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Voces desde Siria: Europa, actúa ahora o calla para siempre

Imagen tomada en Alepo cedida por un refugiado sirio en España, cuyo caso ha llevado Accem. La foto la envía su hermano, que todavía sigue en la ciudad siria.

Santiago Gómez-Zorrilla

Área de Campañas y Comunicación de Accem —

A principios de abril el número de refugiados y refugiadas sirias en Líbano alcanzó el millón de personas, la cuarta parte de la población del país. Nueve millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en Siria a causa de la guerra. De ellas, 2,5 millones han podido cruzar la frontera.

Hasta el momento, Europa ha recibido aproximadamente a 81.000 refugiados, menos del 4% del total. La mayoría de ellas han sido acogidas por Suecia y Alemania. En España, entre 2011 y 2013, se registraron un total de 1.076 solicitudes de asilo.

Datos que hablan por sí solos.

Una vez más, son los países vecinos los que asumen la mayor parte del peso ante una situación de emergencia humanitaria como la que se vive en Siria. Es en Líbano, Turquía, Jordania, Egipto e Iraq donde han tenido que ponerse a salvo la mayoría de los refugiados, pero estos países no pueden enfrentarse solos ante una situación así. ¿Dónde está la 'comunidad internacional'?

Europa Actúa Ahora

Ante esta situación, más de 100 organizaciones sociales de una treintena de países europeos se han unido en torno al Consejo Europeo de Refugiados y Exiliados (ECRE) en la campaña “Europa Actúa Ahora” (Europe Act Now) para exigir que Europa se comprometa de verdad y sin más pérdida de tiempo con la protección de las personas que huyen de la guerra en Siria.

Para ello, hacen un llamamiento a la ciudadanía para firmar una petición en la que se reclama a las autoridades nacionales y europeas que se proporcione un acceso seguro a Europa a los refugiados; que se proteja la vida de aquellos que llegan hasta los límites fronterizos europeos y que se facilite que las familias separadas por la guerra puedan volver a reunirse.

Desde la campaña, que en España dinamizan las organizaciones Accem, Cear y Rescate, se ha lanzado la iniciativa “Da tu Voz” (Give Your Voice) por la que se nos invita a ceder nuestra voz en las redes sociales (Facebook, Twitter) a supervivientes de la guerra en Siria.

El objetivo no es otro que contribuir a que la voz de las personas refugiadas se extienda y se haga oír; amplificar el eco de su voz para que su mensaje llegue a más gente, que pueda hacerla suya y de ese modo conseguir la fuerza suficiente para presionar a los líderes europeos para que tomen medidas eficaces para la protección de las víctimas.

Para que se escuche la voz de Farah, una mujer con 32 años y dos hijos, que escapó a Líbano con su familia y que ha tratado sin éxito de conseguir un visado para llegar a Alemania.

Para escuchar a Mohamad, estudiante de 24 años, que por su origen kurdo tuvo que huir con su familia hasta que llegaron a Bulgaria, donde tampoco recibieron precisamente una calurosa bienvenida.

La voz de Azmi, sirio de 26 años que tuvo que dejar a su mujer y a sus hijos en Egipto mientras él intentaba abrir camino y dar el peligroso salto a Europa por mar. Ahora, tras mil obstáculos, no ve el modo de reunirse de nuevo con su familia.

Más allá de las palabras: actuar o actuar

El compromiso con las personas refugiadas, establecido en la Convención de Ginebra en 1951, con una Europa conmocionada por lo ocurrido en la II Guerra Mundial, puede y debe materializarse en medidas concretas, que se pueden y se deben tomar siempre y cuando se quiera ir más allá de las declaraciones de salón expresadas con gravedad y gesto circunspecto.

Se puede y se debe facilitar el acceso de los refugiados a Europa a través de una política generosa de expedición de visados, desde las sedes diplomáticas existentes en los países vecinos de Siria, como es el caso de las delegaciones españolas en Líbano o Turquía.

Se puede y se debe poner en marcha un plan europeo potente de reasentamiento para los refugiados y refugiadas sirias, que suponga un alivio real a la situación de los campos de refugiados de los países limítrofes.

Se pueden y se deben flexibilizar las condiciones y los procedimientos para acceder a la reunificación familiar. La norma únicamente establece la reagrupación familiar automática para el cónyuge y los hijos menores a cargo. Para los padres y madres, para los hermanos o para los hijos mayores de edad es mucho más complicado. Comprometerse con los refugiados sirios es facilitar que las familias desgarradas por la guerra puedan volver a reunirse en un lugar seguro.

Las consecuencias de cerrar las puertas a los refugiados

Cuando estas vías no existen, se buscan otras, más difíciles y mucho más peligrosas: en 2013 al menos 250 sirios se dejaron la vida en el mar cuando intentaban llegar a Europa.

Travesías por el Mar Egeo o el Mar Mediterráneo a bordo de precarias y pequeñas embarcaciones o grandes barcazas atestadas de gente con una misma idea.

Un viaje por el mar que marca la frontera sur en Europa en el que en los últimos 20 años se han dejado la vida al menos 20.000 personas. Ese viaje ahora también lo emprenden los refugiados de Siria.

Las estadísticas del Ministerio del Interior de Italia muestran cómo Siria se convirtió en 2013 en el primer país de origen de las personas llegadas por vía marítima a sus costas, registrándose la llegada de 9.805 personas.

¿Lampedusa, octubre de 2013? En el segundo de los dos terribles naufragios de esos días cerca de la isla italiana, la barcaza trasladaba a 200 personas de origen sirio y palestino. Fallecieron al menos 34.

El acceso por tierra no es más fácil. En el pasado mes de febrero trascendía la noticia de cómo se había cerrado durante horas la frontera en Melilla entre España y Marruecos cuando un grupo de familias sirias intentaban rebasarla. Proceder de un país en guerra y tener derecho a solicitar protección internacional no fue suficiente motivo para poder entrar.

Estos hechos revelaron algo de enorme gravedad: los refugiados sirios no están viendo garantizado su derecho a solicitar asilo en las fronteras europeas y españolas.

Imitando el ejemplo de las vallas de Ceuta y Melilla, Bulgaria anunció hace algunos meses que elevaría una barrera de 30 kilómetros de longitud y tres metros de altura para frenar el paso de refugiados de Siria a través de la frontera con Turquía. Grecia ya lo hizo, con una alambrada de 10,3 kilómetros y cuatro metros de altura.

Todo esto antes de conseguir acceder a Europa. Una vez dentro, no acaban los problemas, pero la situación de los refugiados y refugiadas sirias en la UE merece un análisis específico.

La Unión Europea debe definirse. Decidir si su compromiso con los derechos humanos y las víctimas de la guerra va más allá de las palabras.

La UE cuenta con instrumentos específicos para afrontar situaciones de afluencia masiva de desplazados ante un conflicto armado. Pero lo cierto es que hasta ahora no ha decidido activarlos. Tampoco ha puesto en marcha ningún programa específico, suficientemente dotado en medios económicos y humanos, para afrontar el desafío de dar una adecuada respuesta a las necesidades de los refugiados sirios.

La puerta que deja Europa es muy pequeña y llena de obstáculos que impiden el paso. Y casi siempre está cerrada.

Más de tres años de conflicto armado. Más de 130.000 personas muertas. Se estima que más de 4 millones de refugiados fuera de Siria a finales de 2014.

La Unión Europea debe decidir: o actúa ahora o que calle para siempre.

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