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Tramposos

Josep L. Barona

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La tecnología empodera y da alas a los tramposos. Es un instrumento perfecto para penetrar en la intimidad e idear todo tipo de canalladas, jugarretas y mentiras (completas o a medias). Yo te grabo, tú te despachas a gusto. Cuando las élites son tramposas, representan una amenaza para la libertad y la sociedad democrática y los controles de legalidad se diluyen. Demasiados agujeros para contener la riada. ¿Quién se beneficia? En primer lugar, el axioma: lo importante no es serlo, sino parecerlo. Aplíquese a la honradez. Meritocracia basada en la falsificación. Se difuminan los límites entre la verdad y la mentira, se alienta la vida fácil y el exhibicionismo, la felicidad de sonrisas de plástico, el narcisismo y la tontería. Las campañas de difamación en las redes son un arma letal.

Si miramos el presente con perspectiva, vemos que hemos estado gobernados por tramposos que inventaron armas de destrucción masiva inexistentes, otros, antes, asesinaron en nombre de dios y de la patria, otros hundieron la economía y las finanzas para enriquecerse (“es el mercado, amigo”). Otros compraron títulos y doctorados de todos los colores (el saber no importa, imbécil, es la certificación de la ignorancia). Y privatizaron la energía, el sol y la salud. También es el mercado. Tramposos que llevan el orden, a dios y a la patria en el bolsillo y en la recámara de sus pistolas (homenaje a León Felipe). Las fake news y las campañas de propaganda y manipulación no son novedosas. Han sido la arquitectura del poder desde la Antigüedad. ¿Quieren que les enumere algunas instituciones intocables que obtuvieron cum laude en el máster de la historia en manipulación y miedo? La usó la inquisición para quemar brujas, eliminar herejes y enemigos políticos y religiosos. Las han usado todos los regímenes totalitarios, las monarquías absolutistas y parlamentarias, todos los privilegiados, no solo Stalin y Hitler, y Franco y Pinochet. Piensen un poco y verán como tenía razón Antonio Gramci.

La degradación de la política y la falta de dignidad de sus líderes tampoco es novedad. Hay que atar corto a líderes y caudillos (de todos los pelajes). El espionaje internacional y las cloacas nacionales disponen de hackers y tecnología muy eficientes para destruir estados y gobiernos, denigrar sistemas políticos, generar guerras y vender armamento, narcóticos, seres humanos e inmatricularse todo lo que se les ponga a tiro.

La última moda consiste en poner y quitar ídolos. Personajes ilustres, artistas admirados, multimillonarios intocables, que de pronto son corruptos, miserables y abusadores. La verdad, a diferencia de la termodinámica, se crea, se destruye y se transforma. Lo más trágico, compadres, es esa renovada capacidad de destruir la dignidad humana y presentar a las personas, a todas las personas, a la persona como concepto, como una piltrafa sin principios. Eso es lo que dicen que somos. ¿Qué te parece? El altavoz mediático y sin filtros, esta máquina destructiva y manipuladora ha resultado ser un arma letal que convierte la dignidad humana en pura mierda. Y la víctima somos todos. Bueno, yo seguiré con mis Apuntes del subsuelo.

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