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Las primarias del PSPV, ¿una operación de marketing?

El diputado provincial socialista y alcalde de Faura, Toni Gaspar

Moisés Pérez

El surgimiento del 15-M supuso un grito crítico contra la opacidad de los partidos y su poca obertura delante de la sociedad. Un clamor que ha influenciado la agenda temática y el comportamiento de los partidos, ya que temen que el hartazgo ciudadano delante de la casta política les suponga una merma en influencia social y apoyo electoral.

Ante esta situación, los partidos progresistas han empezado a adoptar medidas de trasparencia, entre ellas la de decidir al candidato electoral a través de la fórmula de moda en la izquierda: las primarias abiertas. Una fórmula que han elegido los socialistas valencianos cómo intento de hacerse ver cómo un partido más cercano, más trasparente y abierto ante la ciudadanía y evitar que los otros partidos a su izquierda, Compromís y Esquerra Unida, le coman terreno. En estas primarias se enfrentaran dos candidatos: Ximo Puig, secretario general del PSPV, y Toni Gaspar, alcalde de Faura. No obstante, las primarias del PSPV-PSOE parecen ser una operación de marketing político, en lugar de una apertura real del partido a la ciudadanía.

¿Transparencia o marketing político?

Los socialistas valencianos parecen haber visto el ejemplo de sus compañeros franceses. El Partido Socialista Francés (PSF) en las pasadas presidenciales hizo algo sorprendente: que los ciudadanos que no eran afiliados ni militantes del partido pudieran votar a su candidato electoral. Se presentaron varias candidaturas, hubo debate y finalmente, como en cualquier votación, los ciudadanos pudieron elegir al candidato del PSF. Estos supieron vender esta abertura a la sociedad, a modo de primarias, y tuvieron éxito: su candidato, Françoise Hollande, ganó las presidenciales.

Este es el ejemplo, que quiere exportar, no ya solo los socialistas valencianos, si no el PSOE estatal, aunque no con un mecanismo tan abierto cómo en Francia. De momento, para medir el efecto político de las primarias, el experimento se probará en el País Valenciano. Una operación que se querrá vender cómo una aproximación a la sociedad, donde está podrá participar en la toma de decisiones del partido. Pero, todo indica que es sólo una operación política ¿Por qué?

Gaspar, el sparring de Puig

El PSPV se ha caracterizado históricamente por su cainitismo, por su tendencia a la disputa interna y al navajazo político. Pero, desde el último congreso de la formación progresista la tendencia ha cambiado. En el 12º Congreso de los socialistas valencianos se veían las caras el antiguo lermismo (es decir, los partidarios de la corriente del ex president Joan Lerma) representando por Ximo Puig contra el que entonces era secretario general del partido en el País Valenciano: Jorge Alarte. Y de por medio algún sector crítico, cómo el que representaba Francesc Romeu. Finalmente, Romeu apoyó la candidatura de Puig y este ganó el congreso con un 61% de los votos frente a un 35% que obtuvieron los partidarios de Alarte. Este se desentendió a liderar la discrepancia y optó por apartarse progresivamente de la primera línea política. A partir de ahí, el nuevo y actual secretario general del PSPV unió el partido e integró a parte del alartismo bajo su liderazgo. Los críticos a su gestión solo fueron el vice-secretario del PSPV, Francesc Romeu y Toni Gaspar, de los cuales el primero ha rechazado plantarle cara a Puig.

El segundo, Toni Gaspar es el que más crítico ha sido. Aspiró a convertirse en secretario general del PSPV en la provincia de Valencia, pero no fructificó su aspiración al ganar el candidato oficialista José Luis Ábalos. Gaspar, que formaba parte de la familia alartista, sólo cuenta con el apoyo de la diputada Cristina Moreno, la plataforma Auna (integrada por unos cuantos alcaldes, entre ellos el más destacado es el de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, que apoyaron a Alarte en el 12ª Congreso) y de las comarcas del Camp de Morvedre, la Vall d’Albaida, l’Horta Sud y Utiel Requena. Su problema es que no cuenta con apoyos en la provincia de Castellón y en Alicante, a excepción de los ediles díscolos del ayuntamiento de Alicante. Puig cuenta con el resto de apoyos.

Ante una desventaja clara en los apoyos, lo único que puede hacer ver que es un enfrentamiento real es el discurso. Pero, el de Gaspar no contiene diferencias con el de Puig, exceptuando el reclamo del relevo generacional, ya que en las entrevistas concedidas no propone nada distinto a su compañero y rival y apoya las medidas que este plantea. Sin discurso alternativo aparente, y con desventaja significativa en los apoyos, Gaspar parece erigirse como el “sparring” de Puig, alguien que actúe como contrapeso a Puig, que refleje un aparente debate, pero que no pueda poner en apuros al candidato oficial ¿Una operación de marketing político? A principios de marzo se constatará.

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