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17 faltas graves probadas justifican una sanción “sin precedentes” al profesor universitario que puso un cero al 99% de sus alumnos

El campus de la Universidad de Alicante.

Miguel Giménez

Valencia —

Hasta diecisiete faltas graves ha considerado demostradas la Universidad de Alicante -la última de ellas suspender con un cero al 99% de sus alumnos (223 estudiantes) en un examen el pasado mes de enero- para aplicar una sanción histórica a un profesor de Realización y Producción de Medios Impresos de tercero del grado de Publicidad y Relaciones Públicas. Se trata de Alessandro Cavaliere, que ha recibido un castigo “sin precedentes” en la institución alicantina, dos años y medio de empleo y sueldo, tal y como el propio afectado reconoció en una carta publicada en el diario Información bajo el título de 'Praxis docente en nuestra universidad'.

Según reconocen desde la Universidad de Alicante, se le incoó expediente disciplinario al profesor el pasado mes de febrero, a raíz de una denuncia presentada por los alumnos después del suspenso generalizado en el examen de enero. “La Universidad tenía conocimiento de las quejas de múltiples estudiantes, pero la apertura del expediente sancionador no se puede producir hasta que no existe una denuncia”, puntualizan desde la institución, que insisten en que la sanción está “muy documentada y argumentada” después de casi seis meses de instrucción: “Se han respetado todas las garantías del docente, se le ha dado la oportunidad de que diera su versión igual que se entrevistó a los estudiantes y se les pidió que fundamentaran sus acusaciones”.

El instructor propone este castigo tan grave al considerar demostradas hasta diecisiete faltas muy graves de una casuística muy diversa a lo largo de los dos últimos cursos: “Se le sanciona por una mala praxis reiterada en el tiempo” y por una falta de respeto hacia sus alumnos. “No se trata de un hecho puntual, evidentemente”. 

Antes de llegar a este desenlace, como reconoce José Penadés, vicerrector de la Universidad de Alicante, se habló con el afectado para intentar, sin éxito, que “recondujera” esa situación. Finalmente, se ha producido esta sanción que es firme y Penadés califica de “extraordinaria” en esa institución.

“Satisfechos” con la respuesta de la Universidad

Los alumnos afectados han mostrado su satisfacción con la respuesta de la institución. “La sanción escapa a nuestra capacidad, pero estamos muy satisfechos porque se nos haya escuchado. La Universidad ha respondido”, reconoce Andrés, uno de los alumnos que cursó esta asignatura con el controvertido profesor y que tuvo la “suerte” de aprobar. 

Según explica -él estuvo en su clase hace dos cursos, no es de los estudiantes a los que puntuó con un cero el pasado mes de enero-, desde primero ya había oído hablar de este profesor: “Cuando llegamos a su clase, nos dio el libro fotocopiado y se limitó a pedirnos un proyecto para todo el año en prácticas y en teoría nos dijo que estudiáramos el libro y que le planteáramos las dudas en clase, cuando es una asignatura compleja que requiere de explicaciones, porque si no la gente va muy perdida, que es lo que pasó”.

Andrés, quien considera que con este docente existe un “problema de comunicación” que se agrava cuando tiene que dar clase a 300 estudiantes por curso, recuerda que perdió “un par de veces nuestros trabajos” y que había “disparidad en las calificaciones”, apunta que ellos presentaron numerosas quejas y recogidas de firmas: “No sabíamos que lo que teníamos que hacer era poner una denuncia, tal vez porque no nos asesoraron bien”. “Este profesor no debe dar esta clase cuando hay otros muchos docentes mucho mejor capacitados para dar esta materia mucho mejor”, sostiene.

Los alumnos “han exagerado”

Cavaliere, en su carta publicada en prensa, mantiene que un grupo de alumnos ha “exagerado” lo que el considera “problemas habituales que se dan en las clases” por la “masificación” en las aulas y los “errores de comunicación”. También explica que hay “muchos alumnos” que hablarían positivamente de su trabajo pero que no lo han hecho por el “linchamiento general” del que se siente víctima.

Justifica que no pudo poner las notas a tiempo por una gastroenteritis y que cuando las pudo entregar el expediente disciplinario ya estaba en marcha. Por ello, anuncia que ha presentado una demanda judicial para “limpiar” su “buen nombre” como profesional.

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