esencia”. Y por otro, Candela considera que el partido naranja “también tendrá que analizar si mantienen un discurso europeísta y al mismo tiempo se apoyan en un partido antieuropeista xenófobo”.

Por todo lo expresado, el autor de la tesis doctoral sobre la UCD –con sobresaliente cum laude- echa en falta un partido como el que fue la CDS surgido de las cenizas de la UCD, “un partido de centro que pueda bascular a izquierda y derecha y que pueda servir de comodín a PSOE y PP”; un partido “que debería de ser Ciudadanos” hasta su viraje a la extrema derecha. Viraje que, con la irrupción de Vox, “pone en peligro las libertades que hemos conseguido”. ¿Cómo se frenan estas opciones de extrema derecha? “Primero es necesario que las instituciones europeas recapaciten sobre cuál ha sido la sugestión de las políticas europeas en los últimos años”. Esto ha llevado, entiende, “a un alejamiento de las élites políticas con respecto a la calle”, y por lo tanto, los políticos deben volver a acercarse a la ciudadanía que está acogiéndose “a otras opciones demagógicas”.

¿Consenso?

Con este panorama, ¿es posible llegar a consensos? Para Candela es necesario. “Entiendo que los grandes partidos constitucionalistas de España deben recapacitar y si tanto apelan a esa palabra famosa de la Transición, el consenso, aprendamos lo que tuvo de bueno, y es que fueron capaces de sentarse en una mesa y plantear como prioridad la estabilidad institucional”. “No fue una transición idílica, hubo muchos muertos, también por parte del aparato franquista, pero tampoco fue el proceso crítico como ahora nos quieren hacer ver”, matiza.

“En la actualidad se critica la Transición como los males de la democracia, pero al menos fueron capaces de llegar a consensos” en un momento en el que la crisis económica del petróleo les llevó a firmar los Pactos de la Moncloa, recuerda. “Ahora nos parece improbable un posible pacto PSOE, PP y Cs” tanto en las andaluzas como tras las próximas citas electorales, “cuando es algo que se está produciendo en el resto de países europeos con total normalidad”, añade. “La radicalización de la vida política no favorece para nada el entendimiento”, asegura, de un país “que carece de una necesaria cultura política que incluye esa cultura del pacto y del respeto” porque, concluye, “no debemos olvidar que tenemos los mismos años de democracia que de dictadura”.

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