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Verano de festivales para todos los gustos

Uno de los escenarios del Arenal Sound lleno de 'sounders'

Majo Siscar

València —

Julio está a la vuelta de la esquina y los espectáculos también se van a la playa. El País Valencià es el líder de los festivales de verano en España e incluso en el extranjero. Aquí se celebran los dos festivales con más asistentes del estado, y siete de nuestros festivales están entre los 25 más taquilleros de toda España. Además, hay una serie de festivales pequeños que nos ofertan una gran variedad y calidad de música en directo, sin salir de nuestra geografía. Según el Anuario de Estadísticas Culturales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en 2016 se celebraron en España 869 festivales musicales. Pero solo los siete valencianos más taquilleros, y según los datos del IX Anuario de la Música en Vivo que publica la Asociación de Promotores Musicales, sobrepasan más de un millón de asistentes.

Así que saca la agenda y prepara el kit festivalero, porque el primer fin de semana de julio van a reventar los sintetizadores en la Marina Sur de València. El MareNostrum Xperience reunió en 2017 a 52.500 personas y este año esperan repetir con una fórmula de sol, deportes playeros y noches llenas de djs que suenan en el panorama electrónico internacional. En el cartel destaca las propuestas house del californiano Steve Aoki o del tejano Maceo Plex, el drum & bass del holandés Don Diablo o la trompeta que el Dj australiano Timmy Trumpet toca mientras pincha.

Si después de 36 horas de música electrónica ininterrumpida no tienes suficientes samples, un mes más tarde, del 8 al 13 de agosto, llega el Medusa Sunbeach, el festival de techno más famoso de España. 165.000 personas bailan durante seis días y ahogan la resaca en la playa de Cullera. Medusa está dirigido a un público más intergeneracional que el de la capital, y su cartel incluye algunas apuestas más revival, como el dance del francés David Guetta o el rave del barbadiano Carl Cox, junto al joven sueco Alesso.

Pero no toda la música sale de un plato, el decano de los festivales veraniego es el FIB, el Festival de Música Internacional de Benicàssim. Alguna vez esa I significaba Independiente pero después de 28 ediciones su estrategia de masas lo alejó de la música más innovadora. A estas alturas poco hay que decir de él. Es el más internacional de los festivales, enfocado a atraer jóvenes británicos. Ofrece más de un centenar de conciertos que va desde el pop a lo electrónico pasando por las etiquetas o prefijos de indie, rock, brit... En esta edición destaca la maquinaria de hits que es Pet Shop Boys, quiénes tienen uno de los mejores repertorios actuales de pop y son el concierto estrella del festival, el sábado 21 de julio. Empieza el jueves 19 con el rapero estadounidense Travis Scott como cabeza de cartel ese día pero donde en la letra pequeña encontramos el pop ecléctico de Tune-Yards, o la revelación del indie español de 2018, Carolina Durante. Los amantes de la música también disfrutaran The Horrors, Sham, Sleaford Mods, Metronomy o a Parquet Courts en los días siguientes. Para los que aguanten hasta el domingo 22, Liam Gallagher –que ya tocó el año pasado– presenta disco en solitario. Sigue sonando a Oasis así que es una apuesta segura para enloquecer al público británico.

Benicàssim ya tiene otra cita ineludible, el Rototom SunSplash, el macro festival más alternativo. 250 mil personas asisten durante una semana a escuchar alguno de los 200 conciertos de reggae que lo consolidan como el mejor evento de música jamaicana en Europa. El Rototom nació en los alpes italianos hace 25 años y se celebra en la localidad castellonense desde hace 8, un cambio geográfico que lo ha convertido en un evento masivo. A la fórmula sol y playa que ofrece la ciudad costera, los festivaleros se encuentran centenares de actividades diurnas, entre ellas un foro social para ONGs y charlas críticas. El año pasado estuvo, entre otros, el tunecino Mohamed Ben Cheikh, uno de los integrantes del Cuarteto Nacional de Diálogo que pretendía reconstruir el gobierno desde la sociedad civil tras la primavera árabe y que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2015.

