Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

“Isabel, és que no paren”

Josep Moreno

“És que no paren” se lamentaba en la última sesión de control el president Puig dirigiéndose a la bancada del PP. Se refería el Molt Honorable a la constante algarabía que como mejor estrategia parlamentaria tiene organizada la portavoz del Partido Popular, Isabel Bonig, que señorea su grupo con un entusiasmo y desmesura más propio de un hooligan en un estadio que de una síndica en un hemiciclo.

El caso es que el PP valenciano parece haber decidido no darse por aludido por el resultado electoral recientemente cosechado, ni por las encuestas que les sitúan en caída libre, ni por el vendaval de vergüenzas que les pronostica la confesión que en exclusiva Don Vito Correa tuvo a bien depositar en manos de eldiario.es. En este documento el cabecilla de la Gürtel, y padrino de boda de los Aznar, narra con todo lujo de detalles el modus operandi del PP valenciano en el que tanto mandó Isabel Bonig.

La hiperactiva lideresa popular ha decidido impulsar una estrategia basada a partes iguales en la amnesia y el cinismo. Amnesia para ni recordar, ni dejar que le recuerden, a Fabra, Blasco, Sanz, Camps, Olivas, Milagrosa, Cotino, Costa, Ripoll... (en fin, la lista se me hace demasiado larga). Y cinismo para poder presentar, sin el menor atisbo de sonrojo en sus populares mofletes, iniciativas como la de dotar un fondo para la atención de los refugiados sirios presentada el pasado jueves en les Corts. La verdad, si yo fuese un refugiado sirio me sentiría más tranquilo cuanta más distancia física separara a cualquier miembro del partido de Blasco de un solo euro para la cooperación y el desarrollo que estuviera destinado a auxiliarme, ¿qué quieren que les diga?

Alguien que les quiera más que yo, por ejemplo el Cardenal Cañizares, debería recomendarles que atiendan con más interés las intervenciones del president Puig y que paren. Paz y sosiego es lo que necesita con urgencia esa atribulada y nada pía congregación en la que se ha convertido el diezmado grupo popular valenciano en el que oficia de madre abadesa la hiperbólica Bonig.

Paz, para encontrar el camino de la redención que pasa, quieran o no, por la confesión de los pecados. Y sosiego, mucho sosiego, porque el apagón mediático al que el gobierno de Bonig condenó al parlamento valenciano tras cerrar Canal 9, convierte en totalmente intrascendente su constante alboroto parlamentario.

Al PP valenciano le toca parar y reflexionar sobre cuales han de ser sus próximos pasos. Les recomendaría que estudiaran con atención la gestión de la crisis que la empresa Volkswagen ha efectuado en cuanto a su estrategia comunicativa. Su agilidad y contundencia a la hora de asumir responsabilidades, por ejemplo. Pero no creo que atiendan mi desinteresado consejo, la verdad. Es más, si lo pienso en serio, puesta en esa tesitura, me imagino a Isabel Bonig dando una rueda de prensa para anunciar que el software del fraude lo instaló en sus coches el gobierno de Zapatero. Como si lo viera.

La autoproclamada Margareth Thacher de la Vall parece poseída por el espíritu de Buzz Lightyear y cabalgando a lomos del eslogan “Orgullosos de ser del PP. Hasta el infinito y más allá” corre el riesgo de, por no parar, estrellarse contra el muro del absurdo. Y la verdad, sobre todo para Ximo Puig, eso sí sería una lástima.

Etiquetas
stats