El barrio de Patraix reviste sus bolardos

Cuando el profesor de la Escola d'Arts i Superior de Disseny, Josep Sòria, vio que un restaurante había vestido como un cactus un bolardo que tenían junto a su puerta se le iluminó la cara. Las ciudades cada vez se parecen más unas a otras, uniformadas por la sociedad de consumo y un mobiliario urbano hecho en cadena. Para romper esa uniformidad recurrió a la creatividad de sus alumnos de primero y segundo año. Les pidió que usaran los bolardos que evitan que los coches suban a la cera, como elemento al que intervenir. El resultado se expone durante todo el sábado 5 de mayo en las calles de Patraix, al suroeste de la ciudad de Valencia.

“Usamos materiales reciclados o elementos recuperados que ya tengan un uso y con el que se dote de contenido a los bolardos, hay alguno incluso con realidad aumentada. La verdad es que han salido proyectos muy profundos a nivel humano y social a partir elemento urbano muy simple”, avanza Sòria.

La actividad forma parte del Festival de Arte de urbano de la Factoria d'Arts de Patraix que se celebra cada primer fin de semana de mayo. Es una iniciativa vecinal que pretende acercar, en el antiguo pueblo de la huerta de Valencia, la cultura en todas las formas imaginables. En el caso de los bolardos es una intervención efímera, que al terminar el festival será desmontada y se expondrá en la Factoria. “Hubiera sido interesante que se quedara y se fuera degradando como todo lo urbano, pero no todas las intervenciones respetan el volumen inicial y no cumplimos la normativa”, explica Soria quien invita a los vecinos a sumarse con su propia creatividad.

“Queremos transmitir a la ciudadanía que hay que recuperar la calle, vivirla, no dejarsela solo a los coches”, concluye. De momento cient estudiantes intervendrán cien bolardos, 53 solo en la calle Salavert y el resto por todo el barrio.