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Israel endurece el bloqueo sobre Gaza: los permisos de acceso caen un 75%

Protesta de los comerciantes de Gaza en el paso de Erez por la denegación de permisos de paso por parte de Israel, el 15 de agosto | FOTO: Isabel Pérez

Isabel Pérez

“La última vez que logré salir por Erez fue en abril. Esto está afectando a mi trabajo y tengo miedo de perderlo”, cuenta un trabajador de una ONG de ayuda humanitaria internacional de Gaza. Relata varias de sus experiencias cruzando la única puerta abierta al mundo para los gazatíes, el paso de Erez bajo administración israelí. Para que puedan pasar al otro lado, las autoridades israelíes deben aprobar un permiso que, desde hace unos meses, cada vez es más complicado obtener. 

Si el pasado enero un 93% de las peticiones de cruce por Erez fueron aprobadas, la cifra ha ido disminuyendo con el transcurso de los meses, según los datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). “Disminuyó a un 83% de aprobaciones en febrero, al 57% en marzo, y un 24% en abril. En los últimos cinco años, la tasa de aprobaciones anuales ha variado entre el 72 y el 84%”, afirman.

En un ambiente enrarecido, de nerviosismo y también de incomprensión, los trabajadores y trabajadoras palestinas de organizaciones sin ánimo de lucro internacionales y de los diversos organismos de las Naciones Unidas, explican a eldiario.es la situación que viven desde principios de este año. Hablan sin nombres, prefieren mantenerse en el anonimato por miedo a las autoridades israelíes. 

“Estamos en una prisión. Yo siento algo así como que los israelíes nos quieren hacer pensar que debemos ser amables con ellos en vez de trabajar para los nuestros. Quieren que seamos neutrales mientras abusan de nuestros derechos”, continúa el joven.

No es el único. Otra joven trabajadora en ayuda humanitaria de una agencia de la ONU también ha advertido del incremento de rechazos en los permisos de viaje por parte de Israel. “Los problemas con los permisos suceden desde hace seis meses. A mi jefa, por ejemplo, se le acabó el suyo y obtuvo otro, pero al ir al paso de Erez los israelíes le obligaron a pasar un interrogatorio, a lo que ella se negó y tuvo que volver a Gaza”, asegura. La joven añade que incluso “hay gente que ha pagado las tarifas para cruzar Erez y se les ha denegado la salida”. 

La organización israelí Gisha, que vela por la libertad de movimiento de palestinos y representa a individuos y organizaciones en procesos administrativos legales, ha recibido en los últimos meses numerosas reclamaciones de residentes de la franja. “Todo esto dibujaba una imagen preocupante de la situación en Gaza e indica que el movimiento, ya de por sí severamente restringido, se ha vuelto incluso más limitado”, afirma la portavoz Shai Grunberg para eldiario.es.

Bloqueados también los comerciantes de la franja

Cuando el 15 de agosto la tensión se convirtió en queja, la Cámara de Comercio de Gaza organizó una protesta en la que al menos 200 comerciantes irrumpieron en el mismo paso de Erez, penetrando varios metros hacia Israel. “Yo tuve permiso de salida y entrada hasta finales de 2015, pero la última vez que pedí paso me dijeron que lo tengo prohibido”, cuenta a eldiario.es Rafaat, un comerciante gazatí.

Sostiene entre sus manos el recibo de pago de todas las tarifas que le exigieron abonar para dejar entrar sus mercancías: 7.164 shekels, más de 1.600 euros, fechado el 26 de julio. Sabe que entraron al puerto israelí de Ashdod, pero nunca llegaron a entrar en Gaza. 

La gran mayoría lleva años cruzando Erez, yendo a Israel para comprar mercancías y luego traerlas a Gaza. Así tratan de evitar las restricciones del paso de Karam Abu Salem (Karem Shalom en hebreo) que apunta Tabba'a, el principal paso de mercancías y bienes, incluidas las humanitarias.

Maher Tabba'a, economista de la Cámara de Comercio palestina en Gaza, resalta que la situación económica de la franja podría peligrar debido a la negativa israelí de dejar pasar a cientos de personas para realizar sus actividades comerciales.

“Israel está endureciendo el bloqueo, está estrangulándonos en la franja de Gaza”, asegura Tabba'a, y añade: “Muchos comerciantes han sido rechazados por ‘motivos de seguridad’. Se han retirado 1.500 permisos y tarjetas de hombres de negocios. Están prohibiendo la entrada de materias primas para las fábricas y 150 grandes empresas de Gaza tienen prohibido introducir mercancías al territorio o exportar por el paso Karam Abu Salem”, denuncia.

