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Zaplana pidió a su testaferro un millón para tratarse en Nueva York pero recibió su trasplante en un hospital público en Valencia

Eduardo Zaplana a su llegada a los juzgados días después de decretarse su libertad condicional

Miguel Giménez

Valencia —

Continúan conociéndose detalles de la investigación del caso Erial después de que este martes se levantara el secreto de la segunda parte del sumario, en la que se descubre el “relato” y hoja de ruta para repatriar las mordidas de la trama de cobro de comisiones por las adjudicaciones de las ITV o el Plan Eólico. Entre las pesquisas realizadas que se han hecho públicas esta semana se encuentra el interrogatorio realizado el pasado 25 enero como testigo -por videoconferencia desde Montevideo (Uruguay)- a Fernando Belhot en calidad de “asesor financiero” de Zaplana.

El fiduciario reconoce en su testimonio que el expresident de la Generalitat le comentó la necesidad de disponer de 5 millones de euros ya que quien también fuera ministro de Trabajo con José María Aznar buscaba tener más liquidez “a mano”. Entre los motivos esgrimidos se encuentra que Zaplana quería “hacerse una cirugía” que tenía proyectado realizar en la clínica Anderson (“Anderssen” según el sumario) de Nueva York, especializada en oncología.

“Zaplana buscaba la inmediatez del dinero para poder utilizarlo sin que estuviera invertido”, ya que el tratamiento en la clínica estadounidense tenía un coste de un millón de dólares, “y de hecho viajó con sus hijas allí”. El exdirigente popular acabó operándose y siendo tratado contra la leucemia por la Seguridad Social en el hospital La Fe de Valencia (fue operado en diciembre de 2015).

Administrador de casi 8 millones de euros

Belhot reconoce ante la titular del juzgado de Instrucción número 8 de Valencia que comenzó a administrar 7.955.000 euros ingresados en distintas etapas. Así, la empresa uruguaya Disfey abre una cuenta en Suiza para “canalizar el total de los activos y poder manejarlos”. En año 2013 empiezan a llegar desde distintas sociedades estructurales diferentes cantidades: 1.750.000 euros, 1,5 millones, 3 millones, 1.750.000 y 1.705.000 euros, hasta totalizar esos casi 8 millones de euros. De las gestiones financieras que realizaba, “unas tres o cuatro al año”, el asesor uruguayo pactó unos honorarios del 0,75% anual del total de lo administrado con un bonus que se negociaría “de forma personal” dependiendo de la rentabilidad.

La entrega del dinero al exjefe del Consell se hacía de forma personal. El 90% del dinero enviado lo recibió la secretaria de Zaplana, Mitsuoko Henriques, en Madrid. Las entregas se realizaban a través de “algún contacto con el exterior” y “normalmente” las recibía Henriques, aunque también se realizaron pagos a través de “algún amigo o el chófer” del expresident. En este tiempo -siete años-, Zaplana recibió, según Belhot, unos 2,3 millones de euros que fueron retirados desde Disfey (la mayoría de las cantidades le fueron entregadas en 2016 y 2017).

Primer contacto, en 2009

El asesor uruguayo conoció a Eduardo Zaplana a principios de 2009, a quien le presentaron unos conocidos como una persona “de gran influencia en el sector público y también en el privado”. Belhot asegura ante la jueza que el exministro de Trabajo le pareció una persona “interesante con contactos a nivel internacional”, entre quienes se encontraban “presidentes de empresas del Ibex 35, tanto en activo como retirados; políticos de países iberoamericanos a través de la fundación Faes (impulsada por José María Aznar); grandes empresarios, Repsol, Acciona, ACS...”.

Belhot se reunió en febrero y marzo de 2009 con Zaplana, Francisco Grau y Joaquín Barceló, quienes le pidieron asesoramiento. Éste les dijo que la estructura luxemburguesa que habían montado, Imison Internacional -administrada por Beatriz García Paesa, para “optimizar fiscalmente algunos activos” no le parecía “la más adecuada” por lo que les aconsejó Uruguay, “más barata y adecuada” y con un secreto bancario “muy fuerte”. “La evasión fiscal en Uruguay no era delito”, sostiene en su declaración.

En cuanto a los acuerdos, apunta que eran todos “verbales” y que no tiene “nada firmado” con el exdirigente popular. Por lo que respecta a las comunicaciones, el asesor uruguayo explica que “nunca” se escribió con Zaplana de mensajes de whatsapp ni correos electrónicos, y que sólo hablaron a través de un móvil o de la secretaria del expresident, por teléfono o correo electrónico. Con Barceló y con Grau también se comunicaba por teléfono o e-mail.

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