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Síndrome de Estocolmo con Rajoy

Mercedes Caballero

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Cuando el político ingles Edmund Burke en el debate de apertura de la Cámara de los Comunes del Reino Unido en 1787 acuñó el término del “cuarto poder” para referirse a la influencia de la prensa en la opinión pública y por ende en las decisiones políticas, no sé si era consciente de la realidad de la situación o simplemente fue un visionario.

Me he pasado los 24 años de vida laboral entre el periodismo (mi profesión) y la política (mi pasión). Soy y seré siempre periodista, así me he sentido siempre y nunca he dejado de ejercer. No considero la política como una profesión, si no como un servicio a los demás. Mi trayectoria personal entre estos dos “mundos” me ha hecho vivir situaciones cuanto menos incómodas. He defendido los valores de la información objetiva frente a compañer@s de la política que desde el subjetivismo han criticado informaciones publicadas por el hecho de no coincidir con sus ideas; pero también he defendido posturas políticas frente a quien ha publicado informaciones erróneas o no contrastadas por las fuentes pertinentes, o simplemente han obviado el interés de la ciudadanía en el momento de elegir los temas a tratar. Todo esto obviamente desde mi visión personal.

Llevó meses sintiendo vergüenza profesional. Hoy a la teoría de Burke sobre el cuarto poder se ha transformado en una estrategia totalmente organizada de presión. Los medios de comunicación no son el reflejo de las informaciones que acontecen ni de la realidad social; ni siquiera reflejan la opinión pública. Hoy los medios de comunicación están jugando a crear esa opinión pública, son los generadores del llamado mainstream (“interés común”).

Y la vergüenza no viene dada por actitudes o posicionamientos particulares, totalmente legítimos. La vergüenza viene de los posicionamientos de esas empresas periodísticas que el día del debate de investidura fallida de Rajoy no le dedican ni una sola portada al candidato del PP. La presión del cuarto poder va dirigida al corazón de la oposición, a Pedro Sánchez, como artífice de todos los males en los que España puede caer en el caso de no conformarse rápidamente un gobierno.

Mariano Rajoy es un político de larga trayectoria al que no le quitaré los méritos que le han hecho aguantar en primera línea, pero hasta hace pocos meses los medios de comunicación autodefinidos progresistas, le achacaban todas las penurias de nuestro país. Un tiempo nuevo se tenía que instalar en España. Solo nueves después parece que Rajoy es el único salvavidas al que los españoles nos podemos asir. Me da vergüenza y miedo, porque me recuerda las explicaciones de mi profesor de Historia del Periodismo cuando relataba la utilización de los mass media durante la dictadura franquista.

La historia del periodismo tendrá que añadir temario en la impartición de la asignatura. Ese es el panorama de los medios de comunicación españoles, no excluyan a los valencianos.

Mercedes Caballero es diputada del PSPV-PSOE en las Corts Valencianes.

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