El rechazó de Israel a un alto cargo de la ONU

Las autoridades israelíes están rechazando permisos de personas que llevaban mucho tiempo viajando a través del paso de Erez, incluso trámites que habían sido aprobados. “El razonamiento para tal rechazo sigue siendo vago. No hay detalles adicionales y es, por tanto, indiscutible. Muchas de estas personas tienen que someterse a un 'interrogatorio de seguridad' como condición para el cruce”, explica Grunberg.

La negación de salida o entrada a Gaza está siendo extensa, y afecta incluso a altos cargos de la ONU, como Michael Lynk, Relator Especial de la ONU para la situación de los Derechos Humanos en los territorios palestinos ocupados, quien el 20 de julio en una declaración a los medios explicaba que había tenido que realizar su trabajo desde la capital jordana al no recibir respuesta de Israel para entrar en zonas ocupados.

“Esta falta de respuesta de Israel, el poder ocupante, es un tema de profunda preocupación dadas las obligaciones especificadas en la Carta de las Naciones Unidas para permitir a aquellos que representan la ONU disfrutar de privilegios e inmunidad en el territorio de los Estados miembros como necesario para el ejercicio independiente de sus funciones en conexión con la organización”, sentenciaba Lynk.

Ya en abril de este año, un informe del Comité Intermediario de la Oficina del Coordinador Especial de Naciones Unidas para el Proceso de Paz en Oriente Medio, señalaba que una mayor facilidad de movimiento para trabajadores de socorro tanto dentro como fuera de Gaza es “esencial para permitir que el trabajo humanitario siga sin impedimentos”. Sus páginas, además, advertían de que el espacio operacional para organizaciones que proveen ayuda dentro de Gaza “ha estado también bajo presión en los meses recientes”.

Supuestos casos de colaboración con Hamas

El argumento de Israel se aferra a la existencia de dos casos de supuesta colaboración de trabajadores de organizaciones humanitarias con Hamás. 

El 15 de junio, los servicios de seguridad israelíes detenían en el paso de Erez a Mohammed al-Halabi, director de operaciones de World Vision, una organización humanitaria. El director del Ministerio de Asuntos Exteriores israelíes, Dore Gold, envió una misiva a sus homólogos en todo el mundo afirmando que al-Halabi había revelado en los interrogatorios que “aproximadamente 7,2 millones de dólares al año” habían sido entregados al brazo militar de Hamas, aunque World Vision (WV) respondió que las cifras no concordaban.

“El presupuesto de funcionamiento acumulado de WV en Gaza durante los últimos diez años fue de aproximadamente 22,5 millones, lo que hace que la supuesta cantidad desviada (a Hamas) de hasta 50 millones sea difícil de conciliar”, ha señalado el propio presidente y Jefe Ejecutivo de la organización, incluyendo que al-Halabi fue director de las operaciones en Gaza solo desde octubre de 2014 y que anteriormente “solo gestionaba porciones del presupuesto de Gaza”.

Desde Gaza, Samir Zaqut, del Centro Al-Mezan para los Derechos Humanos, relata que la organización se encargó de la cobertura legal de al-Halabi los primeros 35 días y que registraron las torturas a las que fue sometido durante el interrogatorio. Según la Convención contra la Tortura de la ONU cualquier declaración obtenida bajo tortura no puede ser “invocada como evidencia en ningún proceso”.

El otro gran caso al que se aferró Israel fue el de Wahid al-Borsh, trabajador de PNUD en Gaza, a quien detuvieron en Erez el pasado 16 de julio. El ministerio israelí de Asuntos Exteriores alega que al-Borsh “actuó persuadiendo a directores de PNUD para priorizar la rehabilitación de hogares en áreas pobladas por miembros de Hamas”, añadiendo que fue él mismo quien lo confesó.

PNUD ha confirmado a eldiario.es que todavía no les han sido presentadas las evidencias de tales acusaciones. Israel lo culpa de haber transportado unas 300 toneladas de escombros a una localización perteneciente a Hamas en la zona norte de la franja.

“Los escombros en cuestión fueron transportados a su destino de acuerdo las instrucciones escritas del ministerio de Trabajos Públicos y de Vivienda de la Autoridad Palestina como el lugar donde debería ser. No se desvió el lugar de los escombros de su localización designada a otra de Hamas. Los escombros fueron entregados por PNUD en coordinación con la Autoridad Palestina a una área civil. No había señales de presencia de Hamas en ese momento”, confirman. 

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