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¿No lo entiendes, cariño?

Josep Moreno

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Una madre siempre es una madre. Con el mismo tesón y mimo que las leonas del Serengueti desvelan a sus cachorros los secretos de la caza del antílope en los documentales de “La 2”, instruía la concejala popular a su retoño en los misterios insondables del pitufeo y la mangancia. Lo malo es que esta vez la maternal escena no la cazó el objetivo del cámara del National Geographic, sino el micrófono de la grabadora de la Guardia Civil. Pueden disfrutar del audio y las transcripciones en las mejores salas de cine y periódicos de su ciudad. 

La madre: “Me han dado mil euros. En dos billetes de quinientos. Y yo les tenia que hacer una transferencia legal de mi cuenta. Blanquear dinero vamos. Corrupción política total.” 

El hijo: “¿Cómo para blanquear? No lo entiendo. 

La madre:“ ¿No lo entiendes, cariño? 

Usted y yo sabemos que vivimos en una democracia enferma solo porque a día de hoy la senadora Barbera sigue siendo senadora, los pitufeantes concejales siguen siendo concejales y Mariano Rajoy continua siendo presidente en funciones y candidato a “presidir más adelante” sin que esta, y otras tantas confesiones conocidas, hayan provocado en el bueno de Rajoy la más mínima necesidad de decir ni siquiera “este plasma es mío”. 

En una democracia sana no habría duda sobre cual es la prioridad política de este país: regenerarse democráticamente. Pero usted y yo sabemos que estamos institucionalmente enfermos cada vez que vemos que nuestras urgencias como ciudadanos se supeditan, rueda de prensa tras rueda de prensa, al campeonato nacional de sandeces, bravuconadas, insultos y chistes malos que parece haberse convocado sin nuestro permiso en el hemiciclo de las Cortes Españolas. 

Quienes han sido descritos por la justicia como una “organización criminal” asisten con indisimulado entusiasmo al lamentable espectáculo ofrecido por aquellos que han decidido rebajar el debate político e institucional patrio al nivel de titular de programa deportivo solo apto para hooligans. De “la cal viva” al “cuñado”. De “tus novias” a Venezuela. De asaltar los cielos, a llamar a la puerta del purgatorio para ver si pueden dejar allí, en rehabilitación y custodia, al miembro más desorganizado de la familia de Iñigo Errejón. Mientras, Pedro Sánchez se reúne “en secreto” para, según parece, no decirle al independentista convocado nada que sea secreto y dando al mundo el preocupante mensaje de que es el único español que todavía no se ha enterado  que en esta política de Sálvame de Luxe, tertuliada hasta la saciedad, el hastío y hasta la náusea en la que nos ha tocado vivir, las “reuniones secretas”, como los discos duros de Bárcenas, ya no existen. 

Dicen las encuestas de este diario, que de repetirse las elecciones la abstención de quienes votaron por el cambio dejará a tiro de piedra de la mayoría absoluta a aquellos que creen que no hay delito ni vergüenza del que una buena urna no te absuelva. Así que, si la cosa continua por este camino ya me veo otra vez a la pobre concejala valenciana llamando a su desconcertado vástago desde la misma cabina que dejó libre Rafa Blasco para decirle aquello de: 

La madre: “Cariño, que volvemos a gobernar. Que me dicen que ahora mucha paciencia y prudencia. Que volvemos a ser todos amigos. Que ella nos perdona hijo, que nos perdona”. 

El hijo: “Mamá, no lo entiendo”

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