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La cárcel de Picassent registró 46 muertos en 7 años; 9 por suicidio, otros 8 por sobredosis y uno por agresión

El centro penitenciario de Picassent, en Valencia

Miguel Giménez

Valencia —

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Entre los años 2012 y 2018 murieron en la prisión valenciana de Picassent 46 reclusos: nueve de ellos por suicidio, otros ocho por sobredosis, un fallecido a consecuencia de una agresión (2014), trece muertos por causa natural en el centro penitenciario, once reclusos fallecidos de forma natural en el hospital, otras tres muertes de enfermos de sida en el hospital y una por accidente en 2018. En este periodo, se produjeron entre cinco y ocho fallecimientos al año, siete de ellos el pasado año.

Estos son los datos que ha facilitado el Gobierno a la diputada valenciana del Partido Popular Elena Bastidas, quien en dos preguntas parlamentarias dirigidas al Ejecutivo se interesó por los incidentes con reclusos que se habían producido el pasado año y los registrados en el período comprendido entre 2012 y 2017 en una cárcel, como la valenciana, muy saturada, con más de 2.200 reclusos.

En cuanto a otro tipo de incidentes, la respuesta del Ministerio contabiliza dos agresiones a funcionarios con lesiones graves (2018), 38 agresiones a funcionarios sin lesiones y otras 33 con lesiones leves; una agresión entre internos con lesión muy grave, 20 con lesiones graves, 754 con lesiones leves y 402 sin lesiones; además de 23 intentos de suicidio y tres plantes. No se registraron ataques con lesiones muy graves a funcionarios, así como tampoco secuestros o motines.

Picassent, una cárcel masificada y conflictiva

Estas cifras contrastan con la contabilidad que registra periódicamente el sindicato de funcionarios de prisiones Acaip, que cifró en más de 800 los incidentes graves o muy graves que se produjeron en Picassent en los primeros seis meses de 2018 -entre el 1 de enero y el 30 de junio de ese año-, entre los que se encuentran agresiones o intentos de agresión a funcionarios que se saldaron con lesiones “de diversa gravedad y con alguna baja médica”. La administración penitenciaria “solo considera que hay agresión a un trabajador si hay un daño”.

Los informes del sindicato denuncian la masificación de la prisión e incluyen amenazas graves, coacciones o insultos a trabajadores; resistencias activas y violentas a cumplimiento de órdenes, intentos de plantes o desórdenes colectivos; agresiones entre reclusos, de mayor o menor gravedad; incautación de objetos prohibidos; supuestos de amenazas graves entre presos; casos de resistencia pasiva de internos; intoxicaciones graves por consumo de droga o cinco quebrantamientos de condena, entre otros. Sin embargo, no registran las muertes que se han producido en el centro penitenciario y sus causas, como sí que hace la respuesta del Gobierno.

Acaip denuncia desde hace años la saturación de las prisiones valencianas, incluido el centro de Picassent, con más de 1.300 celdas.

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