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El padre del portero fallecido a Rus: “yo me senté en su mesa”

Alfonso Rus, presidente del Olímpic de Xàtiva y de la Diputación de Valencia

Toni Cuquerella

XÀTIVA —

El padre del joven portero del Girona B, Nil Marín, muerto el sábado en un accidente de tráfico y por el cual no se guardó un minuto de silencio en Xàtiva antes del partido CD Olímpic-Llagostera a petición del equipo gerundense, ha escrito una carta recriminatoria al presidente del equipo, Presidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus.

En la misiva el padre del joven catalán, Víctor Marín, recuerda que se conocen personalmente porque tuvo que hacer un trabajo de urgencia al Castillo de Xàtiva para reconstruir una pared derruída por la lluvia. En su carta lamenta que desde el Olímpic se espetara al Llagostera que el minuto de silencio lo hicieran en su estadio, pero especialmente la posibilidad de que el minuto de silencio no se hubiera hecho porque Nil era catalán.

Cabe recordar que este comentario podría haber sido fruto de una autodenominada cuenta oficial de twitter del Olímpic, pero que niegan la oficialidad desde el equipo.

A continuación reproducimos íntegramente la carta escrita por el padre del joven portero Nil Marín:

“Carta al Sr. Alfonso Rus, Alcalde del Exc. Ayuntamiento de Xàtiva, Presidente de la Diputación Valenciana y Presidente del C.D Olímpic que juega en la segunda división B de fútbol.

Mi nombre es Víctor Marín Casanovas, soy de aquellos hombres que cuando toca sentarse en los despachos de la gente importante, bajan la mirada y se esconden las manos por la vergüenza que a veces me da de enseñarlas, llenas de llagas y roídas de tanto trabajar.

Yo me senté senté en su mesa.

El desprendimiento de un muro a la carretera de acceso al Castillo de la ciudad que usted gobierna me hizo ir corriendo hasta Xàtiva. Había que hacer una actuación de urgencia, había que estabilizar la zona del desprendimento para evitar que fuera a más y cortara completamente la carretera de acceso. Con la ayuda de su secretaria y la informática, pudimos terminar rápidamente un pequeño presupuesto para poder ponernos manos a la obra y hacer una actuación de urgencia. Sentados a su mesa, yo le expliqué en qué consistían cada una de las actuaciones descritas en la oferta, el saneo del talud, los anclajes, el hormigón proyectado etc. Usted dio el visto bueno y me lo firmó con la condición de que la actuación fuera inmediata. Y así fue, en pocos días el problema ya estaba resuelto.

Puede ser que con estos datos que ahora le he dado pueda recordarme o cuanto menos sabe de qué le estoy hablando.

Este pasado sábado, he vivido el peor episodio de mi vida, se me ha matado un hijo en la carretera. Un joven de veinte años, deportista, buena persona, amigo de todo el mundo; cuando digo de todo el mundo quiero decir de todo el mundo, de catalanes, de valencianos, de madrileños y de todos los países y de todos los colores.

Mi hijo se llamaba Nil Marín López-Pastor, nacido en Mataró, Catalán de raíz, bisnieto de aragonés y nieto de andaluces por parte de madre. Estudió en los Maristas de Mataró y actualmente cursaba tercero de Ciencias de la actividad física y el deporte en la Universitat de Girona.

Como padre, no se si usted lo es, imagínese el dolor que en estos momentos tengo dentro mío, mientras escribo esta carta me tengo que secar las lágrimas que me mojan las gafas que llevo para poder ver de cerca. Mi hijo era el portero del filial del Girona F.C., era aquel chico de veinte años muerto el sábado por la mañana cuando iba a entrenar, por el cual los jugadores del F.C. Llagostera, compañeros y conocidos de Nil querían rendir un pequeño homenaje haciendo un minuto de silencio antes de empezar el partido contra su equipo, pero usted se negó respondiendo “si ha fallecido un portero del Girona lo sentimos, pero no nos incumbe”, que si tan importante era para ellos hacer este pequeño homenaje, que lo hicieran el día que jugaran en su casa. Pues si, allá se lo haremos este pequeño homenaje, pero a buen seguro no bajaré la mirada ni me esconderé las manos, las traeré como siempre roídas, muy desnudas y orgullosas de trabajar por quién sea, sean catalanes, valencianos, madrileños, de un color o de otro.

Nil era catalán, y mucho, como yo lo soy también, lo era el día que senté a su mesa para ayudarlo a resolver un problema. Porque nosotros los catalanes, tanto si somos o no independentistas, somos gente de alma, carne y hueso como ustedes, ustedes que domingo nos discriminaron como dicen en algunos twitters diciendo que este portero era un nacionalista y no tenía cabida hacerlo un homenaje en vuestra casa.

A buen seguro aquel 19 de Noviembre de 2012, a usted le hubiera importado bien poco saber si yo era o no era nacionalista, si mis hijos lo eran o no. Pues hoy, aquel hombre de las manos reventadas continúa con el teléfono en las manos por si alguien de Xàtiva, de Madrid o de Sevilla lo necesita y le puede ayudar, ésta es la gran diferencia entre usted y yo“.

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