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“F6”

Miguel Ángel Martín

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Jamás pensé que tendría algo en común con Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia (en adelante “F6”). Y no, no se trata de que los dos tengamos un nombre compuesto; ni que pertenezcamos a la misma generación; ni si quiera que ambos tengamos dos hijas. Lo que tenemos en común, es precisamente lo que más nos separa: ninguno de los dos votamos la Constitución de 1978. Ni nosotros, ni 6 de cada 10 españoles con derecho a voto. En general los menores de cincuenta y cuatro años del censo electoral actual (el 62%).

Desde 1978, se nos ha vendido machaconamente, “lo difícil y lo complicado que sería modificar la constitución…bla, bla, bla… No se puede estar modificándola continuamente es fruto de un consenso bla, bla, bla…” etc… Sin embargo a los dos grandes partidos herederos de esa Transición (que empezó en la calle y término en los despachos), me refiero a PP y PSOE, no les ha temblado el pulso cuando desde los poderes financieros se les ha ordenado que la cambien: aceptación del Tratado de Maastricht, que consagraba la Europa Neoliberal (de aquellos lodos estos barros…); y la modificación del Artículo 135 de la Constitución que sacrifica nuestro Estado Social a la sobrevalorada y mentirosa estabilidad presupuestaria.

Las preguntas, ante todo este lio serian varias: ¿controlando la mayoría de los medios de control social; porque esta oligarquía bipartidista tiene tanto miedo a que la gente de su opinión? ¿A que tienen miedo? ¿No se consideran representantes de la voluntad del pueblo? Es una pena que no se hayan dado cuenta de que la ciudadanía es mayor de edad y que esta crisis nos ha servido para hacer un Máster acelerado de participación social, economía y justicia social. Ellos están en las soluciones individuales, la gente se ha dado cuenta que solo podemos salvarnos en comunidad, con soluciones colectivas y para eso tenemos que participar todos y todas. Pero a los cambios, cuando se los tapona, cuando se obstaculizan, son como el agua: terminan saliendo por algún sitio o recuperando su cauce natural, llevándose por delante estructuras que parecían indestructibles. No se trata de Monarquía o Republica, se trata de tener la capacidad de decidir, ¿es algo tan difícil de entender? Parece ser que sí, los “amos del calabozo” no quieren dejar ningún resquicio por el que se pueda colar el “bien común”.

Es curioso que en nuestros ordenadores F6 sirva para movernos entre diversos menús del programa, y nuestro “F6” solo sirva para congelarnos la pantalla democrática. Esto hay que formatearlo o cambiar de disco duro. La obsolescencia del sistema está programada y a punto.

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