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La madre del cerebro del caso Emarsa declara que participó en las sociedades que blanquearon dinero porque su hijo se lo pidió

El empresario Jorge Ignacio Roca Semper.

Europa Press

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La madre del que fuera el 'cerebro' financiero del 'caso Emarsa' ha declarado este miércoles ante la Audiencia Nacional que nunca tuvo nada que ver con las actividades delictivas de su hijo, y que a pesar de aparecer como socia junto a él en diversas sociedades implicadas en un presunto blanqueo de dinero, ella no ha tenido en la vida “interés por las cuestiones fiscales”.

María Carmen Samper Muñoz y su hijo Jorge Ignacio Roca Samper son los dos acusados de la causa que ha empezado este miércoles a juzgarse en la Audiencia Nacional por la creación de un entramado societario con el objetivo de blanquear el dinero obtenido de su actividad delictiva.

El Ministerio Fiscal sostiene que a diversas cuentas de titularidad de Carmen Samper llegaron fondos apropiados de Emarsa por valor de 318.000 euros y que ella colaboró con su hijo en la apertura y mantenimiento de cuentas en Andorra con el objetivo de ingresar en ellas beneficios de una actividad empresarial inexistente.

Asimismo, Fiscalía considera que la acusada María Carmen Samper colaboró en la introducción de fondos de procedencia ilícita en el mercado financiero, incluso por medio de la compra de un inmueble en Andorra. Por todo ello, se le acusa de un delito de blanqueo de capitales y se le pide una pena de cinco años de prisión y multa de 954.000 euros. Además el Ministerio Público pide que la acusada indemnice con 318.000 euros más intereses a Emarsa.

Durante su declaración, sólo ha respondido a preguntas de su abogado, la acusada ha negado tener relación con el expolio de la empresa pública de tratamiento de aguas residuales de Valencia (Emarsa) y ha incidido una y otra vez en que todo su actividad ha sido regentar una tienda de artículos de regalo y joyería. “He tenido mucho éxito vendiendo por el boca a boca”, ha llegado a decir, para apostillar acto seguido que nunca le gustaron los números y que de hecho no se escolarizó hasta después de casada.

Mover el dinero de Emarsa

No obstante, y a pesar de su incultura en materia financiera, ha confirmado que abrió una sociedad compartida con su hijo (Iberchateau SL) para pagar menos impuestos, que hacía viajes con efectivo a Andorra porque “era lo que recomendaban” por los altos intereses que reportaba, y que invirtió en la compra de inmuebles para sacar rédito con los alquileres. “Si yo trabajo, que trabaje también el dinero”, ha llegado a decir.

La acusada, en repetidas ocasiones ha sostenido que a pesar de aparecer como socia en diversas sociedades instrumentales creadas por su hijo, Jorge Ignacio Roca Samper, nunca actuó con ellas y ha apuntado que eran meros instrumentos para tener propiedades. De hecho, ha relatado que ya en 2008 rompe la relación absolutamente con su hijo por desconfianza, aunque para entonces aparecían ambos como socios en varias sociedades.

En el escrito de la Fiscalía se imputa a Jorge Ignacio Roca Samper un presunto delito de malversación, cuatro delitos contra la Hacienda Pública y un delito continuado de falsedad de documento mercantil. Apunta el Ministerio Público que la finalidad tanto de Roca como de su madre era ocultar las ganancias ilícitas obtenidas de la actividad delictiva desarrollada en Emarsa (Entidad Metropolitana de Aguas Residuales Sociedad Anónima). Esta empresa de capital público tenía como objeto social el mantenimiento, explotación y conservación de la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Pinedo, en Valencia.

Roca usaba las sociedades Eiwas Eingentlich SL, Erwinin SL, Zonday Investmetnts, Agrolemos YN SL y Printergreen SL, como interpuestas en la cadena de facturación de lodos y desbastes entre 2005 y 2010 para incrementar artificiosamente el valor de los trabajos realizados para Emarsa.

Carmen Samper ha señalado durante el juicio oral que todas las sociedades en las que participaba con su hijo eran administradas por él, y que cada vez que creaba una nueva, y pedía su firma, le decía que “para crear una sociedad necesitaba dos personas”. “Pero no me dijo para qué iba a crearlas. Siempre pensé que me sacaba dinero de mis propiedades y de mis empresas, nunca pensé que habría un tercero” ha llegado a decir, para luego negar que hubiera un fin delictivo.

Por su parte, Jorge Ignacio Roca (su hijo) ha señalado que crearon esas sociedades porque este tipo de figura mercantil suponía un ahorro fiscal importante, y ha desmentido tajantemente que su madre tuviera conocimiento de la actividad que él llevaba a cabo con Emarsa. “No sabía qué actividad hacíamos. O suponía que la actividad era normal. Solo sabía que bajaba a Valencia a trabajar”, ha indicado a preguntas del fiscal.

Además, ha apuntado que si bien madre e hijo compartían titularidad de una cuenta en Andorra, ella no tenía constancia de movimientos sobre la misma porque sólo la utilizaba él.

Ya en julio de 2019 la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó por blanqueo de capitales a Jorge Ignacio Roca Samper, considerado como el artífice financiero del saqueo en las cuentas de la depuradora de Pinedo (Valencia), así como al empresario Vicente Gil Usedo y sus hijos Vicente y María Yolanda Gil Blay.

El conocido como caso Emarsa supuso el saqueo de 24 millones de euros por medio de la depuradora de Pinedo (Valencia), y acabó con la condena del exvicepresidente 'popular' de la Diputación de Valencia Enrique Crespo a 10 de años de cárcel, y del exgerente de la empresa pública Esteban Cuesta a 12 años y medio.

Según la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia de junio de 2018, tanto Enrique Crespo y Esteban Cuesta abonaron entre 2004 y 2010, “guiados por el ánimo de obtener un beneficio económico ilícito”, con cargo a los fondos públicos de que disponía Emarsa para la gestión y explotación de la planta de depuración de Pinedo “diversos gastos personales, principalmente en restaurantes y obsequios, ajenos al servicio público de depuración de aguas residuales que tenía encomendado dicha sociedad por la EMSHI” (Empresa Metropolitana de Servicios Hidráulicos).

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