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El rastro de Rita Barberá un año después de su muerte

Rita Barberá

Toni Cuquerella

Hoy hace un año que Rita Barberá moría a causa de un agravamiento de sus problemas hepáticos. La que fue una de las fundadoras del PP, 24 años alcaldesa de València y una de las dirigentes populares más valoradas, fallecía repudiada por su partido, siendo senadora en el grupo mixto, un año y medio después de ser desalojada de la alcaldía, investigada por corrupción y sola en un hotel de Madrid.

Tras estos 365 días, las aguas no bajan más tranquilas en el PP y es difícil encontrar honores a su figura más allá de aquellos de los primeros momentos tras su desaparición tanto de su partido como del resto del mundo político, desde el mismo Rajoy a alguno con salida de tono. Y es que su figura estuvo empañada por la sombra de la corrupción por el caso 'Taula' de presunta financiación irregular del PP de València, una investigación que desembocó en la suspensión de militancia de la práctica totalidad de los concejales del PP del Ayuntamiento.

Rita Barberá llegó a ver cómo se desmoronaba su legado político cuando el PP destituyó a la directiva de la ciudad para nombrar a una gestora encabezada por Luis Santamaría. Pero las heridas no cicatrizan si no se sanean. Y casi dos años después, mientras todavía sigue la instrucción de Taula, los investigados no dimiten y forman el grueso del grupo popular del Ayuntamiento, y la gestora sigue dirigiendo el partido en la ciudad de forma 'provisional'.

Antes de su caída en desgracia, Rita Barberá tuvo que soltar lastre de cara a las elecciones prescindiendo de Alfonso Grau como hombre de confianza. El que fue vicealcalde de Valencia, tras alguna amenaza velada a la alcaldesa (posteriormente soslayada) ha tenido que cargar a sus espaldas con diversas causas. Aunque en un primer momento se ha salvado en el caso Nóos, la Fiscalía pide para él seis años de prisión por presuntos delitos de blanqueo y soborno. Ha tenido que poner como aval para estar libre su propia casa; y su actual pareja, la exconcejal María José Alcón, está envuelta en una tragicomedia de denuncia y desmentido.

La situación de Rita Barberá, que resistió como senadora territorial pese a no pertenecer ya al PP que la nombró en las Corts Valencianes, también provocó el intento de poner en marcha una ley que permitiese la revocación del cargo, ya que todos los partidos, incluso el PP pidieron en vida a la exalcaldesa que devolviese el acta. Pero esta ley ha sido recientemente tumbada por el Tribunal Constitucional tras el recurso presentado por el propio PP como un acto de desagravio a la memoria de la ex alcaldesa.

Las circunstancias y repercusión pública de la muerte de Rita Barberá también han sido aprovechadas por otro exdirigente del PP, Alfonso Rus, que, acosado por las investigaciones por corrupción y financiación ilegal del partido, ha querido victimizarse sirviéndose de este antecedente y afirmando: “si algún día me da un infarto, alguien tendrá responsabilidad moral sobre lo que ha dicho de mi”.

Las últimas referencias a Rita Barberá se han producido de una forma contradictoria entre afines y rivales. Por un lado, el gobierno del Ayuntamiento de València –del demonizado por la propia Barberá Compromís de Joan Ribó–, ha presupuestado 15.730 euros para el retrato que debe recordar a la exalcaldesa en la casa consistorial. Por el otro, al primer presidente de la Generalitat del PP con el que convivió, Eduardo Zaplana, se le oía decir en unas recientes conversaciones telefónicas filtradas que Barberá era un “bluf” y que “ella iba, se reía, se tomaba un whisky con alguno, que eso lo hacía como Dios”.

Para este jueves se ha programado una misa en la Catedral de València a las 19 horas, que recordará a Rita Barberá y que oficiará el arzobispo Antonio Cañizares. Se espera que a la misa acudan junto a sus familiares –sus hermanas, sobrinos y sobrinos nietos, entre otros– compañeros de partido y de corporación durante los años en los que ocupó la alcaldía.

Fuentes del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de València han indicado que está previsto que todos los concejales que actualmente conforman este grupo, la mayoría de ellos miembros de diferentes gobiernos de Barberá en el consistorio, asistan a la misa. Por otro lado, se prevé que acudan, a título personal y particular, militantes y representantes del PP de la capital valenciana y de la Comunitat Valenciana. Desde estos partidos no hay previsto ningún acto en recuerdo de Rita Barberá, como tampoco desde el Ayuntamiento de València, que tras su fallecimiento celebró un pleno extraordinario en su recuerdo y habilitó un libro de condolencias.

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