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“Hay que vigilar que en los festivales se cumplan los derechos, no esperar a la inspección o la tragedia”

Escenario de un festival.

Laura Martínez

La muerte de dos trabajadores en dos festivales de música todavía no ha abierto el debate sobre las condiciones laborales de quienes se dedican al montaje en estos eventos. Sin embargo, sí ha suscitado un aumento de las críticas de los profesionales que intervienen en el mundo de la música y, en algunos casos, de los espectadores.

En el caso de los Conciertos de Viveros, dentro de la Gran Fira de Valencia, tres grupos divulgaron un manifiesto en el que se comprometían a donar la recaudación a la familia del trabajador, para pagar los gastos judiciales de la causa que se abra. El documento fue firmado por Atupa, Zoo, Riot Propaganda y Pro21 y en él denunciaban la precariedad laboral que sufren todos los trabajadores, en especial de los que se dedican al mundo de la música, e intentar concienciar sobre los riesgos a los que se ven expuestos los trabajadores.

La sorpresa, para muchos, es que una promotora suscribiera el comunicado. Pro21 es la empresa que gestiona actuaciones de los grupos firmantes, además de Txarango, Aspencat y compañías de teatro como El Pont Flotant, agrupaciones que se caracterizan por un compromiso social en su trabajo y por entender la cultura más allá del entretenimiento, como una acción crítica y política.

El responsable de la promotora, Rafa Jordán, considera que los promotores tienen el deber de exigir que los derechos se cumplan. “No se debe esperar a una inspección, ni a que ocurra un accidente, es fundamental cumplir, es una obligación ética”, explica el promotor. 

“El 80% de los bolos no son los Conciertos de Viveros o grandes festivales, que cuentan con planes de autoprotección y normas rígidas... son bolos de batalla, pequeños festivales en los que no se cumple la normativa”, relata el promotor, que defiende que los eventos consolidados cumplen por regla general, mientras que en los pequeños no siempre se tienen en cuenta las medidas de seguridad. “Muchas veces se trabaja en lugares que no respetan el aforo, es peligroso también para el público. Pedimos protección y seguridad y la pedimos para todos, grandes y pequeños”, señala.

Jordán lamenta que para algunas personas que cargan a través de las redes sociales el promotor se convierta automáticamente en el enemigo, en alguien que denostar. “Nosotros -habla por Pro21- intentamos contribuir a que el sector tenga condiciones de trabajo dignas y empezamos por nosotros mismos”, asegura, aunque reconoce que hay quien se está aprovechando del 'boom' de los festivales para obtener un beneficio rápido.

Para luchar contra la precariedad, el responsable considera fundamental que los artistas se asocien y que los sindicatos musicales, como ya están haciendo, contribuyan a clarificar en qué condiciones deben trabajar los grupos, cuáles son sus derechos y deberes, para poner freno a una situación cada vez más normalizada.

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