La dirección del festival aceptó la petición de los empresarios de alejar el festival de la temporada alta y este año se celebra justo al empezar la segunda quincena de agosto, entre el 16 y el 22. Bajo el lema 25 Years Walking Together, el cartel conjuga grandes talentos del reggae como los jamaiquinos Jimmy Cliff o Beres Hammond o el marfileño Tiken Jah Fakoly con toda aquella música influenciada por el género jamaicano que va desde el rap fusión de los cubanos de Orishas hasta el trap de la catalana Bad Gyal. Pero la sorpresa más grande es el cabeza de cartel: el cantante y guitarrista estadounidense Ben Harper. Filippo Giunta, director del Rototom anuncia que es uno de los regalos por los 25 años. “Este año tenemos espectáculos inéditos como Ben Harper que tocará un repertorio reggae con su banda de rock. Es un concierto que nunca ha hecho y que ha preparado especialmente para nosotros”, avisa el director del segundo festival con más público de toda España.

Para Giunta el éxito del Rototom, 25 años y un cambio de país después, es que “crea comunidad, que es un encuentro de la filosofía reggae más que un festival de música”. El 60% de su público es extranjero y el año pasado llegaron de 104 países. Los niños hasta 13 años y los mayores de 65 entran gratis por lo que en el festival se suele ver a muchos vecinos de Benicássim jubilados conviviendo con rastafaris de todo el mundo.

“Queremos abrirnos para dar a conocer nuestra filosofía reggae que va más allá de la música, por eso invitamos a artistas que no son de reggae y facilitamos que la gente venga con su familia. Tenemos un compromiso social muy fuerte así que somos autosustentables, no tenemos patrocinios de marcas”, explica Filippo Giunta.

El que también está de aniversario es el Low Festival, que cumple diez años. Es un festival mediano, 83.000 espectadores, que tampoco pretende crecer más y apuesta por un público que ronda los 40 años. “La idea es que asistas a un festival donde te dé gusto quedarse y repetir, de hecho ya es raro que venga gente por primera vez. Es un festival de público más mayor, fiel y muy de experiencias”, explica la directora Carolina Rodríguez.

El Low lleva a Benidorm a The Chemical Brothers, cabeza de un cartel donde también destaca Phoenix, Los Planetas, Vintage Trouble, La Plata o Santiago Auserón con Sexy Sadie. Un cartel bastante local destinado al público nacional. “La gente nos pregunta por qué no hacemos promoción fuera del país, queremos devolver Benidorm al turismo nacional”, asegura Rodríguez. Y bajo esa lógica, y a un mes de celebrarse, ya han agotado prácticamente los abonos.

Y el rey de todos los festivales es el Arenal Sound que, con solo un centenar de conciertos, desmelena a 300.000 jóvenes en Borriana durante seis días con una mezcla inclasificable de estilos cuya única cohesión es la atracción de veinteañeros. Debajo de un cartel encabezado por el cantante de reggaetón Bad Bunny, el dj Steve Aoki y el rock hippy de Crystal Fighters, brillan La Casa Azul, El Columpio Asesino o Azealia Bannks.

Si examinamos a fondo los carteles muchos nombres se repiten entre los diferentes festivales. Si bien Rodríguez, que también es vocal de la Ejecutiva de la Asociación de Promotores Musicales, lo atribuye a que ahora “la escena nacional tiene un panorama muy rico”, el crítico musical Carlos Pérez de Ziriza ve más la dinámica empresarial: “Los grandes festivales son negocios y no se caracterizan por el riesgo ni por variar demasiado la orientación de sus programaciones o incorporar novedades o primicias”.

Si se quiere un festival diferente se puede ir hasta Villena, donde Leyendas del rock reúne a 74.000 asistentes dispuestos a rockear el heavy más veterano de Warlock, el power metal de Powerwolf o el rock en español de Rosendo.

El reto, en realidad, no está en innovar sino como señala la Asociación de Promotores Musicales, en crear un cartel consistente, cuadrar los números y garantizar la seguridad y comodidad de los asistentes para proponer cada año una edición mejor que la anterior.

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