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Las multas por exceso de velocidad se duplican en Valencia, mientras caen las de ciclistas

Un control de la Policía Local en Valencia

Carlos Navarro Castelló

Multas de 100 a 600 euros y la retirada de 2 a 6 puntos del permiso de conducir. Son las sanciones a las que se enfrentan los 15.146 conductores que la Policía Local de Valencia sorprendió durante el año pasado circulando a más velocidad de la permitida.

La cifra de denuncias supone más del doble de las 7.042 impuestas en 2015, como consecuencia principalmente del aumento de controles de velocidad realizados en la ciudad durante el pasado ejercicio.

Así, los vehículos controlados por los dos radares de que dispone la Policía Local en 2016 fueron 729.613, frente a los 236.842 de 2015.

El incremento de estas sanciones se ha producido pese a que desde el cambio de Gobierno en el Consistorio se viene anunciando en redes sociales la ubicación de los radares.

Al respecto, desde la Concelía de Protección Ciudadana ya se anunció un incremento de los controles para lograr reducir la velocidad de circulación en la ciudad y el riesgo de accidentes.

La otra cara de la moneda la representan las denuncias a los ciclistas. En este caso, han bajado de las 1.181 en 2015 a las 606 el pasado ejercicio, pese a la gran cantidad de quejas vecinales por la invasión de aceras por parte de algunos usuarios de este medio de transporte.

Al respecto, el concejal del Grupo Popular, Félix Crespo, ha denunciado este viernes “la persecución con afán recaudatorio” que está llevando a cabo el alcalde Joan Ribó contra los conductores valencianos.

Según Crespo, “los datos dejan constancia de que Ribó es muy tolerante con los ciclistas mientras que a los conductores les persigue a golpe de multas”.

El edil popular ha mantenido que “las cifras hablan por sí solas y no son discutibles, y dejan claro que las obsesiones de Ribó nos están saliendo muy caras para el bolsillo de los valencianos” y ha añadido para concluir que “la movilidad de la ciudad no puede estar condicionada por el sectarismo ideológico del tripartito, que demoniza y persigue al vehículo particular en lugar de potenciar la armonización de todos los agentes que conforman la circulación”.

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