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Que la verdad de un crimen no estropee la estrategia del PP

Toni Cuquerella

En el mundo del periodismo existe una frase que define con sorna el sensacionalismo: “no dejes que la verdad te estropee una buena noticia”. Esto parece ser lo que le ha pasado al PP, sus políticos no quieren que la verdad del asesinato de la Presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, estropee la inmediata estrategia que emprendieron de arremeter y señalar a los sectores de izquierda, los antisistema o cualquier colectivo que cuestione el statu quo de nuestro modelo social.

Las redes sociales se convirtieron en cloacas minutos después de trascender el asesinato de la dirigente del PP con injustificables muestras de alegría por el hecho o de desprecio hacia la víctima (con alguna detención en este sector), pero también con voceros de la derecha arremetiendo y culpabilizando directamente a todo el espectro no conservador (sin actuación policial aquí).

Entre los más rápidos en actuar estuvo el prolífico tuitero asesor del PP del Ayuntamiento de Valencia Luis Salom, que apuntó inmediatamente contra la revista El Jueves por haber hecho una viñeta crítica con Carrasco dos años atrás. Las prisas le hicieron morderse la lengua cuando se supo que el asesinato se produjo dentro del círculo político de los 'populares' de la provincia; eso sí, se mordió la lengua borrando el comentario de la red social, pero sin amago de disculpa y manteniendo su discurso.

Pero a sus mayores con más responsabilidades no les han importado las causas ni las circunstancias reales del asesinato y han mantenido el hilo argumental que les interesaba: hay que cargar contra los radicales que es lo que importa, hacer pensar que hemos vuelto a 1936 y que los crímenes están a la vuelta de la esquina provocando un clima guerracivilista.

Entre estos ha estado la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, quien atribuyó al “clima de radicalidad” el asesinato de Carrasco, y el último el presidente de las Corts Valencianes, Juan Cotino, quien aseguraba que “el odio extremo a políticos puede llevar a la locura de apretar un gatillo”, acordándose sólo de víctimas del PP y sin acordarse de qué es lo que ha pasado realmente en León.

Y es que la estrategia del PP, especialmente del valenciano, es cargar contra “catalanistas” y “radicales” hechos cuerpo en el tripartito (PSPV, Compromís y PP). Para ello utilizan un argumentario que incluye en su vocabulario etiquetas como “estalinistas y batasunos”, y que advierte de que son “violentos y anticatólicos”.

No obstante parecen hacer la vista gorda ante las acciones de la ultraderecha radical como la agresión vivida este fin de semana a unos menores en el entorno de una Trobada d'Escoles en Valencià. Contra esto no merece la pena pronunciarse. Pero que vayan con cuidado que atizando así el fuego puede que el PP haga la siembra y otros la cosecha.

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