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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Los 'chuleos' del PP valenciano a Alberto Fabra

Alberto Fabra, presidente del PP valenciano

Toni Cuquerella

La que tendría que pasar como la principal iniciativa de regeneración del presidente del PP valenciano, las 'líneas rojas' contra la corrupción, ha sido uno de sus principales quebraderos de cabeza dentro del partido. Un partido en el que hay tanto imputado estos límites impuestos por Alberto Fabra son como nombrar la soga en casa del ahorcado.

El último ejemplo, y uno de los más vehementes, ha sido el del vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau. Después de ser 'reimputado' en el caso Nóos ha anunciado que no dimitirá, desmarcándose de las 'líneas rojas' de Fabra porque “son suyas, yo tengo mis propias líneas, que pueden coincidir ¡o no!”. Además, en una comparecencia altanera, el también mano derecha de Rita Barberá envió un recado al líder del PP valenciano al decir que “nadie me va a marcar cuáles son las decisiones que yo deba de tomar” y que “puestos a decir pediría hasta coherencia a la hora de aplicar las líneas rojas”.

Otro caso reciente ha sido el de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, doblemente imputada, quien también plantó cara a la autoridad de Fabra. El president afirmó que a Castedo se le dijo que no iría en las próximas listas electorales por sus imputaciones, pero la primera edil alicantina afirmo desafiante que “conmigo no ha hablado nadie. Punto pelota”.

La también alcaldesa de Novelda, la imputada Milagrosa Martínez, se aferra a su cargo en el Ayuntamiento según sus propias palabras “con uñas y dientes”. Martínez se mantiene en la poltrona después de haber abandonado -esta vez sí- su sillón en las Corts, un sillón que no obstante quiso retener todo lo que pudo, hasta con el apoyo inicial de sus compañeros de bancada, pero que finalmente dejó a regañadientes por la amenaza de expulsión.

Muy altisonante fue también el caso de la recogida de firmas para pedir el indulto del condenado por corrupción Pedro Hernández Mateo. La iniciativa fue impulsada por el también diputado del PP Andrés Ballester, quien se rebeló contra el rechazo de Fabra a esta iniciativa. Ballester afirmó que “si Fabra dice que no le parece bien, será a él, pero a mí y a otros cuarenta y tantos compañeros sí nos lo parece”. El mismo Andrés Ballester aseguró haber dado un puñetazo en la mesa del portavoz del grupo del PP en las Corts para mantener su desafío en la petición de indulto.

El recientemente imputado Juan Cotino también tuvo sus tensiones con Fabra. Así en su despedida como presidente de las Corts ante los miembros del PP, hizo un repaso a todos aquellos compañeros que le marcaron en su carrera. Para Alberto Fabra sólo tuvo un reproche al asegurar que “no debemos establecer líneas de ningún color, porque seremos injustos con mucha gente honesta”.

Finalmente hasta en Castellón, la tierra de Fabra, el presidente de la Diputación, Javier Moliner, actuó contra su vicepresidente en el momento en el que fue imputado, pero sólo para quitarle la responsabilidad de número dos. Moliner rechazó cualquier expulsión del partido al afirmar que el tema se circunscribía a la Diputación.

La coartada de la propiedad del acta de diputado o de concejal que tienen los imputados ha sido la única forma de argumentar de Fabra contra la expulsión. Una coartada que demuestra tanto la precaria situación del PP en algunos ayuntamientos como la falta de autoridad del presidente del PP de la Comunitat Valenciana, que continúa pidiendo que lo nombren candidato mientas en Génova evitan confirmarle.

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