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Piden investigar a la Guardia Costera griega por su presunto intento de hundir una barca con refugiados

Aitor Sáez

Atenas —

“La Guardia Costera helena niega categóricamente los artículos en la prensa extranjera, así como el material audiovisual publicado, en los que presuntamente una patrulla de la Guardia Costera helena trata de hundir un bote cargado de refugiados”. Así comienza la nota emitida por el Ministerio de Asuntos Exteriores griego sobre las acusaciones tras la divulgación de un vídeo en que parece apreciarse a un guardacostas griego tratando de pinchar una lancha con cerca de 60 refugiados a bordo.

Esa ha sido la única reacción por el momento del Gobierno griego. Ninguna aparición ni declaraciones de representantes políticos ante unas imágenes que ponen en entredicho el papel de los equipos de vigilancia helenos. Tampoco la prensa helena se ha hecho eco de la polémica y el vídeo no ha suscitado debate alguno en Grecia.

Ante esa atenuación mediática: una tibia respuesta oficial. El breve comunicado oficial justifica que “la tripulación empleó el anzuelo náutico –la larga vara con un gancho en el extremo– para acercarse a la pequeña embarcación” y detalla entre paréntesis que “esa herramienta se usa para ese propósito según las técnicas y prácticas internacionales de pesca”.

Asimismo, la nota considera “contradictoria” la acusación por ser “incompatibles con los valores de nuestra cultura y absolutamente deplorable cuando la Guardia Costera helena ha rescatado este año a algunos de los 90.000 refugiados en las operaciones desplegadas en el mar Egeo”. Algunas de estas maniobras se realizan en coordinación con la marina de Turquía, como en este caso, en que “los guardacostas turcos asisten en el rescate alumbrando y facilitando las tareas con un foco de luz”, aunque el texto niega que se produjese “un intercambio relevante de diálogo entre los responsables de ambos equipos de guardacostas, como se presentó en los artículos en la prensa turca”.

Según esas informaciones, el almirante turco, Hakan Ustem, pidió supuestamente a su colega griego “ordenar a su equipo parar con esos actos”. El vídeo muestra cómo la propia Guardia Costera turca rescata más tarde ese bote una vez el buque griego abandona el lugar. A mediados de agosto un pescador turco publicó otro vídeo que recogía el naufragio de un bote después de ser interceptado por un buque heleno. El pescador aseguró haber visto a los guardacostas “golpear la lancha con un palo”. A comienzos de septiembre la cadena CBS emitió otro vídeo en que se aprecia una escena similar pero con una lancha sin identificar.

Denuncias de 'devoluciones en caliente'

Éstas no son las únicas acusaciones a las que se enfrenta la Guardia Costera helena. Un informe de Human Rights Watch (HRW) de octubre denuncia la presencia de “hombres armados enmascarados” alrededor de las islas griegas buscando botes de refugiados y haciéndoles recular, a veces quitándoles los motores. El documento se basa en nueve testimonios y, en concreto, en dos episodios ocurridos el 7 y el 9 de octubre, en que “los atacantes supuestamente desactivaron los motores de varios botes e incluso agujerearon el inflable.

Algunos fueron arrastrados hasta aguas turcas“. Para la representante de HRW en Grecia, Eva Cosse, estas ”acciones criminales requieren una respuesta urgente de las autoridades griegas“ y exige abiertamente ”una investigación del Gobierno heleno a la Guardia Costera“ por su posible implicación en estos incidentes que ”un viaje ya de por sí peligroso, sea más probable que resulte en muerte“.

Las propias Naciones Unidas han exigido explicaciones a Grecia en repetidas ocasiones. La última a finales de octubre en una reunión del comité de Derechos Humanos para analiza un informe del país del año anterior. Uno de los expertos exhortó a la delegación griega a presentar nuevas actualizaciones sobre la investigación de dos de los casos de push-backs (devoluciones en caliente) más conocidos: el “caso Praggi” en 2013 y el “caso Farmakonissi” en 2014.

En la misma línea, preguntó sobre el conocimiento de la confiscación de bienes personales y agresiones con porras eléctricas por parte de las fuerzas de seguridad helenas, ya que “el número de quejas era demasiado elevado como para ignorarlo”. El representante de Grecia se limitó a responder que “se han tomado medidas para entrenar a las patrullas”, “se ha traducido al griego un manual de Frontex de buenas prácticas fundamentales para los guardias fronterizos” y “se han establecido oficiales para supervisar los derechos fundamentales”.

Ya en 2013, Amnistía Internacional, había denunciado ese tipo de prácticas en alta mar que se producían “de forma regular” desde hacía tres años. El informe advertía que el número de push-backs es “alarmante” y ponen en riesgo la vida de los refugiados. Otros refugiados entrevistados por este diario aseguran que también sufren agresiones por parte de las autoridades turcas.

Críticas a la actuación policial turca

“Cuando partimos de la costa, los guardias comenzaron a dispararnos bolas de goma desde tierra”, cuenta nervioso un joven sirio pocos segundos después de alcanzar suelo europeo en una playa la isla griega de Lesbos. “A la mierda Turquía”, concluye enfadado señalando al horizonte.

Hasta cuatro refugiados corroboran el uso de ese material antidisturbio lanzado desde la costa turca hacia su bote, aunque ninguno habla de las embarcaciones de la Guardia Costera. Desde las playas de Behram, donde parten miles de refugiados al día, este diario pudo observar cómo uno de los botes se cruzaba con un buque de la armada turca y luego seguía su camino hacia aguas griegas.

Los esfuerzos de Grecia y la Unión Europea para que Turquía ataje el flujo migratoria no han surtido efecto. El último intento se produjo el miércoles pasado con una visita del primer ministro heleno, Alexis Tsipras, a su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, y el presidente Tayyip Erdogan, en Ankara. Una reunión que sirvió para lograr un cierto acercamiento pero que culminó sin ningún compromiso para crear puntos de registro de refugiados en Turquía, la principal solución que propone Atenas para “poner fin a la tragedia humanitaria en el mar Egeo”, que sólo en octubre perdieron la vida 714 personas.

Precisamente en ese encuentro –celebrado por los medios helenos como una oportunidad de acercamiento entre dos países históricamente enemistados– las autoridades turcas mostraron el vídeo grabado el 12 de noviembre al vice-almirante de la Guardia Costera helena, Athanasios Athanasopoulos, quien, según la prensa turca, quedó “chocado” y se comprometió a “tomar las medidas pertinentes”. Dos días más tarde el Instituto Turco para la Diplomacia Pública sacaba a la luz las imágenes. El Gobierno griego todavía no ha emprendido ninguna acción frente a la enésima acusación contra la Guardia Costera.

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