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Huelga de hambre de sirios bloqueados en Melilla para pedir su traslado a la península

Algunas de las personas de nacionalidad siria que han pedido asilo sostienen el documento que han entregado en la Delegación del Gobierno en Melilla. | José Palazón - Prodein

Gabriela Sánchez

Desde hace meses, cada día abren los ojos con incertidumbre en el estómago. La angustia derivada a la desinformación, denunciada por las personas de origen sirio llegadas a Melilla, se suma a la carga de ansiedades que acumulan a sus espaldas. Quieren salir de la ciudad autónoma para continuar su viaje, pero no pueden. Ni saben cuándo les permitirán hacerlo. Y empiezan a hartarse: cerca de 15 sirios han iniciado una huelga de hambre en Melilla para solicitar al Gobierno su traslado a la península e información sobre este proceso, después de permanecer bloqueados hasta ocho meses en la ciudad autónoma.

Los potenciales refugiados que han iniciado la protesta no han solicitado asilo en España porque, aseguran, desean hacerlo en otros estados europeos donde dicen tener familiares y temen ser devueltos en el caso de hacer el trámite en este país.

Piden una fecha, una estimación sobre cuándo el Gobierno espera dejarles continuar. Un “de qué depende”.  Pero no lo reciben. El hecho de no haber solicitado protección en Melilla es el motivo por el que el Gobierno no tramita el traslado de estas personas con la misma celeridad con la que ejecuta el trámite de aquellos sirios que han realizado su petición. Mientras las personas que han demandado asilo por lo general están logrando salir de la ciudad en un breve periodo de tiempo y acceder a, como muchos de ellos le llaman, la “España de verdad”, la que les permitiría continuar su viaje a Europa central.

Los jóvenes, después de permanecer hasta ocho meses en Melilla, han decidido transmitir su hartazgo sin probar bocado. El grupo de sirios, con la ayuda de la ONG Prodein, ha registrado una carta en la Diputación del Gobierno en la ciudad autónoma para solicitar información acerca de “la situación legal y administrativa y de la evolución de sus expedientes”, así como la aceleración de los trámites de traslado“ para ”salir por fin del encierro al que están sometidos“.

“Aunque son refugiados de Siria, no desean solicitar asilo en España”, exponen en su escrito. La razón se encuentra esperando en aquellos países que ansían alcanzar. Según aseguran, tienen familiares en otros estados europeos, y es allí, junto a ellos, donde quieren estar.

La normativa europea, a través del reglamento de Dublín, obliga a los solicitantes de asilo a quedarse en el primer estado miembro que pisan. Sin embargo, la actual crisis de refugiados ha dejado en entredicho la eficacia de esta directriz debido a la imposibilidad de que los principales estados de entrada a Europa (Grecia e Italia) puedan atender a los cientos de miles de personas que han alcanzado su territorio este año.

Las condiciones del CETI, otra de sus preocupaciones

Tampoco las condiciones del lugar donde están acogidos, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), les facilitan su espera, según traslada el portavoz del grupo de sirios. Aunque su ocupación ha disminuido mucho en los últimos meses debido al incremento de los traslados a la península de aquellos que sí piden asilo, continúa superando su capacidad en unas 200 personas (en septiembre la triplicaba).

La falta de personal, la inexistencia de infraestructuras adaptadas a las familias, la sustitución de habitaciones por grandes lonas para poder acoger a todos los que allí se hospedan y la conflictividad que se genera en ocasiones en el interior o los alrededores del centro son algunas de las razones más criticadas por los potenciales refugiados.

No son los únicos que lo critican. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) ha advertido que el CETI de Melilla “está muy lejos de cumplir las directivas europeas y otros instrumentos internacionales de Derechos Humanos”, aseguró recientemente su representante en España, Francesca Friz-Prguda en una entrevista de Europa Press.

Una de las posibilidades propuestas como solución pasa por convertir en el CETI se convierta en “lo que debiera ser”, en palabras de Friz - Preguda: un punto de primera acogida, que identifique a los migrantes y refugiados y, posteriormente y de forma rápida, derivarles al centro de la Península que corresponda, adaptado a sus características.

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