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El SDDR: Demasiada alforja para este viaje

Juan Quintana Cavanillas

Secretario General Plataforma Envase y Sociedad —

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El debate sobre la posibilidad de implantar un Sistema de Depósito Devolución y Retorno (SDDR) lleva abierto varios años, y en los últimos meses ha aterrizado en la Comunidad Valenciana. En otras comunidades autónomas como Cataluña, Baleares o Canarias también se discute, aunque las dudas que todavía genera han impedido un mínimo consenso sobre su viabilidad. Un sistema en el que al ciudadano no se le paga dinero por el envase, tal como algunos afirman, sino que se le devuelve lo que ha adelantado, si decide retornarlo, y siempre que lo haga en buenas condiciones.

Desde la Plataforma Envase y Sociedad (PES) apoyamos cualquier iniciativa pública o privadaen la que se exploren nuevas alternativas y posibilidades para mejorar la gestión de residuos, pero siempre trabajando para que se acometan desde el rigor científico y técnico.

En este contexto, la PES decidió en 2015 poner en marchaun estudio sobre los sistemas de gestión de envases usados , que fue realizado por la Universidad de Alcalá de Henares, y la Universidad Politécnica de Madrid a través de la Cátedra Ecoembes. Se analizaron los impactos de este sistema en Alemania, Noruega, Bélgica y España. En 2016, se ha traspuesto el modelo diseñado a la realidad territorial y socioeconómica de cuatro comunidades autónomas diferentes, entre las que se encuentra la Comunidad Valenciana. Para ello se contó con el soporte de otras tres universidades públicas: la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Universidad de Alicante, y la Universidad Pompeu Fabra a través de la Cátedra Unesco de Ciclo de Vida y Cambio Climático. El trabajo está a punto de ser concluido en la Comunidad Valenciana, y será presentado en breve. Sin embargo, hay una serie de datos que sí se pueden avanzar y que seguro pueden enriquecer este debate.

En primer lugar, en el ámbito internacional, las conclusiones obtenidas tienen poco que ver con la idea preconcebida de que se trata de un modelo viable económicamente que contribuyede forma significativa a aumentar la tasa de reciclaje de los envases. En Noruega, desde 1999 el SDDR de envases domésticos convive con un sistema integrado de gestión (SIG) similar al español, sólo alcanza al 1,5% de los envases puestos en el mercado y su coste anual de gestión para la sociedad es tres veces superior al del SIG.

En Alemania, con frecuencia puesta como modelo, en 2003 se implantó un SDDR para algunos envases de bebidas (el 2,7%), lo que incrementó los costes de gestión en un 84%, para no contribuir de manera apreciable a la tasa de reciclaje del conjunto de envases domésticos. De hecho, dicha tasa se ha mantenido casi constante desde 2003, año en que empezó a funcionar el sistema.

Otra confusión es pensar que el SDDR favorece la reutilización, lo que no es correcto, ya que el total de lo que recoge va a reciclado. De hecho, en Alemania, el uso de envases reutilizables ha caído de forma significativa, desde un 60% al 42%actual, desde 2003

En nuestro caso, la sociedad española tendría que asumir un incremento del 177% en el coste anual y la tasa de reciclaje crecería solo en 2,4 puntos porcentuales; un nivel que, con las tendencias de crecimiento de los últimos años, sepodría alcanzarsólo con la mejora del sistema actual. Hay que resaltar que son gastos anuales, pero que la inversión inicial que habría que hacer en máquinas y otras infraestructuras sería un extra de 450 millones de euros.

Desde la perspectiva del consumidor, si un ciudadano tuviera que habilitar más cubos en su casa, aprender una nueva y más compleja forma de separación que le obliga a llevar sus envases de vuelta al comercio, es decir, añadir una nueva ruta para deshacerse del mismo residuo y, además, sufragar todo o parte de ese nuevo coste, lo mínimo que se debe garantizar es que genere una mejora ambiental significativa y contrastable.

Si aterrizamos en las realidades regionales, el dato más significativo, aunque todavía orientativo, es que la aportación del SDDR a la tasa de reciclaje de envases ligeros en la Comunidad Valenciana sería similar al de la media española, mientras que el incremento de los costes de gestión superaría el estimado para la media nacional. En definitiva, supondría multiplicar casi por diez el coste por unidad familiar del sistema de gestión de envases domésticos, cuya media ronda en la actualidad 5 euros anuales.

Por supuesto, son datos que, como todos, pueden y deben ser analizados y discutidos. Sin embargo, hay tres factores que, cuanto menos, permiten pensar que no se alejan mucho de la realidad. En primer lugar, que provienen de una organización que representa a su vez a otras 45, de envasadores, fabricantes, comercio, sistemas integrados de gestión, consumidores, centros de investigación, universidades, organizaciones medioambientales, etc. En segundo lugar, la coherencia de los resultados entre los países analizados y las cuatro comunidades autónomas estudiadas. En tercer lugar, el haber sido validados por cinco universidades públicas españolas y por departamentos de diverso perfil.

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